miércoles, 28 de junio de 2017

MIS PINGOS

Aura años en “La Amarilla”
allá por ‘el monte hachao’
yo tuve un entrepelao
que era flor en mi tropilla;
rabicano, testerilla,
medias botas, muy lindón,
de enderezarlo a un fogón
por la apuesta más absurda
¡si era como hachazo’e zurda
dende que jue redomón!

También tuve un colorao
que le llamaba “Reflejo”
hasta en la cancha parejo
largándolo bien pisao;
como una guinda, agamao,
pingo de laya en la Estancia,
añudando a su arrogancia
la guapeza que tenía,
iba en él ande quería
sin preguntar la distancia.

Amansé un bayito overo
hijo’e la yegua madrina,
tiznau la cabeza y clina,
me salió guapo y ligero;
le llamaba el “Ñanducero”
porque en esas correrías
aunque durasen dos días
nunca lo vide aplastao,
y a más de un pingo mentao
le ganó en las pulperías.

Me acuerdo de un malacara,
zarco de uno, acodillao,
y de un rosillo nevao,
de lanciar con la tacuara;
a cualquiera que enfrenara
si me tocaba enlazar,
podía pronto bajar,
atarlo’e la rienda al lazo,
y confiao en el pingazo
correr y desgarretar.

 Y aura, solo, ricordando
los pingos que yo tenía,
es como si una alegría
dentrara en mi alma escarciando;
y después sigo pensando
y tengo que entristecer,
lloro esos años que ayer
jueron gloria en “La Amarilla”,
porque haciendo carretilla
se han alzao pa’ no volver…
Versos de Charrúa

domingo, 25 de junio de 2017

CHAPUCERO

Bueno, m’hijo, escuchemé:
quiero dejarle de herencia
un puñado de experiencia
que en la vida coseché.
Soy su Tata y, creamé,
su amigo y su compañero,
y por lo tanto lo espero
ponga sus cinco sentidos.
Haga honor a mi apellido,
no pase por chapucero.

Si es que le toca enlazar
campo afuera un yeguarizo
dele lazo, que es preciso
más de un tirón evitar.
Tenga cuidao al carnear
porque el matambre no es cuero;
no lo corra al que es ligero
cuando es larga la campaña.
Debe el hombre darse maña,
no pase por chapucero.

Si su afición es domar,
dejé en la tranquera el chucho.
Entregue, si agarra muchos,
pingos mansos, de enlazar.
Si se ofrece jinetear
defienda el unco y el cuero,
hache grande, a lo campero…
cuide m’hijo, su picana:
no quiero que hoy o mañana
pase por un chapucero.

Si cái a’lguna pialada
de convite puerta afuera
pongaseló hasta la pera
de revés con llamaradas;
dele yapa que en la armada
se ve el que no es ventajero,
afírmese en el culero,
largueselé a la retranca,
que castigue con el anca…
No pase por chapucero.

Atienda bien lo que digo:
y respete en sus andanzas,
que el abuso de confianza
será su peor enemigo.
Eso sí, no busque abrigo
ni se me esconda a lo tero;
y si hay que jugarse el cuero
con razón, ni busque cancha:
donde quiera haga pata ancha…
¡No pase por chapucero!


Versos de Julio Secundino Cabezas

sábado, 24 de junio de 2017

MARCAS DEL TIEMPO

Galpón de la estancia vieja
al abrir tu puerta oscura
siento la triste amargura
de una vida que se aleja.
En tu paré se refleja
todo un tiempo amontonau,
la humedá que se ha ganau
te saca el revoque a gatas
y asoman las alpargatas
en barro crudo asentau.

Al mirar hacia un rincón
donde hay manchas de humareda
en donde más de un linyera
le diera vida a un fogón;
tan solo quedó un cajón
comido por las poliyas
con herraduras, variyas,
varios pedazos de fierro
y sin badajo un cencerro
quién sabe de qué tropiya…

Se ha tumbao una nortera
con el máiz amojosao,
una laucha la’aujeriao
pa’ verle un granito afuera;
del viejo arao de mancera
quedó la reja oxidada
y de aquellas choriciadas
tan solo quedan las cañas
donde las telas de arañas
tienen moscas enredadas.

Un catre patas gastadas
que ya no tiene remedio
con la lona desde el medio
al otro extremo rajada.
Sobre dé’l quedó tirada
una revista “El Hogar”,
hay un tarrito a la par
que todavía se conserva
de “Salus”, aqueya yerba
con la que aprendí a matear.

Entre la paré y el techo
el tiempo le dejó un hueco
donde con pastito seco
la ratonera hizo un lecho;
junto a ese nido maltrecho
están colgao los aperos,
resecos y cortao, fieros;
un freno copas de plata
y entre eso aparece a gatas
un par de zuecos tamberos.

