martes, 29 de mayo de 2012

VALLEJOS

A la sombra de un aromo
el paisano Juan Vallejos
le acomoda a su “azulejo”
el recado sobre el lomo.
Una nube color plomo
va cruzando el firmamento
mientras se escucha el lamento
lanzado por la paloma
y va cruzando la loma
el paisano muy contento.

Se dirige para el caso
hacia el corral de la estancia
a trabajar con constancia
porque es criollo baquianazo,
pa’ hacer un tiro de lazo
o domar un animal,
y cuando llega a encontrar
algún bagual “azulejo”
seguro que Juan Vallejos
lo pide para ensillar.

Cuando tiene que agarrar
un potro o un reservado
si le acomoda el recado
ya no lo va a basuriar.
Él lo deja corcoviar
y lo hacha por las paletas,
lo castiga por la jeta
sentado que es un primor
porque él es buen domador
y por eso lo respetan.

Hace poco trabajó
en un estancia vecina
y de la estancia a una china
en ancas se la llevó.
Con esmero la cuidó
y en el rancho de Vallejos
mientras que frente al espejo
la china se está peinando
en un palo está escarbando
un lindo flete "azulejo”.

Versos de Alberto Güiraldes

sábado, 26 de mayo de 2012

PALO A PIQUE


Palo a pique es el corral
de la primitiva estancia,
símbolo fiel y constancia
de una edad tradicional;
se pierde, y es natural,
que se pierda en los momentos
que no dejan ni cimientos
de algo que el pasado indique,
cuando como palo a pique
debían ser los sentimientos.

Cada palo, cada nudo,
guarda como una leyenda
de las tareas con la hacienda
que realizó el gaucho rudo;
hoy queda como un escudo
alguno que otro… perdido,
que está añorando el balido
de la hacienda acorralada,
el reino de una manada
o al dueño ya sucumbido.

Él vió al paisano jovial,
por un cigarro, y cual broma,
largarse de la maroma
sobre el lomo de un bagual;
y aunque irónico el cardal
hoy lo tiene acorralado,
sigue firme y bien plantado
de ñandubay o quebrachos,
rememorando esos machos
estancieros del pasado.

Versos de Charrúa

GALPÓN DE ESTANCIA


Como en sus años primeros,
perfectamente plantado,
cuando se hallaba atestado
de bolsas, lanas y cueros;
dando frente a los potreros
y con dejos de arrogancia,
está el galpón de una estancia
contemplando la ladera,
como si un símbolo fuera
de eternidad y constancia.

Hay un ombú ya viejón
que su raíz extendiendo,
parece estar pretendiendo
echarse al hombro el galpón,
y no es tal su pretensión:
es que el ombú corpulento
lo abraza por el cimiento
con mil recuerdos que añora,
le da un beso en cada aurora
y lo protege del viento.

Él no tiene más ofrendas
que allá en su tirantería,
telas de araña a porfía
y de avispas las viviendas;
hay en sus puertas leyendas
hechas a punta de acero,
la marca del estanciero
puesta en forma repetida;
y una volanta vencida
que sirve de gallinero.

Allí está, como trofeo,
serio, sin una sonrisa…
y ni luce la camisa
del revoque o del blanqueo;
por eso cuando lo veo
sin la actividad pasada,
lo emponcho con la mirada;
al alejarme lo pierdo
y queda con mi recuerdo
en la soledad callada.

Versos de Charrúa

viernes, 25 de mayo de 2012

¿SERÁ ÉL?


En los palos que resguardan
el viejo pozo aguatero,
con su percal dominguero
la moza, sentada, aguarda.
Se ve, en lo inquieta, que tarda
quien su cariño presiente;
porque, llevando a la frente
una mano, explora alerta,
la vieja huella desierta
donde no asoma el ausente.

