lunes, 20 de octubre de 2014

MIRÁ MUCHACHO

1
Mirá muchacho, entuavía
pa’ mi vos sos un potriyo,
que apenitas el colmillo
la ve puntiando l’encía.
Dejuramente que un día
podrás ganarme cortao.
Pues en de chico te han dao
la mamadera ‘e la sencia,
y a mi solo la’esperensia
ciertas cosas me ha enseñao.
2
Risien la guía va echando
la planta de su saber.
Y ya querés engolver
al que sombra te está dando.
Sos poyo de pico blando
pa’ que peliés con puyones,
y aunque te suebran lisiones
sin galopiar aprendidas,
en lo que’nseña la vida
no salís d’entre mamones.
3
Se que pa’ mucho es mejor
tener la sencia ‘e los libros,
pues, entre muchos peligros
ser inorante es lo pior.
Pero aquel que’n el rigor
s’hizo a golpes en la güeya,
y jue curtiéndose’n ella
con más “picana” que pluma,
es como la uña del puma
que ni en el tala se meya.
4
Y un es que quiera decir
qu’estoy en contra ‘e la escuela,
diande! si a mi me consuela
mirar los que pueden dir.
Solo te quiero alvertir
que hay dos clases de enseñanza;
una, que solo se alcanza
con el contino estudiar,
y otra, qu’enseña el andar
como galera ‘e mudanza.
5
Yo n’esta última aprendí
lo que’l rigor me ha ditao,
y cuasi me he dotorao
de tanto que padecí.
Vos, en cambio, un es así
como te juiste ilustrando,
siempre te han ido alumbrando
la loma que has repechao,
y has aprendido sentao
lo que yo aprendí rodando.
6
Por eso no corcobiés
si esto va como lisión,
pues mi saber ni al garrón
nu ha de yegarte tal vez
pero vos ni aunque tenés
con lo aprendido un tesoro.
No te me hagás tanto el toro
sin madurar el sentido.
Que repetir lu aprendido
no es más que hablar como el loro.
7
Tuito el que’s inteligente
-y vos también lo serás-
nu hace alarde de ser más
pa’ que lo alabe la gente.
Va por la güeya prudente
siempre midiendo el hablar.
No se mete a cacariar
pa’ dárselas de sabiondo:
la tina que muestra el jondo
poca yubia va a juntar…
8
Pa’ que te sea provechoso
tuito lo que has aprendido,
demostrá que ser estruido
lu hace al hombre rispetuoso.
Nunca pequés de orguyoso
y acercate a la humildá,
no seas pura vanidá,
como el pavo al esponjarse;
que a veces, hay que agacharse
pa’ ver con más claridá.
9
Tratá que siempre tu boca
de el fruto de una enseñanza.
Yno seas pura alabanza
que’n vez de enseñar, provoca.
Pensá que también la roca
se pule con la marea,
y que’l hombre que se crea
ser a tuitos superior,
suele tener cada error
que hasta un zonzo lo bolea.
10
Sacale prenda al saber
que te alivió de salida,
pero, pensá que’n la vida
siempre hay mucho que aprender,
no es el asunto correr
por el apronte engañao,
el mundo es un campo arao
pa’l que se largue sin rienda,
y sin cáir, no hay quien aprienda
de golpe a salir parao.
11
Ansina a vos que’l rigor
no te ha ladiao de un pechazo,
ni te ha pegao un ponchazo
pa’ pruebarte en el fiador,
no vengás voraciador
sin calcular la distancia,
que, cuartiando a la constancia
hasta lonjiarme’l cuadril
he yegao a ser candil
pa’l fogón de la inorancia.
12
Por eso ti hablo muchacho
y aunque d’esto no te guiés,
ricordalo alguna vez
que nu es charla de borracho.
El que de sencias jue guacho
como él no tuvo estrución,
hecho a golpes o a lisión
según la taba le sale;
vale mucho cuando vale
lo que siente el corazón!


