sábado, 31 de mayo de 2014

¡ENTRERRIANO SOY, SEÑORES!

1
¡Entrerriano soy, señores,
a mucha honra, es verdá!
Y de la costa’e Yeruá
si quieren más pormenores…
Quizá los pagos mejores
de cuantos yo recorrí
del Basualdo al Ibicuí,
de Diamante a San José
y de la barra del Clé
a las puntas del Ayuí.
2
¡Bien haya esos campos míos
que en mil cuchillas se quiebran
y los montes que se enhebran
a lo largo de sus ríos!
¡Bien haya aquellos sombríos
Rincones del Gualeguay,
los Palmares de Yatay
en sus tierras coloradas
y las lomas decoradas
por el recio ñandabubay!
3
Recuerdo bien sus ceibales
como pintados de grana,
y el silbido en la mañana
de boyeros y zorzales…
Cuando el día, los chilcales
dora en su primer albor
hasta que el sol, su fulgor
recorta sobre la loma,
y todo el aire se aroma
con el espinillo en flor.
4
Y no olvido las cuadrillas
de avestruces y venados
que en otros tiempos pasados
erraban por las cuchillas…
Ni los carpinchos a orillas
del agua profunda y quieta…
Y guardo la visión neta
de los virachos nerviosos
al salir entre retozos
desde el fondo de una isleta.
5
¡Ah, el Entre Ríos aquel
de las haciendas bagualas,
más ariscas y más malas
que los tigres de Montiel…!
¡Veo sus hombres, sin hiel
para el caballo o el lazo,
y en el monte o campo raso
boleadores tan certeros
como temibles lanceros
cuando les llegaba el caso!
6
Evoco sus acordeones
o el rasguear de sus guitarras
en chamarritas bizarras
y pausados pericones.
Y ello me trae a montones,
a modo de raro imán,
viejas memorias que van
a aquellos años de duelo
cuando peleaba mi abuelo
con los de López Jordán.
7
Pero todo eso pasó…
Entre Ríos ha cambiado
y la reja del arado
con el gaucho terminó.
La tierra se dividió,
bichos, pocos quedan ya…
Tan solo el paisaje está
más o menos como era
cuando vi la luz primera
en las costas del Yeruá.
8
Mas debo concluir aquí
para no alargarla tanto
esta milonga, que canto
a la tierra en que nací.
Si algo la desmerecí
o exageré sus valores
perdónenme los errores
y sepan disimular.
Pero déjenme gritar:
¡Entrerriano soy, señores!


Versos de Justo P. Sáenz (h.)

SARNA CON GUSTO

Con la madrina de tiro
y un chúcaro acollarao,
dentré orillando el Salao
pa’ cruzarlo de un suspiro.
Como que soy hombre que almiro
la condición del bagual,
dejé suelto al animal
que junto con la tropilla,
jué ganando la otra orilla
pa’ salir entre un uncal.

Largué al suelo la osamenta
ni bien gané la salida
y una garugua tupida
l’entró a pegar por su cuenta,
se despachó la tormenta
y blanquiaba el campo entero
mientras uno que otro tero
me toriaba la tropilla,
que’ntre unos cardos castillas
daba el anca al aguacero.

Yo en ocasiones pitaba
o chiflaba algún estilo
y después de un rejucilo
se me hacía que paraba.
Pero… otra güelta tronaba
y le seguía pegando,
siempre en mi china pensando
un redepente alcé el güelo,
eché una mirada al cielo
monté y seguí galopiando.

Me tiene agarrao del pico
esa china abusadora,
que’s pa’l amor matadora
como montura’e milico;
m’echó mordaza al hocico
la loca pa’ sujetarme
y ahura no puedo apotrarme
ni pegar la güelta ajuera
y voy por ella ande quiera
sin que me importe mojarme.


