sábado, 31 de diciembre de 2016

PATIO DE RANCHO

Patio criollo, tradición,
que entre dos ceibos floridos
está de brazos caídos
el viejo sauce llorón.
Cautivo allí, un charabón
se va y vuelve a las gambetas,
y en esas horas tan quietas
en busca de algún charquito
un pato criollo, al tranquito,
va entre tinas y macetas.

Tiene un pozo con brocal
y una roldana chillona,
que aunque a veces desentona
su música es nacional.
Más que un pozo, es manantial
en sudar agua parejo,
y del fondo, que es espejo,
cuando lo están precisando
sube el balde cabrestiando
del trozo de un lazo viejo.

El horno, como de encargo,
para que alguno lo advierta
está con la boca abierta
en un bostezo muy largo.
Saboreando un mate amargo
contemplo unas torcacitas,
y si en muchas mañanitas
el horno traga más leña
es señal de que la dueña
espera muchas visitas.

Ese el patio del rancho
donde yo me empecé a criar,
y áhi supe diferenciar
un chimango de un carancho.
Un viento que cruza a lo ancho
me trae su recordación,
pues viendo al sauce llorón
añoro tardes inquietas
en que corrí a las gambetas
lo mismo que el charabón


Versos de Pedro Risso

HISTORIAS Y FANTASÍAS DEL VIEJO DON LUIS PAREDES

(Relato de humor criollo de 52 pies)
1
Voy a contarles a ustedes
si es que me da la memoria
un pedazo de la historia
de un tal mentao Luis Paredes;
mozo que anduvo en enredes
hasta con el Padre Eterno,
pero al fin, el mesmo cuerno
que da abundancia y fortuna
me lo guampó hasta la luna
y lo mandó pa’l infierno.
2
Sabía contar que su madre
una peona de lo’e Jonte
murió en la Guardia del Monte
al mes de morir su padre;
que a él lo crió una comadre
de su finadita abuela,
que falleció de viruela
pu’ayá en el año noventa,
y pa’ mi que por su cuenta
se quedó sin parentela.
3
Era más chueco y combao
que guampa de toro viejo;
en el andar desparejo
como tranco de mamao,
cáido de hombros, encorvao,
nariz grandota y bien chata,
cuando se reyiba agata
se le adivinaba un diente,
pero eso sí, más caliente
que una bombiya de lata.
4
Tenía más agachadas
que tero celando el nido,
un vestir más presumido
que china recién casada,
la camisa almidonada
y un pañuelo colorao,
el chambergo requintao
y pa’ cubrirse las patas,
usaba unas alpargatas
con más flores que un finao.
5
Poco y nada le costaba
tener algo que contar,
él nunca aprendió a cantar
pero lo mesmo cantaba;
cuando hablar emprensipiaba      
bien haiga -temeridá-
nunca por casualidá
en mentir se equivocaba,
y solo cuando cayaba
se arrimaba la verdá.
6
Vivía con una china
mal hablada y atrevida
que se ganaba la vida
praticando de endivina;
más sucia que una cosina
de fonda napolitana,
pero pa’ vivir, baquiana,
pues pa’atender la clientela
se trajo por parentela
una hijastra de su hermana.
7
Era él el que cobraba
la entrada al visitador;
-plata que iba al tirador
en el tirador quedaba-.
Nunca el naipe embarajaba
si no era con ventaja;
tenía un refrán: “a la paja
no hay que tentarla con fuego,
y si no ha ligao el juego
es mejor dirse a baraja”.
8
Cuando al boliche dentraba
y había algún forastero
lo saludaba primero
y después lo conversaba;
entonces le preguntaba
al hombre, dándose maña:
“y dígame… su compaña
el compadre Don Tomás?”,
y al contestar… “¿Qué Tomás?
áhi nomás pedía una caña.
9
Siempre buscó el entrevero
pa’ darle gusto al colmiyo
asao que daba el caudiyo
él se invitaba primero;
siendo mozo jue resero
de tropa mandada a Plaza;
y pa’ no olvidar la traza
en cuanto había eleciones,
si podía… dos capones
se los arriaba a las casas.
10
Y aura les ruego y les pido
atención por un momento;
va emprincipiar aura el cuento
que yo les había ofrecido,
más si por algún motivo
el cuento me sale errao
tendré que ser disculpao
pues hay cosas no inoradas
que no en todas las rodadas
se suele salir parao.
11
Pero pa’ ser valedero
este cuento que le hago
hay que pegar un güen trago
pa’ remojar el garguero;
vaya sirviendo pulpero
sin andar con más tardanza,
la plata sobra y alcanza
y es güena caminadora.
Bien haiga la tentadora
moneda de la esperanza…
12
Lo conocí al mencionao
en la estancia del “Mangruyo”.
Yo no sé en qué baruyo
andaba el muy condenao;
lo habían echao por zafao
con las hijas de un puestero;
después… supo ser mediero
pero pa’ nada sirvió,
hasta que al fin resolvió
hacer vida de pueblero.
13
Me pidió unas ocasiones
algunos peso’emprestao,
pero era desmemoriao
pa’eso de devoluciones,
siempre encontraba razones
pa’ poder salir airoso,
y lo que era más gracioso
me decía sin cesar,
de que no juera a pensar
de que él era algún tramposo.
14
Una vez que iba al descuido
un domingo de mañana,
asomao a su ventana
me lo vide al ‘indivuido’,
me gritó: “Gaucho atrevido
que pasa sin saludarme”,
obligándome a bajarme
pa’ ofrecerme un cumplimiento,
y entonce’el hombre al momento
emprencipió a’agasajarme…
15
Y comenzó la junción
entre cimarrón y trago;
y créanmé que fue alago
toda su conversación:
el hombre puso intención,
