lunes, 29 de enero de 2024

PARA UN CRIOLLO DE MI FLOR

 (1884 / 1979)

Para Don Pablo González

abuelo’e la tradición,

le canto de corazón

a sus camperos modales.

Criollo como los zorzales,

servicial como las brasas,

lo va diciendo su traza

y para gloria mayor

lo trajo al mundo el creador

en el Día de la Raza.

 

Gaucho hasta los caracuces

no tiene revés pa’ nada,

y si hay alguna topada

entre hombres que no se entienden,

él interviene y defiende

y todo queda en la nada,

porque su palabra honrada

vale más que un rebencazo

y si hace un tiro de lazo

no se enrieda con la armada.

 

Usando su chiripá

representa a lo de antaño.

Él pasa feliz los años

en donde quiera que está.

Habla con toda lealtá,

no hace alarde matón;

montao en su redomón

sale al tranco y sin apuro

y estribando bien seguro

lo admira la población.

 

Su rancho es nido de hornero

por lo fuerte y bien formao,

y si hay algún despilchao

lo salva del aguacero;

fresco en los meses de enero

y abrigao en el invierno,

y hay un consejo paterno

que siempre alivia los males:

ese es Don Pablo González

que pa’ nosotro’es eterno.

 

Versos de Abel María Álvarez


sábado, 13 de enero de 2024

AL GAUCHO MARIO DEL VALLE

Cerca del “pago ranchero”

sin que’l tiempo lo avasalle

está Don Mario Del Valle

que hace años, que ahí es puestero;

a un compromiso sincero

y a una honestidad cabal,

se le suma un magistral

campero conocimiento,

que hace que al ciento por ciento

sea auténtico pión rural.

  

Veterinario, el patrón,

profesor de Facultad,

en la Universidad

trabaja, explica a razón,

pero hay prácticas que son

necesarias que se entiendan

y que el aula no es la senda

para aprender los detalles;

enseña ahí Mario Del Valle

los manejos con la hacienda.

  

Para aprender de antemano

y saber en realidad

hay ciencia y practicidad

que eso lo sabe un paisano;

el hombre no ha estado en vano

tras de las vaca’ un montón,

conociendo en la función

al saber lo reivindica

y cuando dice algo, explica

con sobrada condición.

 

Por el amor al caballo,

a los perros y a la hacienda,

en sus manos, las dos riendas

dejaron impreso un cayo,

el tiempo le dictó un fayo

de doctrina, que él emplea,

y lo he visto en la tarea

recorriendo bien montado

que’n la grupa del recado

su perrito galopea.

  

Tiene bancos de cadera,

por su oficio de soguero,

y bajo un antiguo alero

trenza allí, tardes enteras;

seguro, a veces reitera

de que un tiento no le faye,

que prolijidad subraye,

su palabra, marca el paso

y es fuerte, igual que los lazos

que tuerce Mario Del Valle.

 

Salú! a esa vida tranquila

sacrificada a conciencia

que’l tiempo, da la experiencia

y eso al final se asimila.

Si es que le carga las pila’

a su transitor radial

al sintonizar el dial

cuando escuche a Pellejero,

¡se va a enterar, que Vaquero,

le da un saludo cordial!


Versos del payador Santiago Vaquero