Versos de Omar J. Menvielle

AUNQUE LE PAREZCA CUENTO

             (relato)
1
Yo nací en suelo pampeano,
a “La Pampa”, por trabajo,
la’nduve, de arriba a’bajo
en invierno y en verano,
supe oficiar de baquiano
en más de una cacería,
de áhi que tengo la baquía
de, conocer, que le conste,
fachinal, médano, monte
y toda su geografía…
2
En la estancia “El Pangaré”,
lindante a “La Overa Guacha”
qu’está saliendo de Acha,
como quien va pa’ “Quehué”
varios años trabajé
en ese establecimiento,
el tiempo con paso lento,
l’echa luz, a mi memoria,
y allí sucedió esta historia
que ya nomás se las cuento…
3
Por orden del estanciero,
fui a rejuntar la majada
que encerré en una ensenada
donde aparté, cien corderos…
los llevé hasta otro potrero,
trabajando sin cachaza,
y cuando la noche abraza
al campo, con cierta bruma,
me dentró en el lote un puma,
como pancho por su casa.
4
El puma que había bajau,
sigiloso y oportuno,
casi, no me deja ni uno,
de los cien que había apartau…
muy astuto, el condenau,
que tanto daño causara,
eso hizo que me enojara
y ante tal carnicería…
pa’ mis adentros decía,
“esta te va a costar cara”.
5
Y les solté a los demás…
palabras, que’l odio suma,
“-Hasta que no encuentre al puma,
al puesto, no vuelvo más”
y, así sin mirar atrás,
para el monte enderecé…
lógicamente, que alcé,
la cantimplora, un ponchillo…
el revolver, el cuchillo,
y un solo perro, “El Painé”…
6
Cuando la dicha, me alcanza,
de cortarle el rastro al “león”
sentí un enorme alegrón,
abrigando la esperanza
que semejante matanza
no fuera a quedar impune,
y en lo que’l suelo reúne
vi con la vista azorada…
que’ran aquellas pisadas
más grandes que las comunes…
7
El tiempo que lo rastrié,
me dio su fruto, canejo…
“Este no debe estar lejos”
-en silencio medité-,
de los ojos de “Painé”
se desprendió un chisperío,
pero, yo le aplaqué el brío,
porque’s de esos perros leales,
si no lo chumbo no sale
ni a la rastra de al lau mío.
8
Y en cuantito el fachinal
entreabrió, su entraña oscura,
y se ralió la espesura
por mandato natural…
pude verlo, al animal
sobre de un caldén caído,
bien a lo largo tendido,
el sol, cayéndole a pleno…
de puro agotau y lleno,
completamente dormido…
9
A juzgar por su figura
por lo cabezudo y grueso,
por el tamaño y el peso
no era normal su estructura…
como quien no le da usura
al ansia que lo acollara,
antes que se despertara
la distancia calculé…
y entré a chumbarle a Painé,
para que me lo empacara…
10
¡Qué salto pegó el salvaje!
y se encrespó como un cerro
cuando vio venir al perro
entre el ruido del ramaje,
y sin que nada me ataje
me le fui al humo áhi nomás,
y al ver bien al montaraz
me resultó impresionante…
bien fornido de adelante
y medio achatau de atrás.
11
Sobre su cuero gateau…
le resaltaban algunas,
manchas redondas, lobunas,
que le vide a cada lau…
“Painé” estaba reatorau
porque no tenía respiro,
zafó con un par de giros
y antes de que me lo aprese…
le gatillé cinco veces,
y no me salió ni un tiro!
12
Como luz pelé el cuchillo
el perro le atajó el paso,
pero recibió un zarpazo
que, lo tiró hecho un ovillo…
su mirada cobró brillo
sanguinario y asesino,
yo pensaba que el felino
libre del perro huiría…
¡qué gran error, Virgen mía!,
con qué angurria se me vino.
13
Yo agazapau lo esperaba,
el poncho arrollao al brazo
que de aguantarle zarpazos
hecho girones quedaba…
el gruñía, yo putiaba,
los dos con mala intención,
como contraposición
se me venía hecho un ovillo,
y mostraba los colmillos…
yo le enseñaba el facón.
14
Al facón lo respetaba
y yo pensé que aquel pillo,
ya habría probau el cuchillo
en otra trenzada brava,
cada vez más me apuraba
y yo a bajarlo me aferro…
de punta le mandé el fierro
hasta que al fin lo prendí,
una le encajé por mi,
y como diez por el perro…
15
Y en cuanto cayó vencido
por Dios que me persigné
y me fui a ver a “Painé”
que exhaló un débil quejido,
estaba muy mal herido
por bravo, leal y corsario,
“-Lo que te hizo el sanguinario
yo te lo voy a curar,
aunque tenga que estudiar…
pa’ dotor veterinario”.
16
Descansé un rato y me alcé
con el cuero de la fiera,
que posiblemente era,
cruzau con yaguareté,
despacio al perro cargué
que’n verdá’estaba hecho escombro
llegué al puesto ante el asombro
con un cansancio machazo,
el perro herido en los brazos,
y el cuero del puma al hombro…
17
Y esta es la historia total…
que los mantuvo en suspenso,
si todo tiene comienzo
también tiene su final…
Si cree que es o no real
eso depende de usté,
fue en la estancia “El Pangaré”
lindante a “La Overa Guacha”
que está saliendo de Acha…
como quien va pa’ Quehué…