puso picardía y decencia,
puso algo grande: esperencia
que es patrimonio en el hombre,
y pa’ que alguno se asombre
puso más… que jue su cencia.
16
Estiró bien el cogote
y escupió por el colmiyo.
Sacó un trapo del bolsiyo
pa’ desgrasarse el bigote;
si alisó bien el gañote
con un trago de aguardiente,
se riyó mostrando el diente,
se acomodó en el asiento,
echó un eruto jediento
y habló del modo siguiente:
17
“-Echelé a la hebra un ñudo
y al burro dele más carga,
porque mi historia es más larga
que putiada’e tartamudo;
el güey nació pa’ guampudo
y el hombre en su beneficio
le hizo aprender un uficio
unciéndolo a la coyunda.
Campo que pronto se inunda
tiene mucho desperdicio.
18
Aquí, ande me ve sentao
pa’ dar resueyo a la vida,
tengo más vela encendida
que Santo recomendao,
pa’ desasir lo ya andao
Dios debe abrir nueva güeya,
pero, mientra no se eya
he de seguir el camino:
-Cuartiador de mi destino
alumbrame con tu estreya…
19
Tiene la pampa pradera
pero también tiene abrojo;
el maizal se hace rastrojo
después de la sementera,
tiene flor la primavera
y tiene escarcha el invierno,
tiene mando el Padre Eterno
que rige a la humanidá,
tiene el pueblo autoridá
y también tiene gobierno.
20
Si al gobierno le he nombrao
no se sorprenda aparcero;
yo también como el primero
he sabido ser soldao,
pero he también gobernao
aunque parezca atrevido.
una ocasión jui elegido
por goluntá de esta gente
para que juera Intendente
y gobernara el partido.
21
Se había peliao la opinión
yo no sé porque trompiezo;
pero eso sí, jue por eso
que les gané la eleción;
del Comité de la Unión
caudiyo era un tal Cimera,
de familia tandilera
y el otro, un mozo Videla
(hombre de muy poca escuela)
de los campos del Contreras.
22
 Dité leyes y ordenanzas
hasta pa’ dar y emprestar;
supe hacerlas respetar
sin acetar alabanzas,
la Ley no tiene mudanzas
y hace todo valedero,
al gaucho como al pueblero
mide su insinia sagrada;
pa’l Comisario es la espada,
la balanza pa’l pulpero.
23
Y pa’ ser más diligente,
el día de la asención
hice tocar “atención”
y hablé del modo siguiente:
<-Mando yo, el Intendente
y supremo de este ejido,
que nadie quede inivido
de vivir como le cuadre,
lo mesmo el hijo que el padre
la esposa como el marido.
24
Queda el castigo abolido
pa’ todo el que se emborracha;
pa’ saber si el vino empacha
tiene que haberlo bebido:
Cristo, asegún tengo oído
cuando juera ajusticiao
dejó bien recomendao
y al cristiano le previno:
Tomá un poco de mi vino
y salvarás tu pecao.
25
A naide debe faltarle
gayeta pa’ darle a un hijo.
Ordeno, mando y esijo
que al que le falta hay que darle.
Al perro no hay que pegarle
si es que uno quiere que ladre,
el Eterno ha sido el padre
que enyenó de hijos al mundo
y tuvo el dolor projundo
de no conocer su madre.
26
Solo han de pagar patente
las casas más concurridas
y que no tengan bebidas
pa’ un convite al concurrente;
la Ley, que es inteligente
en esigir se desvela
y solo busca y anhela
que el momento haya yegao
que contribuya el Estao
el Juez, la Iglesia y la Escuela.
27
Ha de pagar con prisión
todo Juez que dé un consejo;
aquel que estime el peyejo
que evite la discusión;
él no tendrá más misión
que de procurar el modo
de que nunca haiga acomodo
con la parte demandada
pa’ que al fin de la jornada
pueda quedarse con todo.
28
Pagará el cura una sisa
pa’ poder echar responso
-el fraile, al que nace zonzo
le saca hasta la camisa-.
La mujer pa’ dir a misa
debe tener su acompaña,
pero pa’ ser tal la hazaña
recurrirá a la Intendencia
y pagará  por la licencia
cada vez, un litro‘e caña.
29
Queda desde hoy clausurada
la Escuela de este partido.
Hombre sabio y escrebido
no puede ser gente honrada;
la escuela nunca ha dao nada,
y solo aprende el que es piyo,
el hombre franco y senciyo
solo debe de aprender
de que debe responder
al Gobierno y al caudiyo.
30
El que sea bolichero
tendrá que vender al fiao,
solo pagará al contao
el que sea forastero,
pero ante todo primero
deberá tomar medida
pues no será consentida
y ni multa perdonada
si no es bien selecionada
la clase de la bebida.
31
No habrá más puerta cerrada
que el colegio y la alcaldía,
pues, a partir de este día
la gente ha de ser honrada;
tendrá que ser respetada
la goluntá del que es pobre,
pues, aunque nada le sobre
debe tener a su lao,
caña, tabaco y asao
y en el bolsiyo algún cobre.
32
Pa’ marcar hacienda ajena
no habrá que pedir licencia,
solo habrá que tener cencia
pa’ saber elegir buena.
Pues, no ha de valer la pena
de tomarse ese trabajo
si hay que apartar a destajo,
y animal flaco se deja.
Si la hacienda es despareja
el precio se viene abajo.
33
Queda desde hoy librada
el juego y la casa grande;
no habrá ninguno que mande
ni vigilante en la entrada;
pero la apuesta acetada
debe pagar un derecho.
Al chancho se le da afrecho
pa’ ayudar su mantención
pero atrás va la intención
de sacarle algún provecho.
34
Pagarán doble patente
el dotor y el boticario
y así mesmo, el recetario
