miércoles, 31 de diciembre de 2014

MILONGA PARA MI GALLO

Anunciador de alboradas,
visitas y cerrazones,
su origen de cimarrones
la grita a las pamperadas.

Con las espuelas “trabadas”

luce su estampa machaza

y si alguna bataraza
cede a su intento amoroso,
saca pecho, y canta airoso
como el gaucho de mi raza!

Muestra la cresta cortada
por picotones en duelo,
y le cae, como un pañuelo
la golilla colorada.
Siempre alerta a la mirada
vigila atento el plantel,
no sea que alguna infiel
le acepte a un pollo un floreo,
y olvide que en su rodeo
no aparta nadie más que él.

Su relumbroso pelaje
parece un poncho barcino,
que levantó en el camino
por precauciones del viaje.
Nunca mezquina coraje
ni se acoquina ante nada,
y al soltar la clarinada
cuando echa el cuerpo hacia atrás,
se parece a un capataz
ordenando a la peonada!

Sabio en cuestiones de amor
sin preferencia en el pelo,
no causa envidias ni celo
y es con todas cumplidor.
Cuando alguna polla flor
viene mimosa, a su lado,
como criollo enamorado
que de su astucia hace gala,
le tiende el fleco del ala
y ensaya un “escobillado”.

Y así, feliz y orgulloso
pasa cantando las horas,
entre tantas ponedoras
que lo adoran como “esposo”.
Yo pienso, al verlo dichoso
que ojalá al hombre también,
la misma ciencia le den
para que al fin con fortuna,
pueda arreglarse con una
como mi gallo con cien!


Versos de Pedro Boloqui

sábado, 27 de diciembre de 2014

EL PUESTERO DEL SALAO

En un “zaino colorao”
vuelve al tranquito a las casas
Casiano Marcos Barraza
puestero cerca ‘el Salao.
Es que al hombre le ha tocao
mal día pa’ recorrer,
es por eso que al volver
se muestra más satisfecho
por el trabajo que ha hecho
hoy, que le dio por llover.

Es tiempo de parición
y no hay que aflojarle nada
-se lo exige la majada
aunque no mande el patrón-.
Supo cumplir su misión
con prolijidá y con tino:
cuereó, hizo mamar, fue y vino,
levantó algunas caídas
y echó a todas las paridas
pa’l monte al lao del molino.

Arregló un torniquetero
bajo la lluvia y el viento…
que castigaron sin cuento
durante ese día entero,
apartó algunos carneros,
alzó una tranquera rota
y aunque sintió que a una bota
el agua le había dentrao
se alegró que al encerao
no le pasó ni una gota.

Y cuando llega y desmuenta
el hombre ya se ha olvidao
del día que le ha tocao…
por eso, ni lo echa en cuenta.
Solo, al parecer, lamenta
-como todo buen paisano-
por su caballo, y baquiano
pa’ tratar al compañero…
antes de echarlo al potrero
le cuelga un morral con grano.

Lleva el recao pa’l galpón,
l’ubica en el caballete
y su silbido acomete
una mezcla ‘e pericón…
cuerpea junto al portón
una gotera maldita,
su compañera le grita
de la cocina pa’ ajuera…
donde saben que lo esperan
el mate y las tortas fritas.


Versos de Víctor Abel Giménez

domingo, 21 de diciembre de 2014

¡VA... CAYENDO LA GENTE AL BAILE!

Apurensé muchacha,
que yega l’hora…
de recibir a tuitos
los qu’esperamo
¡qué tanto rulo y polvo
y dentre y sale…!
¿No ven que va… cayendo
la gente al baile…!

Las pava en los fogone
fritas las torta…
L’asao cuasito a punto
y esas achuras
¡si están pa’ relamerse!
Y la pena vale…
Ahura que ¡va cayendo
la gente al baile...!

Ayí dentró Jacinto
con su Juanita
y má atrá Cirilo
con sus hermana,
y ustede en perifoyos…
Y yo engritarle…

¡Muchachas… va cayendo
la gente al baile…!

And’están los porrone
de la giniebra…
esos que trujo el tata
de lo el pulpero…
Pa’ que chupe el mozaje
sin mesquinarle…
¡Qué pucha!... ¡va cayendo
la gente al baile…!

Bailaré con mi prienda
gatos y zambas…
Y n’el lindo intrevero
de los pañuelo…
cuando eya mi apriesione…
yo via confiarle…
………………………………
¡Muchachas, va… cayendo
la gente al baile...!

