sábado, 23 de febrero de 2019

EL ZURDO AMARILLO


 Se decía en el pueblo, que’l zurdo Amarillo
vía cáido de un pago lejano y tal vez,
contratao pa’l caso de “amansar” conciencias
pa’ unas elesiones dudosa pa’l juez

Yegó en un escuro tapao ¡qué pingazo!
como quien conchavo viniese a buscar,
paraba en la fonda de la caye ancha
que tenía por cierto, almacén y bar.

La primer topada la tuvo en “la feria”
con Zoilo, un resero, muy corajiador,
un quite y dos tajos jüeron suficiente
pa’ mostrar su astucia “el desocador”.

Desde aqueya tarde se hablaba del Zurdo
comparando a Coria y algún guapo más,
con el forastero, que muenta un escuro
mesmo que mandinga en la escurida.

Pero jué un domingo en unas cuadreras
que encontró otro brazo ágil y templao,
quitando de  hacha y a poncho el puntazo,
 un barbijo “El Zurdo” se yevó  marcao.

Cuentan los paisanos que “El Zurdo” Amarillo
se perdió del pago desde ese encontrón,
sin “domar” concencias a la paisanada
y el juez  con la duda  pa’ la votación.

Versos de Felipe Olivera Moreno 

EL PONCHO'E L'AMISTÁ


Yo amistá había trabao
siendo potriyo pueblero
con un paisano campero
ya de colmiyo cruzao.
A él también pa’ mi poblao
la suerte lo había traído
pero no echaba al olvido
la estancia en que nació
ese campo en que creció
y lo feliz que había sido.

Sabía un potro domar
o tender un alambrao
y manejar el arao
como también esquilar.
Yo lo sabía escuchar
cuando de aquello contaba
y por dentro renegaba
de haber nacido pueblero,
charlando con mi aparcero
horas enteras me estaba.

El tiempo se jue pasando
yo también m’hice paisano
y aunque no soy campechano
las tradiciones fui amando.
Con orgullo voy usando
a nuestras pilchas paisanas
y aunque hace rato las canas
asoman bajo el sombrero
algún malambo surero
aún zapateo con ganas.

El había conservao
entre su pilcha campera
un poncho que por mi era
secretamente envidiao.
En una punta bordao
con la estreya federal
contaba que un platal
esa prenda le costó
y siempre la conservó
porque’ra su capital.

Pero el final de su vida
a mi amigo le yegó
¡La pucha como dolió
la hora de su partida!
Mas su memoria prendida
en mi alma vivirá
jue tan linda su amistá
siempre lo recordaré
y muy presente tendré
su hombría y su bondá.

Al hombro izquierdo doblao
hoy yevo con mucho orguyo
aquel poncho que jue suyo
que yo tanto había almirao.
La viuda me lo ha osequiao
y me dijo esta señora:
“-Tomalo, es tuyo ahora
yo te lo doy, conservalo”.
¡Este es el mejor regalo
que’n mi alma se atesora.

Versos de Alberto Zárate

sábado, 16 de febrero de 2019

EL CANTO SURERO

¿Qué es “el canto surero”?
Y… asegún mi parecer
es entrenzar el ayer
y el hoy del hombre campero.
Pero también el pueblero
le aporta lo que aprendió,
que junto al que lo vivió
en la chacra o en la estancia,
le ingieren, en consonancia
lo que uno al otro le dio.

En esa interpretación
del pueta que se’splayó
y a lo crioyo describió
en muy rica esposición.
Es la fiel entonación
del hombre de la yanura
que no grita ni se apura
y no le pide a las almas,
de que lo ayuden con palmas
pues tiene su galanura.

Es la milonga campera
cantada sin titubeos
y adornada con floreos
que’s muy regional manera.
Es la rueda fogonera
o es un gaucho recitao,
y es el prolijo encordao
que’laboró un artesano,
pa’ un intérprete paisano
sin ningún cable enchufao.

Es lucir la vestimenta
con criterio y pulcritú
y mostrando su virtú
la dama cuando se sienta.
Es lograr audiencia’tenta
con mensaje bien medido
pa’ que quede un contenido
com’ofrenda’l soberano,
de nuestro canto pampiano
de azul y blanco sentido.
                             (12/10/2001)

Versos de Agustín López

jueves, 7 de febrero de 2019

UNA ATADA DE CARRUAJES

Uribe vengo a invitarlo
pa’l campo de los Quesada,
áhi van hacer una atada
y ayí podrá comprobarlo;
yo, no es por alabarlo,
usté tiene condiciones:
volantas, charré y vagones
se atarán con todo briyo,
yeve los cuatro tordiyos
y los zainos percherones.

Y también los Balmaceda
yevan las amansadoras
y del campo “Las Auroras”
unos carros de dos rueda’;
de la estancia “La Alameda”
-que son atadores viejos-
carros que yo le aconsejo
no es de perderse de ver.
Y otros que van a traer
gente que viene de lejos.

Se verán pingos y aperos
y atadores de primera,
es una leción campera
que dejaron los pioneros,
aqueyos viejos carreros
de nuestros antepasao,
también habrá entrecortao
unas curva’, unos zanjones
¡áhi están sus condiciones!
Demuéstrelas sin cuidao.

Ansí que mi amigo Uribe
acete y haga coraje,
las atadas de carruaje
usté las vivió y las vive
¡tal este amigo describe
a más de ser muy campero!,
maneja los cadenero’
que’s un lujo de decir
y con gusto hace lucir
sus carros y sus aperos.

Versos de Ángel F. Mele 

miércoles, 6 de febrero de 2019

DORADILLO CRUZAO


-Tata, deme ese potrillo
hijo’e la “pampa lobuna”
marca de Ciriaco Luna
de los Montes del Tordillo;
su pelaje “doradillo”
parece un choclo asoliao;
me gusta porque’s cruzao
del montar, pa’l lao del lazo
y tranquea de sobrepaso
como guanaco asustao.

-¡Es suyo! Le pega el grito
don Ceferino Cornejo;
desmonta de su azulejo
y ansina le habla al mocito:
-Dómelo muy despacito,
me está gustando pa’ güeno,
entre un año más o menos
de doma, su “doradillo”,
dé doble contra sencillo
al que le pongan el freno.

-Eso, Tata, será en vano:
¿parejero’e sobrepaso…?
Sepa que al primer lazaso
se cimbra y cambia de mano;
no dudo de que’s paisano
y que me quiso probar.
Yo lo voy a respetar…
en sus consejos me apoyo,
afloje, Tata, los rollos
porque se puede enredar.

Abarajo condiciones
que tiene el cruzao pa’ mí,
le hace buya el tongorí
como al trotar los garrones,
y retoza en ocasiones
relinchando contra el viento,
y se revuelca contento
en donde escarban los toros,
y tiene el lanzaso’el moro
en la punta del encuentro.

Condiciones pa’ guaciar,
corto’e ñudo y alto’e cruz,
en ese pingo a un ñandú
ni lo dejo gambetear;
solo me falta agregar
es “doradillo” y cruzao.
¿Saldrá como gallo asao…?
Pa’ más, que tiro en el suelo,
¡qué se rasque los brazuelos
con las borlas del bocao…!

Versos de Julio Secundino Cabezas