lo firmará el Intendente,
nunca es buen diligente
pa’ salvar cueros ajenos,
la botica y los venenos
parejos corren su suerte,
y el médico con la muerte
nunca se tiran de menos.
35
Todos deben amasar
la torta frita’e la vida:
el que no tenga, que pida
que pa’ todo ha de alcanzar;
el que no sepa trenzar
que pida emprestao el lazo.
No hay que hacerle al zonzo caso
si se mete a consejero,
y la honradez del pulpero
se mide en el fondo’el vaso.
36
A naide falte un terreno
pa’ poder hacer su rancho,
el desierto es largo y ancho
y todo cabe en su seno;
de una vez por todo es güeno
que al potentao se le esija,
que no estire la cubija
aunque la tela le sobre,
pues derecho tiene el pobre
también en la repartija.
37
En toda cuestión de herencia
se abole el procurador,
solo haberá un tasador
y nombrao por la Intendencia,
quien yene esta diligencia
será un cristiano decente,
pero pa’ ser más prudente
debo dejar alvertido
que debe ser elegido
ante todo, el Intendente.
38
Todo hombre tendrá misión
que cumplir en este ejido
quien no yene lo esijido
lo pagará con prisión.
Este dará mantención,
y otro acete la parada,
el mediero en su majada,
y el estanciero en su hacienda,
pero que naide pretenda
que el Intendente haga nada.
39
Todo cobro apercibido
debe ingresar al arario
y hasta el mesmo comesario
debe darse por sabido,
no podrá ser consentido
ni atropeyo perdonao,
y todo el que haiga pecao
debe pagar su delito,
y pagará por el pito
lo que el pito haiga costao.
40
Pa’l día’e las votaciones
se rejuntará la gente
y ha de salir Intendente
el que el suscrito propone;
solo votarán los peones
y la gente del Estao.
El voto ha de ser cantao
pa’ poder estar seguro,
pues siempre en el cuarto oscuro
sale algún equivocao>.
41
Todo esto dité a concencia
-puede creérmelo aparcero-
pero siempre hay un aujero
donde trompieza la cencia.
Lo digo por la esperencia
que es resera de los años;
no solo matan los daños
que nos depara la vida.
Mucho más duele la herida
que marcan los desengaños.
42
Y aquí me tiene amigazo
muy arrugao por la suerte,
hasta que quiera la muerte
darme el último guascazo;
yo aparcero, soy ocaso
de una tarde en agonía,
la voz de una sinfonía
que se eleva hecha canción
y la luz que en la oración
se esconde en la lejanía.
43
Pero Dios que es sabedor
de las cosas de este suelo,
me mandó pa’ mi consuelo
saber ser resinador.
Bienhaiga nuestro hacedor
que amadrina nuestro sino
mostrándonos el camino
que nos ha marcao la suerte.
Pulpería de la muerte
no abras tu puerta al destino…”.
44
Pegó un resueyo de aliento
y se abrió bien ancho’e patas.
Se miró las alpargatas
como arriando un pensamiento,
se revolvió en el asiento
y agarró la tabaquera,
sacó el mate’e la yerbera
y me ofreció uno más largo,
aguachento y más amargo
que zapayo’e vizcachera.
45
Le empezó a sudar la frente
y a cáirle baba’el hocico,
era seña que ya el pico
lo tenía bien caliente.
Se levantó de un repente
y marcando una gambeta
casi se me va de jeta
hasta que me agarró un brazo
y me pegó tal abrazo
que me crujió una paleta.
46
Pegó un grito la indivina,
yamándonos pa’l armuerzo,
aquí caigo, ayá trompiezo
yegó agata a la cosina;
agarró una media tina
y áhi se quedó acomodao,
cortó un pedazo de asao
persinándose el indino,
y empezó a’tracarse al vino
hasta quedar bien mamao.
47
Cuando lo vi bien dormido
me salí de la cosina
agradeciendo a la china
el buen trato recibido,
más eya que había albertido
cuala era mi intención,
se enyenó de confunsión
y guardándose la plata
dijo: “es pa’comprar una bata”
en la Tienda  “La Ucasión”.
48
Supe que había fayecido
de un mal que no tiene cura;
una especie’e matadura
mesmo del lao del vacido,
que la china se había ido
a poco de quedar viuda
a vivir con un tal Pruda
inquilino’e lo Avendaño,
que vivió una punta de año’
con una de “las Peluda”.
49
Ya les he contao a ustedes
confiao solo en mi memoria
un pedazo de la historia
del tal mentao Luis Paredes,
el que aura andará en enredes
hasta con el mesmo Eterno,
si es que “mandinga”, en un cuerno
no me lo tiene ensartao
y hace de él güen asao
en las brasas del infierno.
……………………………
……………………………
50
¿Pa’nde voy…?  rumbo a la suerte
por la güeya del destino
hasta doblar el camino
en direción a la muerte.
Resero que se ha hecho juerte
arreando sueño y quimera.
Ya se ha cerrao la tranquera
del campo de la ilusión.
¡Bien haiga la floración
de mi última primavera…!
51
…sirva otra güelta pulpero
sin mezquinanza ninguna…
se ha entristecido la luna
y se ha’grandao el lucero;
el cielo se ha puesto overo
y la loma se va hinchando,
la calandria le está dando
el güen día a la mañana
y un rayo de luz temprana
va por la güeya tranqueando.
52
Paisanos: yegó el momento
de dar fin a esta reunión,
más le dejo la espresión
de todo mi sentimiento,
pero pido si es que el cuento
les ha sido de su agrao
lo respeten al finao
y si es que a ninguno ofiendo
le recen al Reverendo
pa’ que lo haiga perdonao.