Versos de Jorge A. Soccodato

jueves, 29 de mayo de 2014

LA ESPUELA DE JINETEAR

La espuela, un bagual azuza
cuando se las calza un hombre,
y tiene distintos nombres
que comúnmente se usan…
hay quienes la llaman “chuzas”
a lo largo y a lo ancho,
y desde la estancia al rancho
se le da a un nombre que encaja,
unos le llaman “rodajas”,
y otros le dicen los “ganchos”.

Yo hablo de la sencilla
espuela de los que montan…
siempre lista, siempre pronta
pa’ rayar pecho o costilla,
a la que se nombra “horquilla”
y todo se relaciona,
el lenguaje de la zona
te da nombres paralelos…
los “fierros” o los ”pihuelos”
las “picudas” o “lloronas”.

Quería nombrarte “espuela”
porque prendida a un garrón…
vos sos de la tradición,
la hija, la madre y la abuela,
con vos el valor nivela
la del “basto” y la “clinera”
te dicen las “chimangueras”
los “criques” como las “púas”,
y allá en la tierra charrúa
te llaman las “carancheras”…

Al herir una paleta
con el dolor que amalgama…
comúnmente se te llama,
los “grillos” o las “rosetas”,
frente a vos, cualquier sotreta
se agranda ante tus rigores…
y muchos animadores,
para darle más valor…
le dicen al montador
“-Alzalo en los tenedores”.

Con que valor te calzaron
jinetes de mucho oficio,
y en el garrón de un novicio,
vi que tus púas temblaron,
los poetas que te cantaron
te dieron su admiración,
porque amarrada a un talón
vas a seguir siendo espuela…
la hija, la madre y la abuela
de la gaucha tradición.


Versos de Jorge A. Soccodato

lunes, 26 de mayo de 2014

CARRERO

Al monumento al “Carrero Quilmeño”
inaugurado en Ezpeleta, el 13/04/2014

Le hiciste un tajo a la pampa
cuando las llantas cortaron
y así las huellas quedaron
profundas pero sin trampa.
Y del carrero la estampa
me trae grato recuerdo
hay uno que no lo pierdo
siempre en las rienda afirmau
y cerca d’él, un trenzau
por si hay que apurar un lerdo.

Son las manos femeninas
que dan vida a la escultura
y ahí se agranda la figura
de la mujer argentina.
Ha de saber el que opina
que el carrero no fue un mito
al tranco o al trotecito
afirmau en el pescante
recordando un tango de antes
se fue silbando bajito.

