lunes, 30 de julio de 2012

MI RELINCHO

Hoy tengo un “bayo encerao”
que tiene… el pelo de oro
y aunque yo extraño mi “moro”
en él ando bien montao.
Cuando le pongo el recao
empieza a mostrar su brillo,
sale de tranco sencillo
y mi alegría amanece.
¡Si pienso que se parece
el caballo de un caudillo!

Va jugando con las riendas
cuando pega un escarceo
y me juego en un floreo
si nos mira alguna prenda,
quizás alguno comprenda
mi condición sin igual
y digo en forma cabal
no lo doy ni estando enfermo,
al regalo de Guillermo
de la Patria, un general.

Si voy al boliche en él
y me atraco al mostrador
se siente solo un rumor
todos lo miran a él.
¡Qué solapa pa’ un clavel!
¡Qué yapa pa’ mi trenzao!
Me lo halagan dimasiao
y eso me pone contento
y pienso pa’ mis adentros
¡ese es mi “bayo encerao”!

Es bueno pa’ la sortija
y ligero como luz
de correr un avestruz
en el terreno que elija;
cuando lo monta mi hija
su estampa es igualita
a aquella imagen bendita
de una historia que se ha ido
y lo veo parecido
al pingo de Manuelita.

Está calzado de tres
y le hablo pa’l que’ntienda,
así reza la leyenda:
“no lo vendas ni lo des”.
Es un pingo sin revés
y por todos codiciao,
es pronto en cualquier mandao,
preciado como tesoro,
y aunque yo extraño mi “moro”
¡en él, ando bien montao!

Versos de Claudio Agrelo

domingo, 29 de julio de 2012

YA VIENE CLARIANDO EL DIA

Ya viene clariando el día
y una nube que se queda
como un pañuelo de seda
envuelve la serranía.
Ya el bataraz que dormía
lanzó al aire su alarido,
ya la oveja dio el balido
y relinchó el redomón
y ya está ardiendo el fogón
que algún paisano ha encendido.

Dios bendiga el camino del campo en flor
cuando a la mañanita,
mi vida, sale mi amor.
Dios bendiga el camino del campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se va mi amor.

A lo lejos en la aguada
y entre el sonar de un cencerro,
se oye el ladrido de un perro
que repunta la majada.
Esperando la ordeñada
las vacas en el corral,
y se espanta en el brocal
un mancarrón que hay atado
al ver que se le ha acercado
un chico con un bozal.

Dios bendiga el camino del campo en flor
cuando a la mañanita,
mi vida, sale mi amor.
Dios bendiga el camino del campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se va mi amor.

Y así como va clariando
haciendo fondo al galpón
el monte que era un borrón
parece un fraile rezando.
Despacito y rezongando
contra el toque de campana,
cruza un pión de mala gana
alzando al hombro el apero,
mientras le silba el boyero
un cielito a la mañana.

A la huella, huellita del campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se fue mi amor.

Versos de Domingo V. Lombardi


Nota importante: Cuenta Antonio Rodríguez Villar: “Este estilo no figura en los registros de SADAIC, por lo menos con éste título. Me puse en contacto con varias editoriales pero no pude encontrar la partitura. La he escuchado cantar también con los nombres de “Amanecer” y “Amaneciendo”. Ninguno figura en SADAIC. Esta letra es tal como me la enseñó René Ruiz que -me dijo- la aprendió de sus autores”.

En esa última frase se alude a Manuel Portela, autor de la música, de estilo.

EL VIENTO Y LA FLOR

El sol que quería asomarse
me encontró solo verdiando
y un gallo ronco, cantando
comenzó a desperezarse.
Viendo al campo despertarse
mi pensamiento asujeta
como una moza coqueta
que está esperando a su amor
mis ojos ven una flor
en la punta de una horqueta.