Versos de Mercedes Barranco

viernes, 12 de diciembre de 2014

EL COLORAO

Yo también tuve un güen flete,
vivaracho, escarceador.
Lindazo como una flor
y ligero… ¡la gran siete!
Hasta el más pintao jinete
pa’ montarlo ha desconfiao,
si era de verlo, cuñao,
hasta cosa de no crér
lo veloz que pa’ correr
era el lindo “colorao”.

Era sencillo el apero
conque mi pingo ensillaba,
pues nada lo engalanaba
como el brillo de su cuero.
¡Ah, si pudiera, aparcero,
verlo de nuevo a mi lao…!
Le juro que m’empeñao
pa’ olvidarme de él… ¡ahijuna!
…si era toda una fortuna
mi lindazo “colorao”.

Recuerdo que era un domingo
que a una carrera llegué
lugar ande m’encontré
a un chacarero algo gringo
a quien gané con mi pingo
un desafío montao,
y allí con un ‘reservao’
vino a pedirme revancha
y en las faldas de esa cancha
le ganó mi “colorao”.

En tuitas partes que juí
con mi “colorao” machazo
no sé mentirle, amigazo,
pues siempre halagao me vi.
Aunque también comprendí
que pa’ ser tan afamao
es que había dimostrao
ser un jinete sin trampa
sobre la soberbia estampa
de mi lindo “colorao”.

Sin entrevero ni engaño
e impulsao por un empeño
sabrá cómo me hice dueño
d’ese flete tan extraño,
el día de mi ‘cumpleaño’
en regalo lo he ganao.
Mi Tata (que hoy es finao)
aún recuerdo que me dijo:
“-Voy a regalarte m’hijo
un güenazo colorao”.

Y aquel flete escarceador
dueño de tantas victorias
envuelto en sus propias glorias
cayó… pero vencedor.
‘Inorando’ que un traidor
me lo había envenenao
un día que jui invitao
pa’ una carrera de agaya
triunfó, y, en la propia raya
cayó muerto “el colorao”.


Versos de Javier De Rúa

MI OVERO GATEAO

"un verso unitario"

Allá cuando el mazorquero
sostenía al dictador
tuve un pingo escarceador,
vivaracho y coscojero.
Era a la vez más ligero
que una centella, cuñao,
porque donde hubo pisao,
ya dando ventaja, o no,
siempre a su antojo ganó
mi lindo “overo gateao”.

Cuando con él me paseaba
o bien al pueblo caía,
si yo mis prendas lucía
él su prendaje mostraba;
con un recao lo ensillaba
muy lindamente chapeao,
prendas que había apostao
a su “zaino”, un estanciero,
al que por un cuerpo entero
ganó mi “overo gateao”.

Con mi pingo escarceador,
vivaracho y coscojero,
a quien cuando no el apero
le ganó hasta el tirador.
Y guardo del dictador
de cierto encuentro mentao
un poncho que hubo donao
-por Manuelita tejido-,
y que en un lance atrevido
ganó mi “overo gateao”.

¡Era de ver a la gente
cuando al palenque lo ataba,
como al pingo acariciaba
desde la cruz a la frente!
Pero casi de repente
quedo de a pie por confiao,
porque un día, enamorao,
al verlo tomar resuello
¡casi me lleva Juan Cuello
mi lindo “overo gateao”!

Dueños de estancias que vieron
disparar a mi animal,
por él, le juro, un platal
y hasta haciendas me ofrecieron.
Pero nada consiguieron
porque al más interesao
-¡palabra de gaucho honrao!-
le decía como le hablo:
-¡Vendería mi alma al diablo,
y no mi “overo gateao”!

Más todo tiene su fin,
y hoy solamente el apero
guardo de mi parejero
con un mechón de su crín.
¡Atención! tocó el clarín,
¡Libertad! gritó el poblao,
y allá en Caseros, cuñao,
con los valientes de Urquiza
¡cayó por nuestra divisa
mi pobre “overo gateao”!

Versos de Juan Manuel Pombo

martes, 9 de diciembre de 2014

LA CARRETA

Cantando a la patria amada
pasé mis años mejores
y ahora siento los rigores
de aquella gloria pasada;
porque hoy que no tengo nada
paso la vida penando
como quien va manotiando
entre pura agua salobre,
que llegar a viejo y pobre
es casi como irse ahogando.

El consuelo que me queda
es el del gaucho de garra,
que solloza en la guitarra
mientras la bola le rueda
y el de que cuando no pueda
tocar siquiera un estilo
me quedará el refosilo
que da el acero templao,
como machete mellao,
que en un tiempo tuvo filo.

