viernes, 31 de enero de 2014

PITANDO'UN CHALA

Cigarro que se va en humo…
Igual cosa’es l’esistencia.
Como nuestra propia vida…
De poco a poco se quema.

Cuantas veces mi ha pasao
como al chala de mi tema:
dirme quemando por dentro,
estando entero por juera.

Otras veces, soy lo mesmo
cuando parece apagao:
hay puchos que no echan humo,
pero qu’están atizáos.

En cada traguito di humo
la cara se m’ilumina,
y a juerza d‘estar oscuro,
hay momentos qu’encandila.

Luz que s’enciende y se apaga:
muere y recobra la vida;
igualito a una esperanza
en los labios sostenida.
………………………………
Y como quien pita un chala,
se van la vida… los años…
Nunca falt’una esperanza…
a la que le cabrestiemos.

La vida, es un largo sueño
del que nunca despertamos;
cigarro i’chala que humea,
y dura…¡Dios sabe cuanto!

Versos de Félix Dardo Palorma

martes, 28 de enero de 2014

MUJER DE CAMPO

Hoy le canto a la mujer
que en rudezas campesinas
pasa una vida, sin finas
costumbres de pretender,
aquella, que con placer
una vaca, va a ordeñar,
pudiendo fácil manear
llenando el balde lechero…
y luchándolo al ternero
que no quiere cabrestear.

Mujer, que muy tempranito
con un poco de cereal,
a sus aves de corral
alimenta, en un ratito,
la que en algún rinconcito
hizo “quinta” de verdura,
punteando, la tierra dura
con vigor de una muchacha…
y a dos manos con el hacha
corta leña, con soltura.

A esa mujer, sin pereza,
que ayuda a su compañero,
en el corral, el potrero,
de a caballo, con destreza;
que no andará con rarezas
ni sus manos las mezquina
de tiznarse en la cocina
con cacerolas de sopa…
y aún lava toda la ropa
en un fuentón, o una tina.

La que no olvida de hacer
las tareas de la casa,
por eso unas horas pasa
en remendar… en tejer;
la misma que va a prender
el fuego para el asado,
y al asador, ensartado
puso un cuarto de capón,
que charquió con precisión
del garroncito colgado.

Campesina de “una pieza”
hasta ordenar un galpón,
y a la par del mejor peón
levanta bolsas que pesan;
no tiene delicadeza
si hay que entrar en el chiquero;
con práctica de un campero
si la ocasión se presenta,
ata un sulqui… y desenvuelta
sabe estaquear cualquier cuero.

Le canto por su simpleza
porque es como flor silvestre,
teniendo conciencia agreste
guarda dulzura y belleza;
mujer de campo, en nobleza
¡quien la pudiera igualar!
Matecito al aclarar,
Hogar que tan lindo ofrece
y este homenaje merece…
que así, le quise dejar.

Versos de Olga Rivero

domingo, 12 de enero de 2014

LA PICASA OVERA

Dedicado a Don Jorge Campos,
el dibujante más campero

En los pelaje’a mi ver,
¡muy lindo el “picaso overo”!
con las patas como tero
y hasta zarco, suelen ser.
Supe’n mis tiempo tener
una yegua muy ladina,
retacona, patas fina’,
criolla como Martín Fierro,
¡si hacía sonar el cencerro
pa’ sentirse más madrina!

¡Amalaya! si volviera
ver mis pingos entablao
con los cogotes cruzao
apretujando mi “overa”;
una reliquia campera,
sanitos de pata’y manos,
parecían orejanos,
sin ninguna cicatriz.
Era el hombre más feliz
paisano entre los paisanos.

Ni recordarme quisiera,
pero no puedo evitar,
me dan ganas de llorar
al acordarme’e mi “overa”,
si hasta por una sonsera
manotearla de pasada,
y en esas largas volteada’
me seguía como guacha
manchándome la bombacha
al rozar de su quijada.

Versos de Julio Secundino Cabezas

sábado, 4 de enero de 2014

EN MI RANCHITO QUERIDO

Cuando amanece la aurora
con sus tintes purpurinos,
cuando se escuchan los trinos
de la calandria cantora,
cuando el alma, soñadora,
siente un algo indefinido…
y el campo, humedecido,
despierta de su letargo,
yo estoy tomando el amargo
en mi ranchito querido.

Después ensillo el overo
con todo esmero y cuidado,
fijándome si está aseado
mi pobre y sencillo apero…,
Tranquilo calzo el sombrero,
monto y salgo al trotecito
en dirección al bajito
donde pastea la tropilla,
y al flamear de mi golilla
voy silbando un estilito.

Y allí, lleno de alegría,
sin malestares ni penas,
cumplo las rudas faenas
de la humilde hacienda mía,
luego, cuando muere el día,
y vuelve el ave a su nido
y el campo todo florido,
torna otra vez al letargo,
yo estoy tomando el amargo
en mi ranchito querido.

Autor desconocido

(Tomado por Mario Anibal López Osornio, a Amadeo de la Canal y Pedro Banegas)

Las décimas fueron recopiladas sin título

NO TE ENLOQUESCAAAS...!