Versos de Enrique Uzal

martes, 20 de diciembre de 2016

VIEJO RESERO

Sin estribar; al galope;
bien requintao el sombrero;
prototipo de un resero
que ya con él se perdía,
Rómulo Álvarez volvía
de un viaje de un mes entero.

Contaba que lo agarró
un temporal desatado;
sin poder dormir; mojado,
duro de frío después…
¡Créanme que en todo el mes
ni las botas me he sacado!

Tendría casi noventa,
cuando por oírlo, un día,
le pregunté si sabía
de un camino, aquí en Vidal…
“¡Cómo no! el camino ‘rial’…
que en Arbolito nacía…”

“Si conoceré estos pagos…
Setenta años de resero,
sin más lumbre, compañero,
en mis noches de desvelo,
que las estrellas del cielo,
ni más reloj que el lucero.

Antes que corriera el tren
esto era casi un desierto;
usted viera que concierto;
el de las tropas bagualas
al balar entre los talas
en las ronda a campo abierto.

Marchando, si es que había luna;
rondando, si estaba oscuro;
día y noche, sin apuro,
¡Cuánta hacienda se acarreó
de acá, al Partido de Ajó
al Saladero de Luro…

Un año anduve en Monsalvo,
y al cerrarse el Saladero,
de Tuyú y Divisadero
a Plaza tuvimos que ir
sin bajarse, es un decir,
del caballo el año entero.

¡Aguas hondas! Todavía
me parece ver su brillo,
bañando el lomo al novillo,
que no hay res que no peligre
entre el Cañadón del Tigre
y los Montes del Tordillo.

Y cuántas veces nadando
en un pingo acostumbrado,
tanto el Quequén o el Salado
nos miraron con asombro,
vadear con la ropa al hombro,
a caballo al otro lado.

Varias veces llevé hacienda
de Juancho hasta San Luis,
cortando en dos el país
por el medio de la pampa…
¡Viendo pasto, cielo y guampa
yo era un resero feliz…!

Mi almohada fueron mis bastos;
mi cama siempre el recado;
mi techo, el cielo estrellado;
mi ambición, arrear y arrear;
mi orgullo, que al regresar
ni una res se había quedado…

La Yerba, Pozo del Fuego;
Los Naranjos, La Porfía;
Los Patrios, La Lobería;
La Loma Rica, Kakel;
Van desfilando en tropel
frente a la memoria mía.