Pienso que fuiste y serás
un soldau en el camino
que en este pueblo argentino
peleaste como el que más.
Y si pecaste de audaz
fue porque sobró coraje
y aunque hoy el tiempo te ataje
mientras que alumbre una estrella,
habrá un carrero en la huella
¡como señal de homenaje!
                                           (6/04/2014)

Versos de Juan Carlos Gaffoglio

                        “El Cimarrón”

miércoles, 14 de mayo de 2014

LAS LEYES DE DON CORNEJO

Enamorao de Leonor
la menor de las Cornejo
tuve que hablar con el viejo
para pedirle su amor.
Puso cara de dotor
que a su paciente aconseja
y me dijo: “-¡Se le deja,
visitarla los domingos,
media hora, sin distingos
y en presencia de la vieja!

¡Tres meses para noviar
es el plazo concedido
y en el día establecido
usté se debe casar!
¡Los dos han de conversar
con prudencia y con honor
y pa’evitar el rumor
chismoso de las vecinas,
ella estará en la cocina
y usté bajo el corredor!

¡No quiero que haya miradas
ni frases de picardía
pues jamás consentiría
atitudes deshonradas,
como sé las agachadas
astutas de la pasión
usté no tendrá ocasión
de hacer ningún disparate
cuando ella le alcance un mate
lo hará con un cucharón!

¡Usté  parece asonzao
pero yo le desconfío
pues siempre desborda el río
ande menos se ha pasao!
¡Voy a tenerlo marcao
para evitar disgustillos
y como sé que los pillos
saben sus trampas hacer,
lo vi’a obligar a tener
las manos en los bolsillos!

¡No sospeche que podrá
hacerse una robadita
mientras dure la visita
la vieja vigilará!
¡Pienso que ni soñará
pescar un beso robao
quiero dejarle aclarao
por si pretende tentarla
que recién podrá besarla
el día que se haya casao!”

Después de tanto charlar
me dijo: “-Monte su pingo ,
y cuando llegue el domingo
recién la va a visitar!”
-¡Tranquilo puede esperar!
(dije montando el tostao),
¡Estando notificao
de su ley que’s tan prolija,
puede guardarse su hija
pa’otro más necesitao!


Versos de Juan Pedro Carrizo

ANSINA ES LA MADRE MÍA

Gaucha como una tonada,
linda como un par de espuelas,
graciosa como vihuela
de clavijas encintadas,
suave como una mirada
que solo inspira confianza,
jagüel donde el agua mansa
desborda su simpatía.
¡Ansina es la madre mía
mi amor, mi fe, mi esperanza!

Güena como el pan bendito,
sentida como un reproche,
sublime como la noche
que abarca hasta el infinito,
alegre como el cielito,
servicial como yesquero,
criollaza como el apero,
entradora como pena,
ansina es mi madre güeña
por eso tanto la quiero.

¡Tata Dios!... tal vez por celo
me la apartó de mi güella,
y hoy mi mama es una estrella
que está brillando en el cielo.
Si grande fue el desconsuelo
que me causó su partida,
yo pienso que dende arriba
la santita gaucha mía
seguirá siendo la guía
que oriente mi pobre vida.


Versos de Víctor Galieri

viernes, 9 de mayo de 2014

A UN AMIGO QUE SE FUE

Con que tristeza y dolor
la noticia recibí
que’n el istante sentí
por dentro mío un calor;
aunque soy aguantador
pa’ los golpes de la vida,
y aunque a veces, las heridas,
el tiempo las cicatriza
o las convierte en cenizas
y con los años se olvida…

Pero esta vez el chuzazo
fue más profundo y certero,
¡que a nuestro ambiente campero
le está doliendo el puntazo!
La parca tiró el zarpazo
con sus garras colosales
filosas como puñales,
de las sombras escondidas,
para cortarte la vida
a vos, “Gallego” González.

Como el indio que cayó
abrazao a su tacuara
el “Centro” de Punta Lara
tal vez… lo mismo sintió;
el monte se estremeció
y lloraron los sauzales,
las calandrias y zorzales
sus trinos enmudecieron,
cuando la noticia oyeron:
¡partió el “Gallego” González!

Con lágrimas de rocío
te lloran cardos y yuyos
y en tu homenaje el mangrullo
le pidió su canto al río;
quedó en el “Centro” un vacío
de dolor y de congoja,
los cencerros y coscojas
enmudecen los baguales
y te lloran los ceibales
lágrimas de flores rojas.