(ranchera)
I
Cuando la toqué’nel anca
me tiró con una pata,
a la altura de la guata
vino otra pa’ mis males.
Los órganos jineteales
los pude salvar a gatas.

“Hay que joderse
pa’ componerse,
sino se jode
no se compone”.

II
La nombré, le pegué un grito
se dio vuelta redepente,
se me vino con los dientes
y no fue de salamenra.
Me rajó la corralera
¡la madre que te pariente!

III
Resoplaba la nariz
y me encaró manoteando,
meta silbo y esquivando,
la manotié del copete.
Hice mierda un caballete,
¡me despidió revoleando!

IV
Hecho culo en un rincón
mesmo que chancha perreada,
como en la pechera augada
le agarró una tembladura
y la carretilla dura
como tenaza encontrada.

V
Siempre ha sido flor de pinga
el frente y el anca daba,
suavecito le hablaba
y en donde la mano elija,
por ejemplo la verija
y ni siquiera mosqueaba.

“Hay que joderse
pa’ componerse,
sino se jode
no se compone”.

VI
“-Tal vez ha desconocido
y agarró pa’ la macana.
De seguro que mañana
la yegua se ha sosegao”.
“-Ninguna yegua, cuñao,
‘toy hablando de su hermana”.

Versos de Omar Moreno Palacios

LOS COLORAOS DE MAIDANA

Viene el lucero asomando,
juye la luna asustada,
de una estancia la peonada
al fogón se va allegando.
Un mensualito cantando
provoca a la madrugada,
va a buscar la caballada
que ha hecho noche en la barranca,
y es como sábana blanca
el pastizal con la helada.

Más tarde, cuando la aurora
besa con luz la cuchilla,
arrea un gaucho una tropilla
de coloraos, que enamora.
Lleva lazo, boleadoras,
bota de potro y culero,
tabaquera y buen yesquero
porque es gaucho preparao
de aquellos que en un volcao
dan contra el suelo a un ternero.

Se llama Antenor Maidana
el gaucho que he mencionao,
tiene doce coloraos
y la madrina es tubiana.
Es dueño de una paisana
más hermosa que el lucero,
la que en todo el pago entero
saben, se cortó su pelo
para bordarle un pañuelo
con las palabras “Te quiero”.

Antenor y su paisana
por el progreso avanzao
arriaron los coloraos
y la madrina tubiana
pa’una estancia muy lejana
cerca del Cerro Nevao,
donde un rancho han  levantao
hecho de barro y totora
donde esperan las auroras
con mate amargo y asao.

Versos de Paco Torres

jueves, 2 de enero de 2014

MEDIO CUATRERO

1
Cansao de comer peludo,
de comer pichi y ñanduces,
me dijo Juan: “¿y si al cruce
nos boleamo’algún coludo?”,
le contesté corajudo
que para poder carniar
seguro había que’star
una noche en la laguna,
y si hay suerte, con la luna
tal vez podríamos boliar.
2
Con un par a cada uno
de boliadoras potreras
detrás de unas cortaderas
nos ocultamo’oportuno.
Juan había visto un lobuno
que a la laguna bajaba,
muy bagual, pero que andaba
con unas yeguas mansonas
que parecían redomonas
porque una tusada estaba.
3
Después de buscar el viento
para no ser olfatiao
nos hayó la noche, echao,
pero con el óido atento.
De pronto, como un lamento
se oyó a lo lejo’un bufido,
y a Juan, que se había dormido,
lo desperté de tirón
diciéndole: “Dormilón,
¿a que mandinga has venido?”.
4
Ya había levantao la luna
cuando se escuchó el trotón
de las yeguas en montón
yegar hasta la laguna.
Juansito me dijo: “¡Ahijuna,
no te’ntrés a enloquecer,
vos las tenés que mover
antes que tomen mucha agua
que arriba de las enaguas
yo se las voy a poner!”.
5
Me corrí medio agachao
y como andaba de apié
con un grito atropeyé
revoliando entusiasmao,
le descolgué a un colorao
que ni vio mis boliadoras
gritándole: “Ahora, ahora,
asegure que se van!”
y alcanzando a ver que Juan
boliaba una yegua mora.
6
Ni bien le dije: “¡Boliaste!,
me contestó rezongón:
“¡la pucha que sos chambón!
¿cómo al montón le tirastes?”
Y entre diversos contrastes
y algunas bromas pavotas
me dijo: “Con las grandotas
áhi tenés sardina en lata,
y vos que andás medio en pata
podés sacarle las botas”.
7
“Yo viá sacarle el corrión
del riñón a la clinera,
y me dijo: “La encimera
sacásela vos, chambón”.
Le contesté compadrón:
“y las lonjas, ¿quién las pela’?
Pero él me dijo: “Vo’hacela
que cuando la seque el viento
te viá sacar unos tientos
como cuerdas de vigüela”.
8
Y así, con trampas y cueros
y bolas pa’ los baguales,
éramo’en campos fiscales
una yunta de cuatreros,
hasta que un invierno fiero
nosa dijimo’ “¡hasta otro día!”
y hoy, que lindazo sería
viejo Juan, volver a hayarte,
¡aunque tenga que vistiarte
de contento y de alegría!

Versos de Saúl Huenchul