Versos de Pedro Boloqui

LA PALA DE PUNTA

Recostada en un rincón
con la azada haciendo yunta,
miré la pala de punta
descansando en el galpón;
recordé con emoción
cuanto servicio has prestado,
las veces que te habré usado
con tristeza o alegría,
y el camino de la vida
a los dos nos ha gastado.

Recuerdo cuando pequeño
y veo a mis viejos más mozos
con vos cavando los pozos
pa’ armar rancho con empeño;
allí pusieron su sueño
entre corral, patio y troja
y sin querer se me antoja
cuando hicieron el chiquero,
que se miró el esquinero
en el espejo de tu hoja.

La maleza que cortaste
mostrando lustroza pinta,
después punteando la quinta
bien profunda te clavaste
y una vez que me ayudaste
a cumplir un hecho triste,
si hasta me parece un chiste
cuando mataron mi perro,
con vos le dimos entierro
y hasta en eso me cumpliste.

También supiste tapar
huellones de alguna chata
y gastaste la alpargata
de tanto y tanto pisar,
jamás me podré olvidar
y mi memoria lo traza:
mi viejo, ¡casi me faja!
por apurao y guarango
por partirte al medio el mango
palanquiando en una paja.

Alguna vez renegué
cuando un pozo comenzaba
y en una piedra enterrada
al filo te lo mellé,
con bronca te recorté
pa’ sacar la melladura.
Y en mi recuerdo perdura
cuando íbamos a pescar,
lombrices sabía sacar
y con vos probé la hondura.

Cavaste en el pisadero
para hacer “la choriceada”,
el fogón de la carneada
y aquel fornido esquinero;
para el palenque campero
tirar tierra a los montones
y también en ocasiones
cargaste la carretilla
y hasta en el montón de astillas
vos sacaste los ratones.

Al mirarte arrinconada
tristeza sentí de fija,
te acaricié la manija
y tu hoja tan gastada,
mi alma estaba apretada
al verte tan poca cosa
y te evoco en esta prosa
cuando arrimando primores
arreglaste tantas flores:
claveles, jazmín, la rosa…

Hoy con mi canto paisano
te rescato del olvido
y te digo conmovido
que aún te siento en mi mano;
lo expreso como cristiano
ni el pensar me desalienta
pues ya he sacao bien la cuenta
que otra hoja bien lustroza
habrá de cavar la fosa
donde duerma mi osamenta.

Versos de Roger Silvano Nagore


lunes, 13 de octubre de 2014

COMO ÑUDO POTRIADOR

Como ñudo potriador
que sin ceñirse asujeta,
a mi alma de gaucho pueta
ansí la ciñe tu  amor.
Y un es que apriete el rigor
sino que ya aquerenciao,
aunque a veces me has dejao
pastiar, con las riendas sueltas,
en ves de dirme doy güeltas
como borrego alunao.

Fue tu cariño bozal
que me acercó a l’enramada.
El cabresto, la mirada,
y tus brazos el corral.
Por más que yo era bagual
y tuve al lazo ricelo.
Aura, me suben en pelo.
Y apenas ya si mosqueo.
Y aunque decirlo sea feo
si otros te miran, te celo…

A toda güeya que sigo
vas de mi flete a la par,
si canto, te oigo cantar.
Si sueño, soñás conmigo.
Mirá que cosas, ¡cha digo!
pueden pasarle a un varón.
Después de ser redomón
golverse chuzo maceta,
que anda clavando la jeta
por culpa del corazón.

Ya ves que me has dominao
y si hoy pudiera soltarme,
de miedo a no acostumbrarme
prefiero quedarme atao.
Aveces, cuando el pasao,
me hace mirar campo ajuera,
aunque el destino quisiera
de nuevo ser volador,
siento el ñudo potriador
y uvedesco a tu esidera.


Versos de Pedro Boloqui