Y mientras, cada mirada,
tras de un suspiro va huyendo,
un clavel se va durmiendo
sobre su cálida  almohada.
Ya al sol, la agreste lomada,
lo oculta, y ella, abatida,
mira la flor prometida
mientras sus manos, nerviosas,
torturan los moños rosas
de sus trenzas renegridas.

Pero, de pronto, calmando
sus inquietudes, divisa,
a un jinete que de prisa
viene el camino acortando.
Entonces, como soñando,
besa con ansia el clavel,
y, aunque ya, el instinto fiel
le confirma su ventura;
suspirando con ternura
se pregunta: ¿será él?

Y lo demás, ¿para qué
decirlo, si ya es sabido?
El reproche, no ha existido,
y la tristeza, se fue.
Solo al mirarlo, ya ve
que no es posible el enojo;
¡hay tanto amor en sus ojos!
que solo pierde terreno,
mientras temblando en su seno
revive el clavel, más rojo.

Versos de Pedro Boloqui

SABORES Y SINSABORES

A un bailongo flor y flor
diba yo con mi Petrona,
enancada en mi ‘lobuno’
que hacía jugar la coscoja.
Si sigo el camino real
dije, malgasto las horas,
y en la entrada principal
del ‘Puesto Diez’ de “La Zorra”,
le metí a campo traviesa
goloso por la ‘milonga’.

Don Aniceto festeja
los añitos de su doña,
invitando al paisanaje
de una legua a la redonda.
Y cuando me iba acercando
al patio de “Las Totoras”,
lo vide a Don Aniceto
empinando una ‘pamplona’
que la pasó y le siguió
sacudiéndole a una polka.

El viejo de la guitarra
ya tenía dos cuerdas rotas
y no le aflojaba un tranco
el viejo de la cordiona.
La patrona con pasteles,
las hijas con una tortas,
y dos cuñados mamados
con una jarra de losa
convidan a las visitas
con un ‘vino de la costa’.

Al terminar el bailongo
monté, la enanqué a Petrona
encarando el mesmo rumbo
por el puesto de “La Zorra”.
En una cueva el ‘lobuno’
como una cosa loca,
mete una mano y se quiebra
no lo pude alzar ni en broma
quedando mi china y yo
a pie, golpiao y a esas horas.

Salía a disfrutar la vida
y casi voy a la fosa,
porque naides sabe donde
la buena racha se corta.
Tan lindo lo había pasao
y se me cortó la ola
tiene estas cosas la vida
la vida tiene esta forma,
unas veces son espinas
y en otros casos son rosas.

Versos de Héctor Del Valle

ECHURÍA

No quisiera que vengas a mi mente
no tendría que verte en mi existencia,
olvidarte por siempre es mi deseo
aunque sufre mi ansia ya deshecha.

Moriré sin que vuelvas a mis labios
ni estarás en el medio de mi senda,
al hallarte me has hecho tanto daño
que mi vida quedó perdida y vieja.

He quemado contigo tantas horas,
tantas horas que hasta mi pobre estrella,
hoy me vela dolida junto al catre
y maldice a tus garras por mi pena.

He pagado con creces tus placeres,
por las noches las manos se me hielan,
me pegaste un ponchazo y sufro mucho
cada vez que mi mente te recuerda.

Te lucí en un tiempo con orgullo,
hoy padezco la pena de tu ausencia,
no he podido borrarte de mi mente,
de recuerdo guardé la tabaquera.

Como cruda traición de mal amigo
que con falsa sonrisa se dispersa,
por tu culpa, tabaco, estoy sufriendo,
tu veneno dejó mi sangre enferma.

Versos de Héctor Del Valle

RETRATO DE UN MENSUAL


Con güena desposición
el mensual se h’acomodáo
pa’ salir bien retratáo
como si juera el patrón.
H’aprovecháo la ocasión
porque’s una cosa extraña,
de que ande por la campaña
un hombre que’s retratista,
sacando a primera vista
con una caja tamaña.
  