El Durazno, El Vigilante;
Macedo, Tarrhué, Loncoy;
La Esquina de Arguas de hoy,
y otros, que ya ni me acuerdo,
vivirán en el recuerdo,
mientras que yo ya me voy…”

Yo pensé: no morirás!
aunque vuelen tus cenizas,
sobre esta tierra que pisas
y se esfume tu memoria,
seguirás vivo en la historia
del gaucho que simbolizas…


Versos de Eduardo Freije Sáenz

lunes, 28 de noviembre de 2016

EL GATIAO DE MEDINA

           (relato)
1
Era un tal Lucio Medina
criollazo como el mejor,
además buen domador
de la estancia “La Colina”,
de una raza muy genuina
campero bien apreciao,
supo tener un gatiao
que fue toda su alegría,
y en yerras y pulperías
un pingo muy codiciao.
2
Con el produto’e las domas
el hombre compró un campito,
y allí levantó el ranchito
apareao entre dos lomas.
Bozales, riendas, caronas
adornaban la cocina,
y otras cosas que Medina
tenía pa’ su quehacer,
gran pucha! si es pa’ no creer…
una esperanza en la ruina.
3
Ya cerrada la oración
dispués que un chala pitaba
pa’l catre se refalaba
aunque no era dormilón;
la pava sobre el fogón
había quedao silenciosa,
y alguna estrella brillosa
juguetiaba tras del cerro,
oyó tañir el cencerro
en forma muy sospechosa.
4
De un salto cayó parao
y se vistió de un tirón,
dispués manotió el facón
que estaba sobre el recao,
de tarde lo había dejao
mientras cortaba unos cueros,
y ya con el caronero
bien cauteloso y alerta
¡iba entreabriendo la puerta
pa’ divisar el sendero!
5
Al salir quedó agachao
costiando una cinacina,
viendo un bulto que camina
en dirección al gatiao.
Ya mesmo quedó enterao
de lo que iba a pasar,
jamás podría dudar,
estaba bien alvertido
que a su pingo más querido
se lo querían robar.
6
Cuando aquel bulto cruzó
por detrás de la tropilla,
Medina, cuasi en cuclilla
hasta su pingo llegó;
las madrina conocío
a su dueño en el istante,
cuando el grito vigilante
le dio de pronto algún tero
y al darse vuelta el cuatrero
Medina estaba adelante.
7
Cuando se gana el tirón
en un trance tan audaz
al más mentao y capaz
le hace bulla el corazón.
Y al cuatrero en la ocasión
al sentirse descubierto,
desmontao, a campo abierto
no es muy fácil disparar,
solo le resta peliar
o si no, darse por muerto.
8
El hombre andaba de a pié
con el caballo’e la rienda,
que en el claro de una senda
reflejaba un pangaré.
“De alto… ¿quién es usté…?”
Un grito quedó flotando,
se jue pa’tras reculando
con intención de montar…
Y a otro palo fue a parar
una lechuza chistando.
9
Medina jue como luz,
no menos lo jue el cuatrero,
cuando uno y otro acero
tráia un destino de cruz.
La tropilla en el tras luz
con inquietú se alejó,
solo el gatiao se quedó
como mirando la escena
bajo esa noche serena
donde su dueño pelió.
10
El cuatrero ya finao
quedó en el suelo tendido
y Medina, mal herido
quiso buscar el gatiao…
caminó como enredao
con el facón de testigo
y al verlo cerca a su amigo
palmiándolo de ante mano
le dijo: “No importa hermano,
vos te quedaste conmigo”.
11
A Medina lo enterraron
-vino a saberse dispués-
dejando aclarao el juez
del modo que lo mataron.
Hay un árbol que plantaron
en el lugar que cayó,
un resero lo encontró
al despuntar ese día
y antes de morir decía
lo que esa noche pasó.
12
Poco después el gatiao
fue festín de los caranchos,
murió en la tranquera’el rancho
donde supo estar atao.
Un día que estaba echao
se quedó como dormido,
la boca abierta, sumido
como relinchando al dueño
y en el galope de un sueño
se jue con rumbo al olvido.

Versos de Rafael Bueno

Y NUNCA SUPE POR QUÉ...

Bien surero su recao
a la argolla de la cincha,
en las clinas una vincha
con dos moños colorao;
los bastos muy levantao
de adelante como atrás,
media pasuca, al compás
sacudía la picana
la menor de las Maidana
que fue novia de Alcaraz.

Como no soy tan quedao
ni tengo la lengua atada
ya le pegué una palmada
en el tuse, a mi tostao,
y cuando estuve a su lao
le dije: “¡Qué cutis, Ñata!
¡Qué par de espuelas de plata!
¡Qué surtida está la tienda!
Hacele punta a la hacienda
que yo arreo la culata”.

Le dije en forma galana:
“Zaina negra, seme franca,
¿de qué manada potranca
te escapastes, orejana?”
“-De la manada’e tu hermana”
me contestó, confianzuda,
sonriéndome la clinuda.
Sin ensayar argumentos
yo retocé de contento
al saber que no era muda.