Para el trabajo, soy franco,
aunque con poca fortuna
trabajando a sol y a luna
no he sido lerdo ni manco;
a las faenas del campo
me aficioné de muchacho
y aunque hoy no me les agacho
como antes, con tanta gana,
suelo empuñar la picana
y encasquetarme mi gacho.

Esa afición de carrero
no he perdido ni un poquito,
y puedo, aunque sea al tranquito,
picar a un buey delantero.
La carreta que prefiero
es la antigua, la toldada,
que aunque de marcha pesada
ha de andar siempre distante
llevando yuntas de aguante
de quedarse empantanada.

Pues bueno, hace ya un tirón
que pico en una carreta
que por lo linda y paqueta
va llamando la atención;
de tan buena construcción
que en viaje de largo trecho
siempre marchando derecho
en ninguna parte escolla,
esa carreta es “La Criolla”
que va salvando el repecho.

Pronto tendremos, quizás,
la toldada en la cuchilla
que no ha de ser maravilla
mientras sigamos en paz,
y mientras que el capataz
Braulio Araujo la maneje;
basta con que Dios nos deje
dos cosas en la bolada:
el aumentar la boyada
y el juntar grasa pa’l eje.

Y con esto me despido
saludando al auditorio
que a esta velada o velorio
como siempre ha concurrido;
y al despedirme les pido
que si el volver les es grato
desde ahora cierren trato
para venirse en montón
y pegarle un coscorrón
al viejo Calisto el Ñato.


Versos de Alcides de María
                    (uruguayo)

CHURRASCO CRUDÓN

Yo que tranquilo vivía
en mi rancho de totora
ande placeres la aurora
en sus alas me trujía,
ande tuito era alegría,
retozo, satisfacción,
tuve por fin la ocasión
cuando menos lo pensaba:
vi que el amor me golpeaba
las puertas del corazón!

¡Conocí pa’ mi pecao
una preciosa pueblera
desde entonces cosa fiera
tengo el pecho distrozao!
Por más que quise, afanao,
hacerle al amor, gambeta,
la moza, al ver mis piruetas
clavó en mi, sus ojazos,
que cruzó como guascaso
por medio de mis paletas.

Eran dulces sus miradas,
sus labios color de guinda
y su figura más linda
que la luz de la alborada,
su boquita sonrosada
era un clavel en botón,
su cuerpo regordetón,
sus cachetes suavecitos
estaban coloraditos
como churrasco crudón.
                          (anterior a 1912)

Versos de Francisco N. Bianco

miércoles, 3 de diciembre de 2014

CAMPO NOCTURNO

Briya majestuosa y mansa
la luna sobre la pampa,
lucen de plata las guampas
de la hacienda que descansa.
Las cortaderas son lanzas
agitadas por el viento,
de tanto en tanto, el lamento,
de algún osidao molino,
y rematando el camino,
de luto está el firmamento.

Corta el silencio el chistido
de un lechuzón agorero,
que busca ratón maicero
para yevar a su nido.
El cielo se haya vestido
de gala, con mil estreyas,
a cual de eyas más beya,
es difícil de elegir,
todas merecen ceñir
la frente de una donceya.

Noche tranquila, serena,
oculto entre la maleza,
sin apuro, con pereza,
el violín de un griyo suena.
Como agobiao por la pena,
un sauce yorón se inclina,
sobre el agua cristalina
de un arroyo rumoroso,
cuyo caudal, presuroso,
con fuerza se arremolina.

El paisaje es increíble,
por momentos, fantasmal,
pensar en que haya algo igual,
parecería imposible.
La beyeza es tan tangible,
el silencio tan rotundo,
pareciera que en el mundo
luna, pampa, ser humano,
andan tomao’ de la mano
con sentimiento profundo.

Crece la imaginación,
se oyen gritos, clarinadas,
cargas a sable y espada
enfrentándolo al malón.
Gauchos que a fuerza’e facón
hicieron valer sus mentas,
dejando sus osamentas
abonando nuestra tierra,
que en sus entrañas encierra
el valor que representa.

Todo el campo en su estensión
tiene estraño sortilegio,
como sonido de arpegio
jugando en un diapasón.
Pa’l buen crioyo es la razón
de su vida y su sustento,
por eso, en ningún momento,
busca apartarse’e la hueya,
siguiendo siempre la estreya
que guía sus pensamientos.
                                           01/07/2013

 Versos de Carlos A. Faga