Ansina el hombre ha salido
con vistuario aparente,
arrancando en redepente
con todo lo que ha tenido
y como es medio alvertido,
nombradazo entre el gauchaje,
pa’ que oserve el paisanaje
y lo almiren con asombro,
se ha echao el ponchito al hombro
como quien se va de viaje.

Versos de Omar J. Menvielle

jueves, 24 de mayo de 2012

EL SALAO

1
Áhi tiene sobre’l fogón
ese mate, échele yerba:
en mi rancho se conserva
algo de la tradición:
dele un soplido al tizón
que dure’l agua caliente;
ponga leña suficiente,
áhi tiene un tarro con grasas
que’n cuanto se hagan las brasas
pondremos algo pa’l diente.
2
Acaricie ese porrón
de ginebra marca “Llave”;
vaya tratándolo suave
que nos aguante’l tirón,
que’n cuanto la cerrazón
medio se haya despejao
después de’char un bocao
le meteremos los cueros;
usté póngale al “overo”
yo le pondré al “colorao”.
3
Sabe Don que la niblina
se ha estendido con grandeza
y se ha puesto más espesa
que’l humo de la cocina;
usté lleve la madrina
yo atracaré a los baguales;
al pasar los totorales
se abre un claro en el arroyo
donde le llaman los criollos
“el paso de los juncales”.
4
Largue la yegua, no baje
si el agua bordea la orilla;
por detrás de la tropilla
los pingos harán coraje;
reserve’l poncho pa’l viaje
y aprete bien el sombrero
dele riendas al “overo”
que se atraque al “colorao”
¡mi flete es como pescao
pa’ las aguas,  aparcero!
5
Sabe que’staba crecido
por suerte sin correntada;
son aguas de la cañada
por lo tanto que ha llovido;
si no lo dejó en olvido
usté ha de tráir el porrón;
bebamos con discreción
para dirnos calentando
y aura entremos galopando,
ya se ha ido la cerrazón.
6
Adrián Sosa y Justo Agüero
con rumbo pa’l Saladillo
van cruzando “Los Cerrillos”
de los campos de Terrero:
dos criollos de sello entero
capaces de cualquier cosa
que si valiente era Sosa
también lo era el gaucho Justo
¡capaz de peliar de gusto
con la mazorca de Rosas!
7
Muchas leguas galopiaron
a lo largo de aquel día
y otras tantas faltarían
a donde nunca llegaron;
era de noche y toparon
con el viejo río Salao
que’staba de lao a lao,
sin bajada y sin barranca
¡que hasta los pastos arranca
cuando se alza encorrentao!
8
Si es bravo el Samborombón
que tanta gente ha llevao
el viejo río Salao
tiene entrañas de dragón
pero la gran decisión
de los gauchos argentinos
por adelantar camino
y por ser demás valientes…
se los llevó la corriente
con triste y fatal destino.
9
Cuenta después un baquiano
botero de’sa pasada
y que tiene la morada
en un barrancón cercano,
que sintió gritos humanos
que venían del Salao
y con un tono apurao
que debía ser de Agüero
que decía: “¡Atraque’l “overo”
cerquita a mi “colorao”!”
10
Tristeza y desolación,
angustia, temor y pena
causa la terrible esena
de la desesperación;
y al cerrarse la oración
que’l cielo en estrellas brilla
dicen que de orilla a orilla
cada vez que está crecido
se siente’l triste sonido
de un cencerro sin tropilla.
11
Alguno con devoción
en el nombre de Jesús
ha colocado una cruz
junto al pie de un albardón;
bien cabe la presunción
que duermen en una fosa;
hay una planta frondosa
de respetable espinillo
¡memoria de “Los Cerrillos”
de Don Juan Manuel de Rosas!

