lunes, 15 de septiembre de 2014

CANDIL DE GUAMPA

Alardeando de su estampa
y dándole luz al rancho
está colgado de un gancho
un viejo candil de guampa.
Cuando se duerme la pampa,
él, recién se despabila…
la noche pasa tranquila
con paso seguro y lerdo
y, a veces, algún recuerdo
entre sus sombras titila.

Cuando me siento a matear
después de haber churrasqueado
mi perro ovejero, al lado
se tira pa’ descansar,
y comienzo a recordar
cosas que, ya se volaron…
amores que me dejaron
en el alma ardiente herida
y, pa’ siempre, de mi vida
las ilusiones mataron.

Y de su luz al destello
mientras quema su pabilo
llegan como refucilo
recuerdos de un tiempo bello,
y mientras tomo resuello
para templar la guitarra,
parece que me desgarra
una zarpa el corazón
y hasta pierdo la razón
por el dolor que me amarra.


Versos de Pedro Pablo Rodríguez

CAMINO Y FOGÓN

Quiero andar por el camino
amargo de los recuerdos…
desandar con pasos lerdos
la ruta del peregrino.
Mi corazón argentino
corcovea de emoción,
hoy desfilan en malón
las bellezas del pasado
que están vivas, a mi lado,
gracias a la evocación.

¡Si habrán chapaleado barro
en las huellas del camino
“El Plus Ultra”, “El Sin Destino”
y “El Pueyrredón”, otro carro…
Veo a Domingo Navarro
que es de mi pueblo un destello,
Polo Cisnero, los Cuello,
Morales, Junco, Losada…
¡Bella época pasada!
¡Qué lindo era todo aquello!

Tranco a tranco en el camino
siguiendo su derrotero
marchaba el pobre carrero
rumbo al progreso argentino.
Casi errante y sin destino
como siguiendo una estrella
y dejando en cada huella
un pedazo de su vida,
¡cómo una emoción prendida
junto a un fogón que destella!

Giñazú y Nuñez al tranco
de su buena caballada,
Maldonado en la jornada
va repechando el b arranco.
Yo del ayer los arranco
como flor de siempreviva
para mi emoción cautiva
por ser parte de la historia,
porque son de la memoria
una parte que está viva.

Mientras, marcha por la huella
con rumbo de inmensidad
por la eterna soledad
junto al fogón de una estrella.
Y de la época aquella
en mi verso lo detallo,
cuando tan solo el caballo
era el rey de los caminos,
los carreros argentino
.trabajaban sin desmayo.

Sin aflojar para nada
con paso firme y constante
por el camino adelante
marcha la tropa cansada,
pa’ llegar a “La Blanqueada”
hay veintidós leguas largas,
y son horas muy amargas
pero hay que marchar igual
y a pesar del temporal
llevar bien seca las cargas.

La cadena de la vida
va eslabonando los años
y un collar de desengaños
nos deja el alma prendida.
Al final de la partida
después de tanto coraje
nos queda como bagaje
en este mundo imprevisto,
el saber que ¡estamos listos
ya, para el último viaje!


Versos de Pedro Pablo Rodríguez

domingo, 14 de septiembre de 2014

PA' RECORDARTE PICASO

Pa’ recordarte “Picaso”
en versos te hago un recuadre
porque paseaste mi padre,
aquel vasco tan criollazo;
con un orgullo machazo
le gustó taparte en prendas
en días patrios, por las sendas
desfilar con la bandera…
Si parece que te viera
arrollao entre las riendas.

Muy pichoncito yo era,
de unos trece años escasos,
y me pidió que al “Picaso”
de tiro se lo trajiera
de los campos que tuviera
Lorini, cerca’el poblao,
su dueño, que era encargao
Tomás Olariaga, honesto
con la mano en el cabresto
me lo entregó bien tusao.

Porque no eras pingo lerdo
en un tiro a la sortija
sacaba un premio en fija
que en mi rancho era recuerdo.
La oración tampoco pierdo
y lo que aclaro sostengo
que ninguna foto tengo
pero pongo por testigos
a mi tropilla de amigos,
mi capital que mantengo.