Y aquel mozo que era el viento
temprano llegó silbando,
‘taban los dos titubeando
mientras yo observaba atento.
Justito en ese momento
el mozo la acarició
¡que vergüenza que le dio
a esa flor enamorada,
la viera que colorada
se pusó cuando él llegó!

Después me quedé pensando
en ir silbando a buscarla,
allí en su rancho encontrarla
y que ella me esté esperando.
Pero seguí rezongando
si hasta yo mismo me miento
sabiendo en cada momento
que imposible es nuestro amor,
¡que pena no sos mi flor
ni soy libre como el viento!

Versos de Facundo Picone

EL RELINCHO COMO UN REZO

    "El Margarito"


Un “overo chimanguiao”
marca de Juanjo Madero,
dejó de luto el potrero
ande lo había pastoriao.
Los pastos se han achatao,
la cebadilla no asoma,
se ven peladas las lomas
y el silencio de los montes
se hunden en el horizonte
con bordoneos de palomas.

El palenque ha quedao tieso
opaco de ausencia y frío,
le falta el calor y el brío
de la tabla del pescuezo.
El relincho como un rezo
le llega de la distancia,
sabrá Dios, en cual estancia
del cielo andarás costiando,
los alambres repechando
y pasiando tu arrogancia.

En un derrumbe total
las varillas se han ladiao
y antes eran cien soldaos
cuando entrabas al corral.
Al yuyo y al cardo asnal
se quinchó la madreselva,
sin saber quien lo resuelva
con sueño, pero despierta,
está la tranquera abierta
como esperando que vuelvas.

Su galope y su mirada
los tengo pa’ siempre escrito,
se “deshojó” “El Margarito”
en l’última galopiada.
El secreto ‘e las gauchadas
te lo  llevaste a los tientos,
la nube del sentimiento
llovisnea por mi “overo”
porque yo soy el potrero
y es ansí como te siento.

Versos de Omar Moreno Palacios

miércoles, 25 de julio de 2012

ME LLAMAN "ACREDITAO"


Yo tengo un recao de andar
viejito como su dueño,
confidente con los sueños
que han muerto sin despertar.
Lo armé para reserear
y anduvimos por las huellas,
sin que nos hicieran mella
distancias ni travesía;
hasta que en esa porfía
se fue apagando mi estrella.

Entre memorias de afectos
se quedó apegao conmigo,
y con gusto me prodigo
en mantenerlo completo.
Hace rato que está quieto
en un rincón de la pieza,
en ocasiones de mesa
y en otras, sirve de asiento
para atar mi sufrimiento
al correón de la pobreza.

Aunque no somos iguales
por idénticos carriles,
van pasando los abriles
con macollajes de males.
Él ya no encima baguales
para entibiar las bajeras,
y yo con la bichoquera
que me va dejando enclenque,
vivo embramado al palenque
del que no se recupera.

Hace mucho estoy varao
en la estancia del amigo,
que me da carne, abrigo
y plata que no he ganao.
Me llaman “acreditao”,
nombre que viene de lejos
cuando los criollos parejos
que supieron ser patrones,
¡jamás echaron a peones
que se iban poniendo viejos!

A trancos de la matera
tengo sitio pa’ mi solo,
me visitan los chingolos
y las palomas caseras.
De vez en cuando me espera
algún peón para yerbear,
y al entrar a recordar
alguna hazaña pasada,
¡es como el agua sagrada
que me hace resucitar!

Pero esa es una salida
transitoria de las penas,
por el cauce de mis venas
se va licuando la vida.
Con estas prendas curtidas
de mi recao bien habido,
se amadrinó el renegrido
mancarrón de mi destino;
¡que galopa en el camino
del tiempo que me ha vencido!