Versos de Juan Quiroga
(Seudónimo de Camilo Hamus Gómez
1887 – 1976)

(versificación de un hecho acaecido en 1914)

miércoles, 23 de mayo de 2012

SOGAS Y TIENTOS


Me  está trenzando la muerte
a mi, que he sido soguero,
he mazetiao varios cueros
pero nunca el de la suerte,
me hicieron de soga juerte
sin ninguna injeridura,
he guardao la compostura
sin ayudar a estribar,
nunca me han visto adular
aunque desiara una achura.

Juego ‘e sogas, maniadores,
botones, lazos, torzales,
bombas, tientos y ramales,
encimeras y atadores,
pegual, pretales, fiadores,
alguna cincha, un corrión,
han salido pa’l varón
que nunca empuña la lanza,
engordando la esperanza
de paz, amor y nación.

No se enlaza el sentimiento
ni se cincha el corazón,
no se embozala el perdón
ni se piala el pensamiento;
el hombre de entendimiento
al de tiro no amordaza,
si es brioso o tiene cachaza
le busca la inclinación,
no es tan varón el varón
que de miedo se acoraza.

No me han gustao los patrones
echadores por delante,
aguaitando como enantes
que los piones sean más piones;
ellos creen que son garrones
que solivian tuito el peso,
yo no tengo mucho seso
y no pialen mi opinión:
sin igualdá y sin razón
el caldo se pone espeso.

Ya no me quedan más rollos,
me espera la sepoltura,
soy de abajo y tuve altura
nunca anduve con embrollos;
que vaya pa’ los cogollos
una güena indicación:
sigan rumbo a la razón,
al sudor no se le sienten,
no escuchen a los que mienten
y encaren al ventarrón.


 Versos de
Carlos Adolfo Castello Luro

TARDE DESPERTAR


Cuando me pongo a pensar
en tus lindos ojos pardos,
me chucean como cardos
porque los quiero olvidar.
Fue tarde mi despertar,
no valoré tu dulzura,
la tibieza, la ternura,
la gracia de tus modales
y para colmo de males
me quedé con la amargura.

Recuerdo que me esperabas,
cuando, loco por las cartas
me enredaba en esas cuartas
y hasta tu amor me jugaba;
las cuadreras y las tabas
ocupaban mi cabeza;
sin reproche, sin tristeza,
me ocultabas tu dolor:
mientras llenabas de amor
lo que faltaba en riqueza.

Hoy, alejado del juego,
todo es nunca, todo es tarde.
Por más que en mi pecho arde,
desde entonces, aquel fuego,
pero si fui sordo y ciego
qué más yo puedo esperar?
Me tendré que resignar
a pensar en lo que fue,
y esperar solo y sin fe
tu sol,. que no va a asomar.

Versos de Carlos A. Castello Luro

TEMPORAL DE SANTA ROSA

La lluvia se hace presente
entreverao con los rayos,
inquietando los caballos
que no quieren dar el frente.
Un refucilo ‘e repente
ha tajiao el firmamento;
es el trágico momento
pa’ mi caballo ensillao,
que del cabresto colgao
encontró un final violento.

Con el recao chamuscao
por el rayo o la centella,
quedó del fuego la huella
de surco en campo arao.
Quieto el cencerro, callao
en la madrina asustada,
y otra nueva atropellada
de la furiosa tormenta,
me hace caer en la cuenta
que se viene la pedrada.

El poncho tendió su manto
de luto, la noche aquella,
y del cielo las estrellas
se apagaron con espanto.
Encomendao a algún Santo
haciendo cruces con sal,
se acuerdan del santoral
algunas viejas chismosas,
y piden que Santa rosa
nos libre de todo mal.

Qué va a hacer la pobre Rosa
si ya todo se ha perdido,
y es tanto el daño sufrido
por la tormenta impiadosa,
que las plantas refalosas
quedaron amontonadas,
y del rancho, la quinchada
se fue desflecando todo
convirtiendo el agua en lodo
con las plantas destrozadas.

¡Que tormenta, Dios piadoso!
los temporales de agosto,
cuanto hay que pagar de costo
en los campos generosos.
Los daños que son cuantiosos
han diezmao los animales,
se entierran los pastizales
inundaos en los potreros,
y hasta el año venidero
sufriremos estos males.