Vuelvo a cerrarte la puerta
pa’ echar de nuevo cerrojo,
y una lágrima en los ojos
del letargo me despierta.
Verte así me desconcierta
mi vieja y gaucha guarida,
es que en cada atardecida
más lejos te estoy sintiendo
o será que están cediendo
los horcones de mi vida.


Versos de Enrique Mario Cabrera

viernes, 23 de junio de 2017

ES PA' VOS PAISANO ARTURO

1
Pa’ vos, paisano campero
que un domingo te marchastes
y a nosotros nos dejastes
porque te ha tocau primero.
Desde tus pagos raucheros
saliste’en último viaje,
en nombre del paisanaje
algo te quiero escribir
y que puedas recibir
mi verso, como homenaje.
2
Pienso que’n este momento
ya estarás en un fogón
explicando a la reunión
cuales serán tus intentos;
ya andarás en movimiento
escarbando los tizones
porque tuviste intenciones
hasta en el último aliento,
ese espíritu que adentro
te mantuvo a los tirones.
3
Te la llevaste grabada
del “rosillo” el “Don José”
el domingo en Tapalqué
de la última jineteada;
el último’e tu caballada
que vos lo pudiste ver
como cosa de no creer
tu nieto lo jineteo
y el abuelo lo aplaudió
porque lo pudo vencer.
4
Allá andarás revisando
lugar pa’una jineteada,
pienso que habrá caballada
y jinetes descansando;
habrá otros organizando
porque se fueron primero,
yo estoy soñando y espero
y hasta le agradezco a Dios
si hallas el “Noventa y dos”
símbolo “Lomo de Acero”.
5
Cada vez que suba a un palco
y divise los palenques
te he de imaginar presente
en tu “colorau” al tranco,
áhi gritaré: “No fue manco
el paisano Don Arturo
que a más de cuatro en apuro
les supo tirar la cuarta;
mientras yo tenga garganta
me han de escuchar, te aseguro”.
6
Llegando a tu jineteada
si estabas embozalando
ya en la parrilla, esperando
había una paleta asada;
siempre un grito de pasada
te tuvimos que escuchar,
pa’ algunos, era aguantar,
a mí siempre me hizo bien,
se darán cuenta recién
cuánto nos quiso enseñar.
7
No llevabas al palenque
los caballos chimanguiaos,
con tres picos, bien tuzaos,
con rasquetas, relucientes;
te llamaban imponente
porque imponías tu saber,
yo que te supe entender
hoy es mía tu gritada,
lo mío no valdrá nada
pero te viá a defender.
8
Pa’ que no diga la gente
te seguí por conveniencia,
te seguí por inteligencia
por ser paisano decente,
pa’ mi fuiste un palenque
donde aprendí a cabrestear,
nunca me puedo olvidar
lo que anduve de tu mano
pa’ que sepan los paisanos
aprender a valorar.
9
Nos queda resignación
de que mucho no sufriste,
casi en la doma moriste,
fue en tu vida, tu pasión;
te llevaste en el cajón
las pilchas que más querías,
tu familia lo sabía
que honrabas la vestimenta,
que ser gaucho no se inventa
ni se forma en cuatro días.
10
Solo he querido cumplir
pero me he quedao muy lejos,
no pienses de que te dejo,
siempre te voy a seguir.
Alguno te irá a decir
si me gana en la partida,
que yo sigo en esta vida
acordándome de vos
pidiéndole a Tata Dios
te cobije la guarida.


Versos de Tomas “Mayo” Gogorza

jueves, 22 de junio de 2017

GAUCHO VIEJO

El pie derecho torcido,
chambergo sobre la frente,
el puñal sobresaliente
y gauchamente vestido.
El poncho le ha hecho nido
sobre su hombro derecho,
y se muestra satisfecho
cultivar la tradición.
Tan grande su corazón
que no le cabe en el pecho.

Morocho, peinando canas,
de regular estatura,
un pedazo de natura
lleva su alma paisana;
es clarear de la mañana,
es alerta de fortín
y es avance de clarín,
lenguaraz, en tolderías.
Pedazo de  Patria mía,
un soldao de San Martín.

Lo pinto de cuerpo entero
a quien tantos ha pintao,
y con su arte almirao
a argentinos y extranjeros.
Vivió para ser campero;
¿quién le quita lo vivido?,
¿quién no lo ha conocido?
Es tan popular el hombre:
que Jorge lleva por nombre
y Campos por apellido.