Versos de Roque Bonafina

martes, 24 de julio de 2012

SIEMPRE QUE NO SEA DE A PIE

1
Le asiguro Don Mansiya,
salvando algunas distancias,
capás que yego a la estancia
mañana, con mi tropiya;
mi propuesta es muy senciya
ya lo hemos aclarao, Don,
alviertale a su patrón
de movida y de soslayo
que yo soy pión de a cabayo,
de a pie… siempre fui chambón.
2
Usté bien sabe Mansiya
que yo siempre he reseriao
y algunos pingo’he domao
como estos de mi tropiya.
En el campo “Las Variyas”
fui mensual, dispués puestero,
¡lo pasaba compañero
sobre’l lomo de los fletes!
en el corral o en los bretes
trabajando días enteros.
3
Pa’ las yerras ¡ni que hablar!
había miles de terneros
y junto a otros aparceros
siempre me tocó enlazar;
en los tiempos de apartar
a rebenque y a pichico
áhi no había nada chico,
tenía que andar bien montao,
tratando ‘e salir parao
si el pingo se iba de hocico.
4
Lo que no aprendí: a puntiar
ni a manejar una horquiya,
y le arisquié a las variya
en los tiempos de esquilar;
chapetón pa’ deschalar
fui dende muy chiquilín,
cuando el maíz cuarentín
se sembraba en tuitos lao,
¡yo l’hice la cruz, cuñao
a ese tan fiero trajín!
5
Por tal causa no les fayo,
no trabajo más de a pie;
mi vida terminaré
arriba de los cabayos.
Mansiya, ¡iré como un rayo!
de mañana muy temprano,
ya tengo ensiyao un ruano,
tomo dos u tres amargo’,
unas pocas pilchas cargo
¡y hasta la güelta, paisano!

Versos de Ángel Feliciano Mele

RUMBEANDO


Ya diviso en la ancha loma
con encanto seductor,
un rancho que en su esplendor
los pasto’ofrendan su aroma.
El sol sus rayos desploma
para beberse el rocío,
desvaneciendo ese frío
que la gaucha madrugada
como una sábana helada
tendió sobre el mío-mío.

Quiebra a sus pasos mi pingo
que avanza con ágil marcha,
ese vidrio que la escarcha
le ha regalao al domingo.
Bajo el alero distingo
a una morocha campera,
que con suelta cabellera
cual un airón de moharra,
templando está una guitarra
que acorta una dulce espera.

Desde el alerta del tero
que denuncia mi llegada,
me recibe la perrada
en la puerta del potrero.
Entono un silbo campero
que lo recoje mi amada,
y abandona la encordada
para venir a mi encuentro,
como si yo fuera el centro
de su ilusión más soñada.

Otra vez el instrumento
ha pulsado con maestría,
buscando con alegría
tirar sus coplas al viento.
En su melodioso acento
florecen las ilusiones,
que unen a dos corazones
con sus gorjeos y trinos,
de motivos argentinos
en las rurales canciones.

Esa morocha cantora
es un pedazo de pampa,
que con su graciosa estampa
canta con voz seductora.
El verso a sus labio’aflora
con un arte natural,
por esa forma triunfal
de expresar nuestro sentir;
cuando así se deja oír
nuestro canto nacional.

Versos de Miguel Bannon 

lunes, 23 de julio de 2012

SERVICIAL IGUAL QUE UN PEÓN


Al igual que’l mejor peón
ha prestado su importancia.
Solo el recuerdo en la estancia
hoy ha quedao del galpón.
Cuando en más de una ocasión
se lo vio todo adornao,
con el piso bien fregao,
lleno de guirnalda’y flores
de diferentes colores
colgando de sus costao.

Hermosas fiestas se hacían
festejando alguna fecha
o pa’l tiempo de cosecha
donde muchos se reunían,
varias horas compartían
entre cena, baile y trago,
por eso, con cuanto halago
el qu’ese tiempo ha vivido
¡jamás! lo echará al olvido
si fue famoso en el pago.