Tristeza en el campo herido
que no se rinde por nada,
y otra vez la tierra arada
dará el fruto merecido.
Así el hombre habrá cumplido
explotando su riqueza,
la madre naturaleza
balanceará sus favores,
deseando tiempos mejores
luchando con entereza.

Versos de Miguel Bannón

viernes, 4 de mayo de 2012

RESERO

Quiera Dios que el poncho viejo
no me afloje en esta vuelta,
que el aguacero se suelta
y amaga con ser parejo.
Yo no sé de qué me quejo
si en esto ya estoy curtido,
tantas veces ha llovido
y otras tantas ha parao,
qué importa que se haya armao
pa' darle largo y tendido.

Un refucilo convida
y un trueno acepta el envite,
como buscando el desquite
de tanta mala partida.
Es una lluvia tupida
la que se viene arrimando.
Cuando me estoy emponchando,
renegando con el viento,
me alcanza y en un momento
deja la huella blanqueando.

Con ganas de darle el anca
la hacienda se arremolina
y, en un costao, la madrina
se ha parao con su potranca.
Baqueana, la yegua blanca
presiente que habrá trabajo
y al silenciar el badajo
del "Ciervo Doce" partido,
se oye el último tayido
que se pierde viento abajo.

Pero de nuevo puntea
cuando un chiflado le arrimo.
Ya está pesao el camino
y la hacienda mañerea.
Yo quiero, aunque más no sea,
llegar hasta algún cardal
donde pueda, mal que mal,
aguantar hasta que pase
porque la cosa se me hace
que ha de ir pa' temporal.

Tal vez un cardo castilla
me alcance pa' hacer reparo
y no ha de faltar un  claro
donde rodear la tropilla.
En esta vida sencilla
muchas veces he pasao
hecho sopa, engarrotao,
toda la noche rondando
y, a ocasiones, renegando
del destino que me han dao.

Pero en las frescas mañanas
cuando ha aclarao y no hay viento
se despeja el pensamiento
de reniegos y macanas.
Juro que me dentran ganas
de gritarle al campo entero
echao pa' atrás el sombrero
como toriando al camino,
¡aquí pasa un argentino
y, pa' más gloria, resero!

Versos de Juan Antonio Beherán

martes, 1 de mayo de 2012

DE LO POQUITO QUE SÉ

De la estancia en que me crié
hace ya bastante tiempo,
conservo claro el ejemplo
de algunas cosas que sé;
pocas veces me animé
a señalar las ganadas,
por miedo a la costalada
que casi siempre provoca,
cuando uno suelta la boca
ya deja de estar cerrada.

De tanto ver al mensual
recorriendo los potreros,
en los trabajos camperos
puse cuidao especial;
también sé que en general
ser callao es buena clave,
y aunque mi decir no alabe
al que grita sin saber,
también he visto crecer
gente que manda y no sabe.

Yo conocí al domador
ese que entraba a la estancia
trabajando sin ganancia
pa’ sacar tropilla flor;
hoy por culpa del motor
todo perdiendo se fue,
y vuelta a vuelta se ve
que ayudao por la corneta
se recorre en camioneta
y hasta se aparta de a pie.

Soy contrario del progreso
cuando con su dimensión
entierra la tradición
con su ridículo peso;
nadie aprende y es por eso
que observo en la caballada,
rienda, bozal, cabezada
que encontraron la receta:
hacer callar la mazeta
culpa ‘e la soga salada.

Como soy medio porfiao
pa’ cabrestiar tanto invento,
ayer recordé contento
el cumpleaños de mi ahijao:
me lo imagino montao
en el petiso tobiano,
prendido con las dos manos
como cuando yo empecé.
Cumple un año y tengo fe
pa’ sacar un buen paisano.

Versos de Miguel H. Verna