lunes, 25 de febrero de 2013

MI PANGARÉ

Tiene el pelaje lustroso,
tiene su frente altanera,
es veloz en la carrera
y como niña es nervioso.
El pampero rumoroso,
su mejor maestro fue.
A él mi fortuna confié
y siempre salió triunfante.
¡Entre animales de aguante
no hay como mi “pangaré”!...

Incansable pa’ nadar
aunque sea bravo el arroyo,
a este mi caballo criollo
naides le puede ganar.
Cuando en él salí a pasear
siempre la atención llamé
muchas carreras gané
porque él corre como luz,
¡pa’ alcanzar al avestruz
no hay como mi “pangaré”!...

No existe en ninguna estancia
un parejero mejor,
con galope seguidor
sabe acortar la distancia.
Pa’ trabajar, la constancia,
y habilidad aprecié;
si en él un  toro peché,
rodó a impulso del pechazo.
¡Y, pa’ afirmarse en el lazo
no hay como mi “pangaré”!...

Muchos me lo han codiciao,
y hasta comprarlo quisieron,
cuando escarceando lo vieron
con el lujoso  chapeao.
Nunca se vio derrotao
porque como él naide jué.
Mi acuerdo que le gané
una carrera al pampero…
¡Por eso en el mundo entero
no hay como mi “pangaré”!...

Versos de Evaristo Barrios

TEMPORAL

(sobre el catre)
  
Demora en llegar el día
y la lluvia persistente
es un estilo doliente
de cautivante armonía;
se corta la lejanía
cual si el mundo se encogiera
y en tanto una tropa entera
de añoranzas me porfía
se me hace que al alma mía
la apretara la cumbrera.

Dentra la mente a turbarse
con una rara ñeblina,
no está la voz cantarina
ni de un ave, al despertarse;
contemplo al sauce hamacarse
pesaroso, entristecido…
el mate tibio, escondido
en el güeco de mi mano,
se me hace el más fiel paisano
que en la vida haiga tenido.

Emponchao busco mi flete
apenas la lluvia afloja,
y al cantar de su coscoja
dejo limpio el caballete;
y empezando desde el brete
al potrero más profundo,
apenas meditabundo,
recorro con precaución;
y siento en esa ocasión
que no hay más naide en el mundo.

En la güelta sin apuro
siempre el cielo lagrimiando,
como naide está esperando
siento el silencio más duro;
se hace el mundo gris oscuro
cuando llego y desensillo;
solo el candil pone un brillo
mientras doy vida al fogón
pa’ gustar un cimarrón
sentao en un cojinillo.

Matiando el churrasco espero
en mudas cavilaciones
y aguanto los sacudones
de mi corazón matrero;
y aunque nunca desespero
porque el rigor me ha templao
apuro el jugoso asao…
y al buscar “otros momentos”,
me chirlean los pensamientos
aún sobre’l catre acostao…!

Versos de Roberto Coppari

domingo, 24 de febrero de 2013

¡LA PATRONCITA!

De güelta de la Estación
con “el zaino” y “el picazo”
que son dos pingos machazos
p’atarlos en el vagón;
lo juí a esperar al patrón
que’s una güena persona,
también venía “la patrona”
-mocita’e la población-,
que al hombre, en esa ocasión,
lo abrazaba querendona.

Falda con tajo al costao,
la melena larga y ruana,
más bien tirando a alazana
con flequiyo recortao;
el vestido descotao
medio me hacía estremecer,
apena’pa contener
lo que de adentro empujaba,
cuasi se le reventaba
ande prendía un alfiler.

Yo ya medio trastornao
cada vez qu’eya me hablaba
apenas le contestaba
y miraba pa’otro lao;
el patrón entusiasmao
con un diario que había tráido
venía leyendo distráido,
y mientras tanto, la moza,
levantaba alguna cosa
que’n el piso se había cáido.

¡Mi Dios!, cuando se agachó,
si los pingos no asujetan
viá parar a la cuneta
malaya, que lo tiró!;
el patrón me reprendió:
“Al camino hay que mirar!”,
no le pude retrucar,
si yo, ni véia la güeya,
porque con el codo de eya
me golpeaba el costiyar.