Por el otoño, el patrón,
economizando gastos
hacía llenar de pastos
buena parte del galpón,
que sirviera de ración
en días fríos y fieros;
si sabrá refugiao reseros
que llegaban con las tropas
toda mojada las ropas
de soportar aguaceros.

La lana en él se ponía
en los lienzos apilada
y a la volanta cuidada
del clima reguardecía;
pa’ los aperos había
ganchos puesto’en los tirantes;
en estibas, el sobrante
embolzada la semilla
quedaba de alguna trilla
realizada el año antes.

Pero sin uso ha quedao
el que fue tan solidario
al cambiar el propietario
no le brindan más cuidao;
las paredes se han ladiao
porque hay ladrillos deshechos;
Dios sabrá quien lo habrá hecho.
Me pregunto y le propongo:
¡que mi verso sean un bailongo
realizao bajo su techo!

Versos de José Luis Irigoyen

LAS MELLIZAS

1
Mucho antes de hacer pareja
y de armar su propio nido,
ya se le había metido
medio, de entre ceja y ceja,
esa idea que él refleja
en cada conversación,
que llegando la ocasión
se cumpla el mayor anhelo:
que Dios le mande del cielo
un hijo y que sea varón…
2
Llegó el casorio y la luna
dentró a dar vueltas enteras;
y un día… su compañera
le dijo: “pronto habrá cuna…”
Desde entonces, su fortuna
(desechando una muchacha)
le dibujaba la facha
del gurí que ya venía,
y pensó que lo veía
de alpargatas y bombachas.
3
Se imaginó recorriendo
con su gauchito, el potrero,
o macetiando algún cuero
pa’ que lo vaya aprendiendo,
y así pensando y sonriendo
se hizo la cuenta completa
del tiempo que no asujeta
porque la luna… no espera.
Y le avisó la partera:
“¡Lamento, son dos chancletas!”
4
¿Mellizas? ¡y pa’ más dos!
Primero, sintió un resabio,
después soltó de los labios
un  “muchas gracias a Dios…”
y al tiempo cuando en la voz
de la yunta salió un “¡tata!”
no hubo pa’ él cosa más grata
y sintió en esa ocasión
sacudirse el corazón
como zapatiando en patas.
5
Cuando vuelve y desensilla
después de andar campo afuera,
ya las mellizas lo esperan
del patio justo en la orilla.
Cada una, en una rodilla
se acomodan y se sientan
y mientras que le comenta
a la patrona… ¡mil cosas!
se le prenden las “mocosas”
como perro a una osamenta!...
6
El tiempo sigue su andar;
las mellizas van creciendo
y despacito… aprendiendo
sin tenerlas que mandar;
y por gusto de ayudar
mientras una hace las camas,
la otra junta algunas ramas;
y si cae una visita
ellas con el mate invitan
sin que las mande la mama.
7
Le va saliendo la yunta
más criolla que dos zapallos,
ya se han hecho “de a caballo”
y a los terneros rejuntan
si una soba una coyunta,
la otra maneja la horquilla;
si aquella echa la tropilla,
una vaca ordeña esta…
¡y ayer hicieron la apuesta
cual hacía más astillas!
8
Cumplen cualquiera misión
como si fueran varones;
y hasta parecen dos piones
pa’l tiempo ‘e la parición.
Cuando llueve, al galpón
lo acomodan con esmero,
si falla un torniquetero
allí van con la herramienta
¡y le embarullan la cuenta
al turco vendiendo cueros!
9
Y no por eso han perdido
la condición de mujer;
pues se amañan pa’ tejer
o pa’ hacer algún vestido…
De la madre han aprendido
ser prolijas y hacendosas
y cuando el día reposa
aprenden lo que es preciso:
lo mismo que hacer un guiso
que poner unas ventosas…
10
Como en otros tiempos narran
que el padre jue guitarrero,
cuando los quince cumplieron
les trajeron dos guitarras.
¡Hay que verlas! Las agarran
como jugando… se plantan,
un estilo viejo cantan,
o alguna milonga ofrecen
¡y dos calandrias parecen
que anidan en sus gargantas!...
11
Y el hombre que ya ha empezao
a echar canas en el pelo,
sigue agradeciendo al cielo
por lo que el cielo le ha dao.
Y evocando aquel pasao
si la memoria revisa,
se le escapa una sonrisa
y hasta piensa… en ocasiones,
que ni una tropa ‘e varones
se compara a las mellizas.