Versos de Julio Secundino Cabezas

lunes, 19 de junio de 2017

EL REBENQUE

No se lo debe dejar
en ningún sitio olvidado:
en él está señalado
el derecho de mandar;
no se lo puede colgar
en la muñeca ni elija
quien castigue la verija
ni la cabeza del pingo,
que esas son cosas de gringo
en esta tierra prolija.

Su destino de obediencia
curtido en el cuero crudo,
va del azote al saludo
con dócil condescendencia,
y con la misma cadencia
del brazo que lo acompaña,
en anca arisca se ensaña
o restalla en el cogote,
calculando en el rebote
el sitio donde más daña.

En el cabo que atestigua
señales de vida dura,
muestra su noble finura
maciza la plata antigua,
pero el brillo se amortigua
en el filete abollado,
donde la lucha ha dejado
esas resacas borrosas
que ostentan todas las cosas
usadas en descampado.

La lonja tiene un derecho
reseco, de tierra parda,
y en él el golpe se aguarda
con la firmeza del pecho,
y un fofo revés deshecho
por la lluvia y el sudor,
de calcinado color,
en cuya blandura vibra
estremeciendo la fibra
más encrespado el rigor.

Atributo de varón
conoce su oficio duro,
y sabe sacar de apuro
íntegro en toda ocasión,
y se cuelga del facón
a veces, como si fuera
nada más que una manera
simbólica de mostrar
que el lujo de castigar
tiene en la muerte frontera.

Versos de Miguel D. Etchebarne

martes, 13 de junio de 2017

CARTA GAUCHA

La pluma agarro, señor,
ensartada en un palito
pa’ mandarle en éste escrito
noticias del domador;
el “zaino colorau” flor,
que le entregó pa’ domar,
ya lo sabe galopiar
recorriendo los potreros,
se asusta hasta de los teros
y es muy fogoso pa’ andar.


Es animal que promete,
desengüelto, corajudo,
y hay laya en él, no lo dudo,
pa’ que le salga un güen flete;
en mil novecientos siete
yo tuve uno parecido,
voraciador y alvertido
de competirle al mejor,
pero dice el domador
¡que como el suyo no vido!
  
Le sabe dar rienda, y crea,
que parece adivinar
pa’l lau que lo va’a volcar
agatitas lo tantea;
el hombre en él se florea,
y créame, Don Lauriano,
que no le echó el ojo en vano
cuando lo sacó elegido…
¡va ser como falta envido
con las trainta y tres de mano!

A soga larga lo ata
a un poste suelto, pesau,
con un maniador sobau
por si se enrieda una pata;
después de allí lo desata,
le dá otro galope güeno,
lo desensilla, y sereno
lo muenta en pelo a veces,
y dentro de pocos meses
lo hará caballo de freno.
  
Y ansí, en esquela cortita
ya lo dejo anoticiau
de su “zaino colorau”
y el domador Ramón Pita.
Memorias a Doña Rita,
a su patrona y Don Calvo,
y, de mientras pongo en salvo
lo que a mi pluma no viene,
usté, Don Lauriano ordene
a Natividad Monsalvo.

Versos de Gualberto Gregorio Márquez 
                                (Charrúa)

jueves, 8 de junio de 2017

VIEJO FACÓN

Viejo facón oriental
que un bisagüelo entrerriano
atravesando un pantano
encontró, por un casual.
De mi vida de mensual
sos una clara evidencia
y apegao a su existencia
sin por qué, cómo ni cuando
vas conmigo desvirando
los tientos de la pasencia.

Viejo facón cabo’e plata
gastao en la empuñadura,
hermano de mi cintura
y regalo de mi “Tata”.
Con vos tusé a aqueya ingrata
que me quiso basuriar
y tuve que lastimar
al que salió en su defensa
jurando sobre esa trenza
no volverme a disgraciar.

Sin embargo aqueya vez
que me despidió el patrón
aunque yo tenía razón
no quisite hacer de juez.
Por respeto a su vejez
me jui tragando amargura;
aún el recuerdo me apura
porque’n vez de hincharle el lomo
a mi mano, ¡ni sé cómo!
la sujeté en mi cintura.

Cuando la hija del puestero
se ahorcó por un mal amor
vos cortaste el maniador
qu’eya ató bajo el alero.
Cuando, con un pial certero
cayó un sotreta quebrao
vos mesmo lo has despenao
de la manera más crioya:
dentrándole justo en la ‘oya’
pa’ que muera desengrao.

Viejo facón, camarada,
de hoja delgada y filosa
sin mí, vos no sos gran cosa
y yo sin vos, no soy nada.
Tu punta en una rodada
me hizo un tajo en la cadera
pero la moza pueblera
que me atendió de’sa herida
con una pasión fingida
me hizo otra herida más fiera.