“Picaso”, más bien chicuelo
gracias, por lo que me diste,
como mi padre te fuiste
a tranquear campos del cielo;
no viá echar mano al pañuelo
porque lagrimear no quiero,
en mi recuerdo sincero
en lo blanco de tu frente,
te acaricio con mi gente
del pueblo “labardenero”.
  

Versos de Gilberto De Goicoechea

jueves, 11 de septiembre de 2014

CHAIRANDO

Noche de junio… En los sauces
pasa silbando el pampero,
y en las cañadas vecinas
gritan ¡alerta! los teros…
En la quietú de mi rancho
hecho oviyo cerca’el juego,
pienso, contemplando un pucho,
que un pucho es igual a un viejo…

Pa’ dir cuartiando las horas
doy alas al pensamiento,
enhorquetao sobre el chuso
que me trái tantos recuerdos…
Y mientras pialo cien cosas
voy prieparando los cueros,
de ande saldrán como rulos
de mi tristeza, los tientos…

Tuito cristiano que pene
suelte en las noches d’invierno,
dir a ronsiar por los campos
ande las dichas juyeron…
Ayí ande los gauchos sonsos
dejan un tendal de sueños,
como pichones que pían
buscando el calor de un beso…

Curtido ya por los años,
con el cansancio en los güesos,
voy con mi pobre matungo
rumbiando al tranquito lerdo…
¡Y así se marcha la vida…!
¡Y así yegamos a viejos…!
Siempre soñando… soñando…
porque al final tuito es sueño…


Versos de Enrique M. Gaudino

martes, 9 de septiembre de 2014

LOS DORADILLOS

Del campo “Los Doradillos”
con la luz de la alborada
salimos pa’ la Tablada
con cuatrocientos novillos.
Todos paisanos sencillos
y cada cual bien montao;
el patrón, hombre mentao
y gaucho como ninguno
enhorquetao a un “lobuno”
nos despidió muy confiao.

Anduvimos más de un mes
para terminar el viaje,
siempre a rigor y coraje
sin esperar un después,
y ya que no hay dos sin tres
-como decía el “Vasco” Aldarque-
“el que quiera que se embarque
y al final de la partida
verá que pasó la vida
arriando pa’ que otro marque”.

Andábamos bien aviáos,
a nadie faltaba nada,
pues con nosotros marchaba
un breque bien preparáo;
“el gaucho” Rosario Aldáo
era nuestro capataz,
hombre muy diestro y capaz,
buen cantor entre paisanos,
¡si la guitarra en sus manos
parecía sonar más!

Yo entre tanta gente buena
me hallaba como perdido
pero siempre decidido…
con el alma bien serena.
En esa grata faena
de andar siempre reseriando
iba milongas trenzando
el amargor de una pena
como armando una cadena
para la vida ir cuartiando.


Versos de Pedro Pablo Rodríguez

domingo, 7 de septiembre de 2014

TAPE VIEJO

Don Nicomedes Aldao
-buen domador y tropero-
vistió de blusa, culero,
y un chiripá colorao…
De potro -cuero sobao-
y con delantal, las botas,
mientras chiflaba las notas
de imaginarias vihuelas.
Tintineaban las espuelas
con las rodajas grandotas.

Tranco pausado y seguro
-siempre de la misma suerte-
como pa’ que hasta la muerte
lo encontrara sin apuro…
Se le notaba el maduro
criterio, según el caso…
Sostenido en el abrazo
y en sentencias de caudillo.
Muy baqueano en el cuchillo
y en el manejo del lazo.

Me decía, como prueba
de virtud de criollo neto:
“No es al facón el respeto,
sino al hombre que lo lleva…”
“Mejor que lo que se eleva
es lo que tarda en caer…”
y, con igual parecer,
me dijo, para el recuadre:
“No cualquier mujer es madre
pero la madre es mujer”.

Por las distintas regiones
donde anduvo, sin descanso,
no montó en caballo manso,
sino en crudos redomones…
Y por las demostraciones
que yo contemplé a su lao,
con lo bueno del pasao
le dejo el verso, aparcero:
al domador y resero
Don Nicomedes Aldao.


Versos de Adolfo Fortunato Cosso