“¡Que te tardaste en venir!
-le dije, entre otras cosas
que ya han carniao los Tolosas-
¡qué campo pa’ dividir!
¿Qué más te puedo decir?
Con tanta sabiduría
es tuya la estantería,
¿tiene dueño ese galpón…?
Soy goloso pa’l jamón
¡qué empacho me agarraría!”.

Como siempre bien hablao,
regular pa’l piropaje,
de achuras hice coraje,
me desmonté del tostao,
pa’ no pecar de atrasao
“¿Son tuyas?” le pregunté,
con la zurda manotié
como quién tiene una duda…
Se molestó la clinuda
y nunca supe por qué…


Versos de Julio Secundino Cabezas

miércoles, 23 de noviembre de 2016

A MELÓN Y FAMILIA

1
Hace tiempo que quería
espresarle lo que siento
a un paisano muy atento
que ‘stá en la memoria mía,
y ha querido que este día,
ya que estoy en un fogón,
pedirle a mi inspiración
que me ayude en este esfuerzo
para dejarle unos versos
a Don Rolando Melón.
2
De que’s un hombre campero
decirles, está demás,
y nunca se echa pa’tras
ni se agacha como el tero;
su rancho tiene un alero
donde’l paisano se sienta,
de largo ni sé la cuenta
pero a naides se le niega
y de curioso, el que llega
lo está mirando al “Pimienta”.
3
Su señora Doña Chela,
mujer buena y servicial,
siempre con el delantal
el trabajo la desvela;
hace tiempo que’s abuela
pero esto no l’acoquina
y al verla cuando camina
con ese tranco apurao,
es el retrato pintao
de la mujer argentina.
4
Mujer hecha a los rigores
como en los tiempos de mama,
y muy poco de su fama
han hablao los escritores,
han sido más sinsabores
que delicias y placeres,
se le han casao las mujeres,
“el viejo” anda con los potros,
y ella, de un lao pa’l otro
trajina con sus quehaceres.
5
El hijo mayor, “El Beto”,
primer fruto de ese tallo,
medio ariscón pa’l caballo
aunque le tiene respeto;
el destino en su trayeto
le dio un rumbo desigual,
por no lidiar un bagual
-aunque le sobra la vista-
hoy anda de maquinista
en Vialidad Nacional.
6
“La Tuqui”, “El Negro” y “Melucho”
hace tiempo que se han ido,
cada uno con su nido
se han casao, y no hace mucho;
cortito mesmo que pucho
es Guillermo, ¡la gran siete!,
pero hay que verlo en un flete,
si de pensarlo me arrugo:
le suelen llamar “Tarugo”,
reconocido jinete.
7
Serión y de pocas bromas
es el marido de “Chola”,
sus virtudes enarbola
porque no juega ni toma,
si parecen dos palomas
que el amor los ha’yuntao,
y “El Catango”, que’s soldao
‘ta cumpliendo la milicia
y aunque sea una injusticia
pasará un año pelao.
8
“La Barcia”, hija ejemplar,
de la familia un reflejo,
y es muy parecida al viejo
hasta en la forma de hablar;
también les voy a nombrar
en este verso campero
al “Quelito”, que es boyero
obediente pa’l mandao,
eso sí: es más empacao
que toro en un hormiguero.
9
González y un entrerriano
agrandan el parentesco
y pa’ tuitos les ofrezco
el aprecio de un hermano.
No precisa ser baquiano
si anda por esta estensión,
pero si es medio chambón
y no sabe como dir,
¡cualquiera le va a decir:
“Ayá, está el rancho’e Melón”.
                    (década de 1960)


Versos de Rafael Bueno

GENTE DE TRABAJO

El sábado amaneció
con tupidos nubarrones
y el tiempo se hizo opiniones
de si va a llover o no,
pero esto no incomodó
pa’ comenzar la jornada.
Se juntó la caballada
y entre la manga y tranquera
el ruido de las tijeras
sonó con gusto a tusada.

Durante todo ese día
se trabajó pa’l siguiente
demostrando aquella gente
saber muy bien lo que hacía.
El patrón, que dirigía
ordenaba la cuestión
y al mirar con atención
desvasar a los caballos…
al ver que rengueaba un bayo
le ató una cerda al garrón.

Y antes de que amaneciera
el domingo pa’ la doma…
churrasco, mates y bromas
adornaban la matera;
y porque el tiempo no espera
y la luz corre al lucero
ya todos se dispusieron
a comenzar sus labores…
los del lazo, acarreadores,
el que ensilla y palenqueros.

Y encaran pa’ los corrales
porque hay que clasificar
y por el nombre, anotar
a todos los animales;
antes, descuelgan bozales
y lazos, del corredor
y un buen apadrinador
el tiempo bueno… celebra
con un trago de ginebra
que alcanzó el anotador.