Yo también, enmudecido
por el dolor y la pena
si hasta sentí que en mis venas
la sangre habían detenido;
detuvo el chajá el volido,
quedó en silencio en la altura,
y cuando ya tu figura
sea recuerdo en un fogón,
llorará mi corazón
en tu gaucha sepultura.

Si algún relincho cortao
lanza un bagual en el llano,
es de homenaje al paisano
que pa’ siempre se ha marchao,
y al irse a mi me ha dejao
dentro del pecho una herida,
y al apagarse mi vida
pido a Dios seguir tus pasos
¡pa’ estrecharte en el abrazo
que no te di en tu partida!


Versos de Hugo Pino

jueves, 8 de mayo de 2014

MENOS MAL QUE DEJÉ EL RUANO

Mañana, si no descampa,
iré pa’l poblao temprano;
“¡menos mal que dejé el ruano!”
…que me anda poniendo banca,
y no es que le haga retranca,
pero si prueba el corcovo
se envician con el retobo
y están empacao por nada;
pero en esta galopiada
vas a ver como lo sobo.
  
Nos quedarán cuatro días
pa’ darle fin a la yerra;
si es que’l tiempo no se emperra
el miércoles volvería;
te escribo por si querías
ir apartando los potros,
se va a quedar con nosotros
Pancho y Luis pa’ la’garrada.
Salen los d’esa manada
¡beyacos como no hay otros!
  
Pancho reventó el trenzao
que le vendió el santiagueño,
y en convencerlo me empeño
que fue un tirón mal pegao.
El Indio Funes le ha dao
un torcido pa’ enlazar,
es pesao pa’ trabajar
-pa’ pior Pancho tira lejos-
aunque este gaucho… canejo
no es fácil que vaya a errar.

Hice de lazo “El Careta”
-el de colmiyos cruzao-
y por ingréido y taimao
solo acarrié pa’ la horqueta,
por suerte es blando en la jeta
y había enlazao livianito
porque si no… ¡Dios bendito!
cuando casi costaló
y en la vuelta se enredó,
¡bufaba fuego el maldito!
  
¡Si supieras la alegría
que recibí esta mañana!
cuando Rudecindo Arana
yegó al aclarar del día,
en su maleta traía
-conociendo mi pasión-
un poncho pampa, cimbrón
de alguna invasión indiana.
Porque Rudecindo Arana
ha léido mi corazón.

 Sin más, cuñao, un abrazo,
lamento no haigas venido…
vieras lo que te has perdido
vos, que tirás lindo el lazo;
¡hay unos toros machazos!
aspudos y cimarrones,
salen que parecen liones
moros, rosiyos y pampas.
Enlazando de las guampas
nos divertimos los piones.

Versos de Julio H. Mariano

miércoles, 7 de mayo de 2014

PLEGARIA Y LLUVIA

Con espesos nubarrones
el cielo se fue cubriendo,
parece estar presintiendo
el campo, los chaparrones.
Crecerán las ilusiones
después de tanta sequía,
¡por fin ha llegao el día
que tanto hemos esperao!
Arroyos que se han secao
y pasto que no crecía.

Alza el viento remolinos,
los sauces están llorando;
ya se ve al ganao costiando
derecho pa’ los molinos.
El aire, trae mil trinos.
Se aquieta la polvadera
cuando caen las primeras
gotitas, sobre la tierra.
Agua bendita que encierra
un poco la primavera.

Los caballos retozando,
en un rincón, las estivas,
los peones en forma activa
una parva andan tapando;
el boyerito va arriando
una yegua que porfía
y que protege su cría
dándole ancas al viento.
Porque lo he visto, les cuento
cosas de la tierra mía.

Anda en labios del patrón
un “¡Bendito sea Dios!”,
la vista del cielo en pos
porque eleva una oración.
Ya la lluvia hecha canción
con un trueno se anunció,
el relámpago brilló
trayendo ecos lejanos.
Se alegraron los paisanos
porque esa tarde llovió.

Versos de Jorge Gauna