viernes, 22 de agosto de 2014

EL OVERO

Aura que me habla aparcero
de caballos distinguidos
de las costas del olvido
me relincha un parejero;
perdió el rastro de ese “overo”
más de un caballo mentao,
si habrá sido bien cuidao
que al escucharnos prosiando
se ha largao atravesando
la cerrazón del pasao.

Cuando recién agarrao
viendo a medio flor de cuero
que pensaba ser ligero
lo saqué pa’ mi recao;
aprendió a correr boliao
y, obediente a mis señales,
a echarse en los pajonales,
a saltar los alambraos,
y era el alma de un venao
atravesando chilcales.

Ni bien lo armaba cortito
que en un naipe galopiaba,
si a la cruz me le asomaba
se estiraba como un grito;
pa’l camino era infinito
viajando al trote chasquero
y hasta alegró algún alero,
más reunidito que un mazo,
al llegar de sobrepaso
como acunando el apero.

Había que verlo aparcero
columbrando esa frontera
tranco y tranco en la puntera
de un rosario de cargueros;
tanto arriar ganao matrero
se hizo diestro en los reveses
y con torada que a veces
clavando la uña emigraba,
le garanto que hasta andaba
por arriba de las reses.

Juntamos lejos con lejos
enhebrando rancheríos,
montes, arroyos con frío
y lagunas como espejos…
hoy lo encuentro en los reflejos
de un tiempo que el alma estanca,
y en una llanura blanca,
mansa de luna encharcada,
se me pierde en la mirada
con una moza en el anca.

Reservao que se encogía
con un pájaro en el lomo
vaya el diablo a saber cómo
se llevó mis alegrías…
cuando cimbrao por los días
me vi rondando taperas,
por el playo ande estuviera
desvelao entre los teros
ni los huesos del “overo”
blanquiaban en la frontera.

Versos de Osiris Rodríguez Castillos
                          -uruguayo-


Décimas inéditas, publicadas por Hamid Nazabay, en Revista De Mis Pagos (digital) N° 51, de donde las hemos tomado.

viernes, 1 de agosto de 2014

¡GUAAARDA CON EL PETISO!

Tengo un petiso “manchao”
un Marenco de bonito
y bien samputa el maldito,
varias veces me ha bajao.
Suave le pongo el recao
y ande acorreono la cincha
com’un escuerzo se hincha,
se bolea de costao
y se manda “un recortao”
que te hace volar la vincha.

Doctorado en mañerías,
licenciado mordedor,
un maestro pateador,
arquitecto en porquerías,
por eso en mañanas frías
pa’ evitar el corcoviazo
lo maneo, lo amordazo,
en el suelo lo he montao
y aunque lo saque trabao
siempre le queda un retazo.

Veinte años tiene’l clinudo,
ni de su sombra confea,
en el palo se guasquea,
cada mano es un peludo;
como ha quedado vinzudo
enyegua si se da el caso
pero, al ser de salto escaso
suele quedarse colgao
más nervioso y preocupao
que una monja con atraso.

…y me gusta su verdad
que ni a rebenque cambió
la yegua que lo parió
se llamaba “dignidad”;
defiende su libertad
toda su peticería.
Pienso, si como él sería
nuestra humana condición
a más de uno “del sillón”

le tiembla la estantería.

Versos de Omar Moreno Palacios

EL QUINTO GALOPE

Endispués de rasqueteao
y una buena cepillada
la capa bien colorada
me tenía retratao,
los cabos como emblecao,
un calco patas y manos,
mesmo como si un enano
le hubiera dao a pincel,
humillaba el chuzo aquel
cualquier relincho cercano.

Saque’l recao del galpón
como señora preñada,
las argollas arrastradas
de la cincha y el cinchón,
bufarroneó el redomón
que lo había dejao colgao
en una planta que al lao
estaba como pintada,
tanto pa’ una lluviada
como un sol entusiasmao.

Estirao como mugido
de ternero destetao
ensillo y queda el recao
como si juese un cumplido,
puse un cuerito sufrido
con la lana contra el pelo,
las matras como pañuelos
planchados por la patrona
y arriba de la carona
matrita de menos vuelo.

Basto porteño, encimera,
cincha de cuero que un día
un tal “Negro” Iguemendía
la construyó de primera,
estribos que yo me hiciera
de afición a lo campero,
cojinillo catrielero,
sobrepuesto y de dos vueltas
cinchón por manos resueltas
Oscar Irisar, platero.

Un bocao como badana
enantes le acomodé,
riendas y clinas tantié
como si fuese tu hermana,
lo amancorné y mi humana
persona sobre’l recao,
al ñudo que había echao
de un tirón lo desmañé,
salió cuando lo animé
las patas como un soldao.

Con un rebenque de argolla
de plata, le paino el tuse,
trompieza en los tacuruces
-que le’stá sobrando olla-;
antigua costumbre criolla
llevar el lazo adelante,
montar y bajar campante
hasta que’sté bien corriente…
se ha enredado mucha gente
y ya no estoy como enantes.


Versos de Omar Moreno Palacios