Y aura sí… no falta nada…
Se ha puesto en todo, cuidao…
los caballos bien ataos,
las espuelas destrabadas,
en el palenque amarrada
la bandera azul y blanca
y llega, luciendo en l’anca
un lazo nuevo, el patrón
con su felicitación
diciendo: “¡Mi gente es manca…!”.

Y cuando ya son la diez
y la fiesta se avecina
para empezar de las clinas
y no aflojar más… después;
será el aplauso, tal vez
para el flete o domador…
más yo que nací cantor
y aprendí a mirar de abajo
¡pa’ la gente de trabajos
será mi canto mejor!


Versos de Víctor Abel Giménez

COMO EL ABROJO

A Guillermito Melón, que a sus 13 años de edad,
bien se lo puede llamar un criollo de ley,
pues sabe defender nuestra tradición campera
en el difícil arte de jinetear, vayan de este humilde
poeta gaucho, los versos que por admirarlo le nacen
y que al brindarlos lo hace, no perdiendo la ocasión
de decir: ¡Felicidades, fuerza y mucho corazón!”

Voy a cantar, decidido,
si es que me ayuda la voz
para un jinete precoz
que’n Udaondo ha nacido,
el pago donde ha vivido
este modesto escritor
en un tiempo domador,
y les diré -por si acaso-
me defiendo con el lazo
sin ser un buen pialador.

Es un pichón argentino
que se llama Guillermito
y en los pagos anda invito
en lo que va del camino.
En este verso me inclino
porque le quiero cantar:
nadie se debe asombrar
es un jinete sin cuento
con mucho conocimiento.
Se lo puedo asegurar.

En fiestas tradicionales
hace honor al apellido
y es como abrojo prendido
al lomo de los baguales.
Tal vez no tenga rivales
de tan poca juventú
que defiendan la virtú
de nuestra raza campera
jinetiando campo ajuera
entre’l riñón y la cruz.

Chiquito, pero agrandao,
hoy demuestra su coraje
sin miedo de que lo baje
el potro más reservao.
Donde quiera que ha pisao
lo aplauden con alegría,
humilde, sin fantasía,
sin importarle la fama…
Así es esta gaucha rama
que tiene la Patria mía.

Nuestra gaucha tradición
no se ha de morir jamás
si hay un jinete capaz
como Guillermo Melón,
que defienda con tesón
las domas, potros y yerras,
que todo lo gaucho encierra
con el más hondo sentir
pa’ que no puedan morir
las costumbres de mi tierra.


Versos de Rafael Bueno

sábado, 27 de agosto de 2016

EL PATRONCITO

Recia estampa que esculpieron
el sol, la lluvia y los vientos,
corazón y sentimiento
que a campo abierto nacieron;
brazos fuertes que se hicieron
entre crines y entre guampas,
reproducción de una estampa
grabada a pura guapeza
que va perdiendo firmeza
en el cuadro de la pampa.

Tiene por “reino”, una estancia,
y por “trono”, un redomón;
su “culto” es la tradición
que modeló su arrogancia,
su perfume es la fragancia
del trébol y la gramilla;
su lujo es una tropilla,
su pasión, una guitarra
que sus manos como garras
con suaves notas, ensilla.

Vista ropas de rigor,
por toda joya un cuchillo;
tiene en su aspecto sencillo
la prestancia de un señor;
su gesto dominador
y su palabra medida
dan la impresión enseguida
de hallarse frente a un varón
que a impulsos del corazón
le va guapeando a la vida.

Hace punta su figura
en las más rudas jornadas
y se agrandan las peonadas
con su ejemplo y su bravura;
su varonil apostura
y su cantar de jilguero
lo han hecho luz de un lucero
que en madrugadas hermosas
alumbra sueños de mozas
que van buscando su alero.


Versos de Miguel Ángel Castagnino

domingo, 21 de agosto de 2016

EL BOLICHE DEL VENADO

Su nombre quedó grabado
entre carreras y tragos
y hoy es historia en el pago
“El Boliche del Venado”;
el tiempo se lo ha llevado
como una cosa cualquiera,
solo quedan a la vera
del camino que va a Pila
los recuerdos que desfilan
en medio de una tapera.

Un montón de cosas viejas
quedaron alrededor
en lugar del mostrador
y de las antiguas rejas,
las baldosas desparejas
de la cancha de pelota,
algunas botellas rotas,
escombros, huesos, ladrillos,
donde se esconden los grillos
y le gritan su derrota.

A las dos huellas iguales
de la cancha de cuadreras
las borran las vizcacheras,
los pastos y los cardales;
solo sombras fantasmales
de famosos parejeros
galopan por el potrero
y sus nombre favoritos
los repiten en sus gritos
las lechuzas y los teros.

Pero cuando muere el día
en medio de aquella calma
parece que vive el alma
de la antigua pulpería;
vuelve el fogón que encendían
y rodeaban los reseros,
pero a falta de yesqueros
hoy lo encienden las estrellas
y los rodean las huellas
que dejaron los troperos.