Y al final cuando yegamos
el patrón bajó y se jué
y se adentró en el chalé,
y eya se quedó esperando;
“Juan, ayudame porque ando,
medio mal de la paleta…”,
se largó en forma indiscreta
que le hizo dar un traspié,
pa’ esperarla me afirmé
como rengo a la muleta.

Después que l’abarajé
caracho, el tiempo pasaba,
pero eya no se soltaba
y yo a sudar empecé,
la tuve que desprender
pa’ que’l patrón no nos viera;
cuando pasó la tranquera
me dijo en forma cordial:
“Juan, te’spero en corral
…así atamos la ternera…”


 Versos de Raúl De Genaro

sábado, 23 de febrero de 2013

UNA BUENA COMPAÑÍA


No hacía falta que cantara
el gallo despertador…
el gaucho madrugador
ya está en marcha cuando aclara.
Mientras el mate prepara
busca “el radio” con esmero,
como es un hombre campero
una milonga lo piala…
ahí lo espera a Coco Ayala
o tal vez a Pellejero.

“El radio”, cosas le cuenta
a más de escuchar cantores…
si los días son mejores
o si ha de venir tormenta.
Después, airoso, comenta
de qu’él primero lo oyó,
ningún programa perdió
y aunque mucho ruido hacía,
al ruido le hizo porfía
y a la Lanusse lo escuchó.

Al hombre lo ha visto criarse
la Provincia ‘e Buenos Aires;
lo emocionan los donaires
de un decidor al floriarse.
O un payador, al cruzarse
con algún bardo uruguayo,
o, como ya le detayo,
de un jinete oír l’hazaña
que le hizo perder la mañana
y el invicto a’lgún cabayo.

Y así, un radio-servicio,
pa’lgún cumpleaño el saludo,
una charla medio al ñudo
o una fiesta a beneficio.
Y junto al alba, al inicio
de la jornada se apresta
a encarar en forma honesta
su trabajo sin descanso,
pa’mas luego, al tranco manso,
descabezar una siesta.

Por la tarde, la tarea
la desarroya muy pancho,
cái junto al sol en su rancho
y de su pingo se apea.
Su gurí revolotea
y él, lo besa con terneza.
Don Secundino Cabezas
un cantor está floriando,
“del radio” lo están yamando…
pa’ la cocina enderieza.

Otro programa campero,
otra’udición bien sureña
y de su atención se adueña
ese locutor sincero.
Por eso decirles quiero
que’l crioyo, a más de su honor,
con un pingo, un perro flor,
“el radio” y buena mujer
sin duda habrá de tener
la compañía mejor.

Versos de Fernando O. Calles

miércoles, 20 de febrero de 2013

LA FAMILIA DEL TAMBO

Está sonando la pava
en la cocina de leña
y una voz ronca, se adueña
del silencio que reinaba,
es el Viejo, que destraba
el serrucho de los sueños,
aunque alguno frunce el ceño
sin protestar, se levanta,
y en dos minutos se planta
ante el calor de los leños.

Con unos pocos amargos
aún en noche cerrada,
va surcando madrugadas
el “boyero”, a gritos largos;
después de arriar, tendrá a cargo
de a dos terneros largar,
si alguno entra a corretiar
porque su madre está echada
pega un grito y de la nada
la lechera entra a llamar.

Banco y maneas preparaos
quedaron del día anterior
y el primer ordeñador
ya tiene el balde enjuagao,
los otros lo han imitao
y se van acomodando,
preguntan ¿cuál?, esperando
que el “apoyador” conteste
en tanto reniega éste
porque uno se está mamando.

El farol quedó colgao
cerca del viejo jagüel
porque de no ser por él
al lechero se le ha errao;
un perro ya se ha arrimao
y se rasca bostezando,
también se va despertando
con su chirriar el molino
y algún hornero, su trino
pa’ la causa va sumando.