Viejo facón caronero
que en una tacuara larga
dentraste en la última carga
de un agüelo montonero.
Reliquia, plata y acero,
prolongación de mi brazo,
sos el amigo gauchazo
que me hará sentir más juerte
cuando al peliar con la muerte
¡le tire el último hachazo!

Versos de Carlos López Terra

martes, 6 de junio de 2017

LA TROPILLA DE BALBINO

1
He visto muchas tropillas
andando entre mi gauchaje,
distinta marca y pelaje…
redomones y de silla;
y entre tanta maravilla
que pisa el suelo argentino,
por más que anduve caminos
la que vi de mejor mano
fue una’e pelo tobiano
de un hombre llamao Balbino.
2
De capa color overo,
negra y blanca… bien pareja;
desde la cola a la oreja
tienen adornao el cuero.
Tobianos… si, compañero
y muy bien seleccionados,
como si fueran pintaos
por la noche y por la luna.
¡Pa’l dueño esa es la fortuna
que muchos le han codiciao…!
3
Ande el cencerro se hamaca
se arremolinan los fletes
y cuando silba el jinete
todos juntitos se atracan;
dando una vuelta… los saca
como agarraos al pegual,
demostrando cada cual
la pacencia de ese criollo
que vive cerca el arroyo
por los pagos de Vidal.
4
Al notarlos avanzar
llamaos por el tintineo
me hago de cuenta que veo
un cuadro para almirar…
pues le han sabido cortar
la cola al maslo, pareja
y un buen lustre que refleja
de la rasqueta el trabajo
con un tuse de arco bajo
desde la cruz a la oreja.
5
Mostrando sus largas clinas
y orgullosa de su laya
una tobianita baya
a esa tropilla, domina;
que además de ser madrina
de los pingos entablaos
lleva también a su lao
una linda potranquita
¡claro!... tobiana y bayita
pues no desmiente el legao.
6
Luciendo como en domingo
o en fiesta tradicional
ya la vi por “El Casal”
en una tarde, a esos pingos.
Ese día había “gringos”
como de ochenta naciones
que al almirarle los dones
al asomar por la loma
en diferentes idiomas
le hacían ponderaciones.
7
Y era una cosa segura
pues al pisar la gramilla
esa tobiana tropilla
parecía una pintura;
hermoseando la llanura
seguían a la madrina
y al ver a esa raza equina
uno a otro se dijeron
que era lo mejor que vieron
en esta tierra argentina.
8
Por eso la he ponderiao
tropilla tobiano negro
y la verdad que me alegro
hacerle este dedicao.
Tal vez, pa’ haberla entablao
prolijamente su dueño
ha puesto tiempo y empeño,
mucha paciencia y trabajo
porque amansar desde abajo
le quita a cualquiera el sueño.
9
Dios quiera que haya pintao
en mi verso a esa tropilla
y al hombre criollo que ensilla
con tanto esmero y cuidao.
No le pondero el chapiao
aunque es de plata y muy fino;
pero como hombre argentino
seguiré diciendo igual:
¡Ques’s orgullo pa’ Vidal
la tropilla de Balbino!

Versos de Víctor Abel Giménez

                           (Vasco)

viernes, 2 de junio de 2017

CASILLA

Casilla que entre corrales
te levantás imponente
y guardás hasta el presente
recuerdos tradicionales;
sentastes aquí tus reales
allá por el novecientos
cuando de los cuatros vientos
llegaban a Mataderos
los abnegados reseros
fieles a su cumplimiento.

Eras como un hospedaje
de escasa comodidá
porque a tu lado… es verdá
que albergastes al gauchaje,
que después del largo viaje
y cumplida su misión
hacía rueda en el fogón
reunido con los de acá
trenzándose una amistá
sincera y de corazón.

A tu lado trabajaron
reseros que ya se han ido
y el recuerdo merecido
por Mataderos dejaron;
otros ya se retiraron
del oficio, a descansar,
pero otros se ven andar
todavía bien montaos
que con años encimaos
no se quieren entregar.

A tu lao pasó el pilchaje
de plata y de soguerío,
ponchos de lana pa´l frío
y encerao, bajo el cueraje,
y de distintos pelajes
tropillas bien entabladas
con madrinas enseñadas
por los hombres domadores
y cencerros tañidores
marca “Ciervo” registrada.

A tu lao se oyó gritar
¡tropa… tropa!, en la embretada,
se vio alguna costalada
y flor de parada echar,
como se sintió balar
desesperado al vacaje,
como se vio al terneraje
buscar la madre afligida…
¡Cómo ha cambiado la vida…!
¡Cómo cambió este paraje…!


Versos de Rodolfo Nicanor Kruzich