Vuelve a sonar la vihuela
que pulsaba el payador
y en el palenque hay rumor
de coscojas y de espuelas.
Todo eso en el aire vuela
sobre el sitio abandonado
cuando el viento del Salado
acaricia las barrancas
y llega trayendo en ancas
todo un hermoso pasado.


Versos de Miguel Ángel Castagnino

PION DE FIERRO

Te veo como hace mucho
molino rodiao de quinua
y a tu música continua
me parece que la escucho.
El recuerdo es un matucho
al que hoy le suelto la rienda
y en el potrero no hay senda
que conduzca hasta vos,
por siempre juiste y sos
el boliche de la hacienda.

Te veo en esas mañanas
en que el aire no se queda
y parece que tu rueda
diera güelta con más ganas;
o en las tardes alazanas
que al cerro bañan el lomo
cuando en un tímido asomo
y en tu espejo de agua clara,
se iban a mirar la cara
las hijas del mayordomo.

Queriendo matar la sé
en algún día sereno,
después de aflojarte el freno
por un vientito rogué.
Cuántas veces me bañé
en tu líquido profundo
y pa’ gozar sin segundo
esperé que anocheciese,
pa’ que ningún o me viese
como Dios me ha echao al mundo.

Una güelta te rompiste
y, cuando bajó el solazo
bajó el flotante su brazo,
la cosa se puso triste.
Un insulto recibiste
como si el culpable jueras
de las quejas lastimeras
que se oyeron con balidos,
manotones y mugidos,
cuatro jornadas enteras.

Después vino la alegría
con un despacioso arranque,
volviste a llenar el tanque
y a trabajar noche y día.
Volvió a salir a porfía
un torrente de tu caño.
Hizo sobre el travesaño
un hornerito su casa
y otra vez pediste grasa
con un alarido extraño.

Me hacés acordar al pión,
viejo pero voluntario
trabajando sin horario
por un sueldito pobrón.
Por eso, con emoción
después de andar por la vida,
vuelvo a vos de recorrida,
el corazón fatigao,
como el pecho colorao

al charco de tu bebida.

Versos de Luis Domingo Berho

sábado, 23 de julio de 2016

VISITAS

En marzo de 2010 me iniciaba publicando y administrando dos blogs (hoy son 5), y a la fecha han transcurrido 76 meses. En realidad el tema de internet me supera y me sorprende, y a lo muy poco que puedo usar por desconocimiento, trato de sacarle el provecho necesario para difundir lo que tenga que ver con nuestra cultura gaucha, fundamentalmente, a partir de la literatura, que podría decir -hoy por hoy- es mi campo.
El contador arroja que desde el inicio a hoy, hubo 323.000 visitas, lo que significa un promedio por mes de 4262, y llevado al día a día, 142 visitas diarias, lo que para mi, sinceramente es un número muy importante.
Gracias a todos los que llegan con la intención de encontrar o leer un verso, o recabar datos de alguna persona.
La Plata, 23/07/2016

Carlos Raúl Risso

martes, 19 de julio de 2016

EL TOBIANO COLORAO

-Con confianza muénteló,
se lo asiguro Cipriano,
usté ‘s hombre veterano
pero igual malcórneló,
dispacio tranqueeló
hasta que’l lomo ha’flojao,
dispués sí, ya no hay cuidao
puede floriarse ande quiera,
no le mueve una bajera
el “tobiano colorao”.

La boca como una seda
pero… ¡guarda! si hay contiendas,
como se afirma en las riendas
jamás apampao se queda,
y que se salve quien pueda
ligero es como un venao,
y si un toro se ha empacao
en el corral o el potrero
larguéseló al bulto entero
al “tobiano colorao”.

Ta’ domao en primavera
y salió flor de pingazo,
se que usté’s zurdo pa’l lazo
y lo usa a su manera;
a la izquierda ‘e la’sidera
usté yeva su trenzao,
capas lo tenga apurao
cuando entre al rodeo a enlazar,
¡es un lujo pa’ cinchar!
el “tobiano colorao”.

Es guapo pa’ galopiar,
se lo garanto Cipriano,
creo que hasta lo de Alvano
diez leguas han de quedar;
pa’ pior tuve que cruzar
el arroyo encajonao,
nadando como un pescao
repechó bien la picada;
es cruza y de güena alzada
el “tobiano colorao”.

Muchas gauchadas, Cipriano,
usté m’hizo a la distancia,
yo era muy nuevo en la estancia
y siempre me dio una mano;
por eso mi noble hermano
hasta su rancho he yegao,
¡le doy por adelantao!
y no se crea que’s broma:
hoy le regalo la doma
del “tobiano colorao”.

-Yo le agradezco Lucero
que me ha domao ese flete,
se que usté a más de jinete
es un amigo sincero,
su gesto de hombre campero
no se encuentra en cualquier lao,
yeve ese potro tostao
de aqueyos, el que se asoma,
un regalo por la doma
del “tobiano colorao”.

Versos de Ángel Feliciano Mele 

                             (Maipú)