Cuando el sol se deja ver
hay qu'ir apurando el tranco,
unos han colgao el banco
pa’ dentrar a revolver;
la “patrona” entra a traer
maíz pa’ las batarazas,
la silueta de las casas
es una sombra borrosa
y una chancha caprichosa
voltea un balde cuando pasa.

El que hoy hace de carrero
sale al trote pa’ mudarse,
toma el mate sin sentarse
y le echa un pan al garguero;
tiene que salir ligero
si a tiempo quiere llegar,
una legua hay que tranquiar
hasta la vieja estación
y él no será la razón
de que el tren deba esperar.

Versos de Néstor Enzo Mori

PAISANO DE HOY

Nuestro paisano campero
sin títulos de maestro
en sus tareas es muy diestro
a más de ser guitarrero,
alegre, dicharachero,
baquianazo pa’enlazar,
prepara un campo pa’ arar
pues pa’ todo se da maña,
¡capaz de cualquier hazaña
cuando le toca pialar!

Pa’ todo es voluntarioso,
conocedor pa’un arreo,
y trabajando a rodeo
muestra que’s habilidosos;
saca tientos, tapa un pozo,
y en una forma senciya
arregla una alcantariya,
sabe trenzar un bocao,
como estira un alambrao
o enderieza una variya.

Yeva un potro a la sidera
y como pa’ todo es ducho
le hace hasta traba al serrucho
o bisagra a una tranquera,
y aunque parezca zoncera
corta adobe y es herrero,
mecánico, carpintero,
tusa, desvasa, vacuna,
desagota una laguna
como es güen talabartero.

En la esquila de ordinario
la oficia de agarrador,
hace de embeyonador,
da lata si es necesario,
también es “veterinario”
pues sabe hacer curaciones
como tomar decisiones
si cortan un animal,
y trabajando a corral
muestra grandes condiciones.

Haciendo de domador
deslumbra con su pacencia
y por su larga esperencia
amansa que es un primor,
también maneja un trator
si tiene oportunidá
y a juerza de habilidá.
como es prático pa’todo,
él le busca el acomodo
si se haya en dificultá.

En fin, pa’ todo es baquiano
es enérgico y sumiso
eso también es preciso
pues lo muestra más humano,
pa’l canto es un veterano
su acento es dulce y ameno,
siempre lo va ver sereno
su pecho maldá no encierra,
¡y es apegao a su tierra
por ser crioyo, noble y bueno!
                                                 (25/05/1977)
Versos de Carlos César Farías

jueves, 14 de febrero de 2013

RESTOS DE LA PAMPA

Un manto de cebadiya
está cercando la loma
que oculta su policroma
entre un malón de castiyas.
Hay un hombre en la gramiya
quebrao por una rodada
y la vidriosa mirada
muestra que’l dolor es tal,
…¡si mirando el animal
no hace falta ver más nada!

¡Arrancó con el bozal
tierra, raíces y pasto
y con la punta del basto
dejó un surco colosal!
-Cuánto riesgo por un rial
y comer una picana-…
pa’ pior, la pluma liviana
y comienza el “Turco” piyo:
“que’s época de martiyo”
y que “va’umentar mañana”.

Mudo el campo. La esperanza
de que cruce algún paisano
es un consuelo lejano,
un puntito en lontananza.
Mientras que la noche avanza
con paso sentenciador
puede ver el boliador
que la luz del nuevo día,
la apagaba… o la encendía
la mano del Salvador.

Tal vez montó con esfuerzo
el gaucho de mi poesía,
de saberlo: la alegría
estreyaría este verso.
De cualquier modo el reverso
de estas décimas descampa
una peligrosa trampa,
que puede costar la vida,
cuando el coraje convida
en los restos de la pampa.

Versos de Julio H. Mariano 

domingo, 10 de febrero de 2013

OVERO AZULEJO

Tengo un “overo azulejo”
que es maravilla de pingo,
cuando lo ensillo el domingo
relumbra como un espejo.
Y si la rienda le dejo
suelta, comienza a escarciar
y se pone a testeriar
como pa’ que lo recoja
mientras mueve la coscoja
como queriendo jugar.

