miércoles, 28 de noviembre de 2012

DE NUESTRO SUELO

En la estancia “Pancho Díaz”,
partido de Punta Indio,
este homenaje le rindo
a un paisano de valía;
se maneja con maestría
porque es un hombre capaz,
campero como el que más
porque en todo se defiende
el paisano “Rulo” Méndez
de esa estancia, el capataz.

Lo conocí a este paisano
desde que era chicuelón,
hombre campero, gauchón
pa’ domar, muy buena mano.
Muy despierto, veterano,
y en la puerta del corral
al pialar un animal
demostró que no era flojo
y fue pegao como abrojo
en el lomo de un bagual.

De los trabajos camperos
pa’ Méndez todo es sencillo,
sabe carnear un novillo
sin pegarle un tajo al cuero.
Y si cuida un parejero
pa’ correr una cuadrera,
de convite o por bandera,
cuando le bajó los cueros
vio redoblao el dinero
con un matungo cualquiera.

Sabe amansar un bagual
y entablar una tropilla
y en el tiempo de la trilla
recoger algún cereal.
Conoce marcas, señal,
estao, procedencia y pelo,
trabajando sin recelo
con prolijidad y aseo
y apartando en un rodeo
con la ayuda de un siñuelo.

Trabajando de jurao
en más de cien jineteadas
donde es tarea muy sagrada
y un asunto delicao.
Yo lo he visto entusiasmao
y con lujo lo detallo
de la gente de a caballo
merece el mayor respeto
porque es muy justo y correto
al tener que dar un fallo.

En compañía de su esposa,
Doña Delia, su señora,
que con orgullo atesora
por lo noble y respetuosa;
su compañera hacendosa
que le regaló el destino
pa’ alumbrar a su camino
con un amor soberano;
así vive este paisano
de nuestro suelo argentino.

Versos de Arnolfo “Quicho” Peralta

sábado, 24 de noviembre de 2012

PA' QUE RUMBEE


Pago de Samborombón,
días tres del mes de mayo;
señor Hilarión Carbayo,
estancias “El Albardón”.
Con profunda estimación
es que le escribo paisano
deseando que esté cercano
el día de su visita
y espero que esta notita
me lo encuentre fuerte y sano.

Estas líneas Hilarión
aparte de saludarlo,
sirvan para anoticiarlo
de mi nueva ubicación;
discutí con el patrón
don Adrián Ceballos Montes
y pulsando los aprontes
vi que’ra pa’ disgraciarme
y allí decidí largarme
buscando otros horizontes.

Llegando al boliche ‘e Vedia
que usté conoce y recuerda,
vuelque con rumbo a la izquierda
más o menos legua y media
si es que’l sofocón lo asedia
allí hallará tres ombuses
y un callejón con dos cruces
allí, tuerza pa’l poniente
y lo ha de dar mesmamente
al arroyo Tacuruces.

Cruzando el puente se topa
con un callejón estrecho,
allí métale derecho
como gringo en plato ‘e sopa,
saldrá al camino ‘e la tropa,
áhi tome de referencia
de una loma, la eminencia
y al borde de la barranca
verá una tranquera blanca,
dentre que’sa es su querencia.

Si es que conserva el “overo”
aquel de oreja rajada,
creo que’n una jornada
podrá enfrentarse a mi alero;
lleguesé, que aquí lo espero
como en tantas ocasiones,
gastando unos cimarrones
largo y lindo prosiaremos
y entonces retozaremos
mesmo que dos muchachones.

Versos de Víctor Nicolás Di Santo

EL ZAINO COLORAO

Tengo un “zaino colorao”
resfaloso y muy ligero
regalo de un estanciero
y por muchos ponderiao;
de muy chico lo he cuidao
con esmero y correción,
lo yevo en mi corazón
como un tesoro escondido,
porque’s mi pingo querido
¡mi norte y mi salvación!

Una ocasión por Tandil
me hablaron de un parejero,
más salidor y ligero
que la bala de un jusil;
corrí y le gané al cuadril
y a otro paraje rumbié
en donde me encarreré
con un “alazán tostao”
al que le gané cortao
en los Pagos de Carhué.

Ayá por “La Vizcachera
a un “loguno” muy mentao,
se lo dejé acalambrao
al final de la carrera,
y cruzando una pradera
me acerqué hasta Saladiyo
donde lo pelé a un “rosiyo”
cerquita de la estación,
largándolo a su patrón
descalzo y en calzonciyo.

En la estancia “La Enramada
del pueblo de Pergamino,
le gané al mentao “Zorrino”
de la marca ‘e los Estrada;
en otra esquina mentada
contra un “oscuro retinto”
me agencié un recao, un cinto,
y un montón de patacones,
y jue pa'unas elecciones
ayá por General Pinto.

Aura lo tengo a galpón
ya lo he pasao a retiro
y a veces cuando lo miro
me palpita el corazón,
también lo tengo a ración
a mi flete parejero
porque jue’l fiel compañero
de mi andar en las campañas,
hoy valoro sus hazañas
con cariño verdadero.

De tiempo y de vez en cuando
se me da por ensiyarlo,
por el gusto de tantearlo
eso que va galopiando,
al enroyarse escarciando
pegando la pera al pecho
relincha de trecho en trecho,
a las canchas reclamando,
demientras que va orejiando
sube tranquilo el repecho.
                     
Versos de Carlos César Farías

EL RANCHO


Hecho pa’ las agachadas
cuando soplan los pamperos,
cuasi a pique los aleros
como buscando aliviadas,
soportando las heladas,
de la lluvia y el chubasco
en el que a veces me atasco
porque’s ancho y retacón,
habrá “pa’usté” en el fogón
sangrando siempre un churrasco.

Hecho de paja y terrón
¡como “pa’que ustè” lo viera!
sosteniendo su cumbrera
con fuerte, enjarrao horcón;
en la guitarra, el bordón
vibrando mis sentimientos,
un catre trenzao de tientos
y dos sillas de vaqueta
¡como “pa’ que usté”, coqueta,
se arricueste en sus asientos!

Por los tehuelches indianos
matrones pampas tejidos,
serán “pa’ usté” como nido
en los inviernos pampeanos,
contra el sol en los veranos
dos sauces forman ramadas
y en las tardes incendiadas
si “usté” quiere refrescarse,
¡no tiene más que tirarse
al remanso de la aguada!

En él vivieron mis viejos
y como yo quedé guacho
necesito pa’ un empacho
sus remedio’ y sus consejos;
tirando en yunta, parejos,
repuntaremos los dos
y… ¡como oyendo su voz!
si “usté” se lo pide al cielo
al año tendrá el consuelo
que un hijo le mande Dios.

Versos de Francisco “Pancho” Gandola 

viernes, 16 de noviembre de 2012

DE VUELTA

1
Después de haber castigao
quemando en forma severa
el sol dio la vuelta entera
y allá abajo se ha tumbao.
Sus rayos han aflojao
y ante sus fuerzas escasas
librao de sus amenazas
voy a marchar con la fresca,
pa’ que así cuando amanezca
me halle cerca de las casas.
2
Allí cerca, a la madrina
diez “rosillos” la rodean;
diez pingos que se florean
si les toca una fajina.
Una que otra cina-cina
le hacen marco a la visual,
y el reseco pastizal
al mirarlo así aparenta
una alfombra amarillenta
que nace atrás del corral.
3
Ya queriendo anochecer
casi estando entre dos luces
desde el puesto “Los Ombuses”
la vuelta voy a emprender.
Salí al tranquito y al ver,
del sol muy escasos brillos,
entre el canto de los grillos
vi echando atrás la mirada,
que seguían a la “gatiada”
los otros nueve “rosillos”.
4
En un silencio absoluto
que ni se siente avanzar,
la noche, al poquito andar
se está vistiendo de luto.
La distancia le discuto
a la güeya con prudencia,
porque yo tengo querencia
y estoy ansiando el regreso
impaciente como el preso
que está esperando sentencia.
5
El montado, de improviso,
una espantada me intenta
al ver blanquiar la osamenta
de un animal yeguarizo.
Alzo la vista y diviso
todito el cielo estrellao,
y hasta se me ha figurao
viendo allá arriba las cruz
que estoy mirando al trasluz
de un poncho todo augeriao.
6
Corría un vientito de frente
medio fresco y además,
arreaba pa’l lao de atrás
la polvadera caliente.
Al tranco y pausadamente,
de mi voluntad muy dueño
sigo el rumbo con empeño
y a los amagos primeros
entre el cencerro y los teros
me van ahuyentando el sueño.
7
Me doy cuenta al ir marchando
aunque parezca mentira
que una lechuza me mira
y un chajá me está sobrando.
Más allá… como añorando,
está un viejazo esquinero
donde hizo nido un hornero
y al verlo tan tieso y mudo
parece un negro desnudo
que está parao sin sombrero.
8
Paré pa’ mudar caballo
en la inmensa soledad,
calculando la mitad
si en la distancia no fallo.
Pa’ que sepan les detallo
todo el cuidado que tomo,
y con precaución y aplomo
al soltarlo a mi “rosillo”
con el revés del cuchillo
le di vuelta el pelo al lomo.
9
Ni un alma se me ha cruzao
mientras voy pa’ mi destino
porque en la noche, el camino
es muy poco transitao.
Pa’ hacer las penas a un lao
que me atropellan de intento
le doy vuelo al pensamiento
y un estilo en la ocasión
es freno pa’l corazón
y manea pa’l sentimiento.
10
Ya en el rancho este paisano
está al cimarrón prendido,
y el día se ha sorprendido
porque le he ganao de mano.
El sol ilumina el llano
y en la campera extensión
cada rancho es un mojón,
monumentos los baguales,
y  las güeyas y corrales
un altar de tradición.

Versos de Pedro Risso