Si lo busco, de seguro
encuentro siempre caballo,
en el pique es como un rayo
pa’ sobrar un trance duro.
Y si alguna vez lo apuro
tocándolo con la espuela
entonces no corre… vuela
tendiéndose a lo avestruz
como si fuera una luz
que va dejando su estela.

¡Cómo se alegra mi “overo”!
cuando al trote en el camino
vamos con fijo destino
buscando lo que más quiero.
Hace lucir el apero
con marcada ostentación,
ya se afirma en el garrón,
ya se atraviesa en el trecho
porque lleva dentro’el pecho
retozando el corazón.

Pero cuando se estremece
de criollo toda su fibra,
cuando todos su ser vibra
como un ala que se mece,
cuando se rejuvenece
como por magia divina,
cuando sus ansias culmina
movidas por sabia nueva,
¡es cuando orgulloso lleva
sobre sus ancas, mi china!

Versos de Tabaré Regules
                     (uruguayo)

COMO GATO ESCALDAO

Cuando veo a una mujer
en una reunión como ésta,
yo empiezo a’gachar la cresta,
pa’ no entrar a padecer…
En cuestiones del querer
soy como el tiento sobao,
y como ya me han boliao
en más de una correría,
disparo del agua fría
mesmo que gato escaldao!

Me basta con que unos ojos
de mujer enamorada
me endilguen una mirada,
ya me tienen a su antojo.
Tengo pa’ mi mal, muy flojos
los garrones del amor;
siempre me faltó valor
pa’animarme a una gambeta,
y al entrar a una carpeta
nunca salí ganador.

Una me encerró en su brete
sin tiempo a pedir socorro;
me tuvo como a cachorro
que se engaña con chupete.
Era linda como un flete
pa’entrar en cualquier porfía,
pero pa’ desgracia mía,
que otra pena no se iguala,
ella… me salió más mala
que chorizo’e pulpería!

Dispués que se saborió
como en res muerta un carancho
y que viviendo en mi rancho
hasta en carnes aumentó,
la endiablada levantó
vuelo con otro palomo…
Hay que darse cuenta cómo
me dejó viejo y flaquito…
mucho más viejo… y finito…
que cinchón de mayordomo!

Autor Desconocido

sábado, 9 de febrero de 2013

YO TAMBIÉN


Yo también porque soy criollo
igual que tiento sobao,
largo mi pial de volcao
sin mezquinarle ni un rollo.
No han d’encontrar ni un escollo
de lo que voy a narrar
y quiero solicitar
que’l que se tenga por sabio
que vaya pegando el labio
y atento para escuchar.

Yo no soy un sabe todo
pero si un observador,
conozco cada espesor
como así también el modo.
Pa’ su mejor acomodo
de las jergas de lanilla,
caronas y caronillas
del primitivo recao
que ni Solari ha pintao
mesejante maravilla.

He sido bien enseñao
desde un botón sencillo,
bastos, riendas y lomillos,
lazo torcido y trenzao.
Dejar el cuero graneao
a maceta y a mordaza,
novillo carneao en casa,
lonjear sobre la rodilla,
hacer chusmear la cuchilla
como Pancho por su casa.

De los pelos del caballo
los entrepelao están,
cebruno, blanco, alazán,
el colorao y el bayo;
al rosao flamenco hayo,
lobuno, gateao, rosillo,
oscuro, zaino, tordillo
y si no he contao mal,
son como trece en total
en un sumar muy sencillo.

Viejo barcino, manchao,
de Tobías, el tobiano,
doradillo, porcelano,
moro, azulejo, tostao,
melao, overo, pintao,
ruano neto nombraré,
verdadero pangaré
los tengo pa’ mi consuelo…
Son mezcla de un mesmo pelo
los trece que yo me sé.

Versos de Omar Moreno Palacios (Recopilado, corregido y aumentado)

(tomado de Tonito Rodríguez Villar)