Versos de Víctor Abel Giménez

miércoles, 18 de julio de 2012

EN EL PARTIDERO

Yo ensillo con mi recao
pilchas sin plata y sin oro,
y como que ando en mi “Moro”
ando siempre bien montao.
Ni poncho pido emprestao
aunque me muera de frío.
Mi “listao”, hasta en estío,
lo está pasando el sereno,
mas prefiero, a poncho ajeno,
andrajos del poncho mío.

Nunca debería faltar,
al hombre trabajador,
ni un peso en el tirador
ni un güen pingo que’nsillar.
Y, si lo llega a tratar
mal la suerte, una ocasión,
con güena reputación
que’s fortuna inigualada
se apea en cualquier ramada
o acampa en cualquier fogón.

Como en mis brazos confío,
suelo hablar con arrogancia;
que se agranden las estancias
que a mi… me alcanza lo mío!
A la suerte desafío
porque no le sé temer,
hago lo que puedo hacer,
voy a’nde pueda llegar:
si hay escollos, a saltar!
si hay que luchar, a vencer!

De los caminos se ven
naturales maravillas:
bosques, llanos y cuchillas
y cosas tristes también.
Pero las ve solo quien
lleva en el alma un lucero,
rara vez el estanciero
en su fría indiferencia
porque tiene la conciencia
castrada por el dinero.

Yo nunca serví pa’ pión.
Por hacerme respetar,
jamás me dejé retar
con razón o sin razón.
Aunque entiendo que’l patrón
debe hacerse obedecer,
todo el que sepa poner
las cosas en su lugar
no se deja manosiar,
ni siquiera reprender.

Entre borracho y patrón
(yo prefiero al bebedor)
cuanto más lejos, mejor
y poca conversación.
Siempre he sido remolón
pa’ que me ensille cualquiera;
si me tocan las basteras
ni las espuelas me pinchan.
Ande me apreten la cincha
desparramo las bajeras.

Versos de Wenceslao Varela
                      (uruguayo)

martes, 17 de julio de 2012

TIEMPOS!...


Tiempos!... cuando amanecía
y de mientras que clareaba,
igualito en mis adentros
venía la madrugada!...

Una luz que va creciendo;
el espacio que se agranda;
respiros hondos y limpios
que en nubecitas se escapan,
como pedazos de cielo
que ya le suebran a l’alma,
porque se enllena de día
con la gloria ‘e la mañana!...

Y el campo, como yo mesmo:
pastos, árboles y plantas,
ajuntando sus alientos
en una nieblita blanca,
hacen como que degüelven
nubes que de noche guardan,
y se las sacan de encima
pa’ disfrutar la mañana!...

Si uno mesmo se confunde,
y cuando el pecho se enancha,
parece que pura vida
dentra en cada bocanada!...
y el corazón se robaza
y en las venas la redama!...

Es nacer -como quien dice-
sentir que nos crecen alas
y dir subiendo pa’ arriba,
con el Sol que se levanta!...
…………………………….
¡Quién va a pensar que, algún día,
hasta las vistas se cansan?...

Se ve aclarar y parece
que el Sol nos viene de espalda…

Versos de Romildo Risso
                   (uruguayo)

PA' LOS MÍOS

Déjenmén de retintines
pa’ decir las cosas gauchas;
el cardo nu es pa’ jardines
ni yo pa’ cambiar bombachas
por trajes de figurines
que a los paisanos disfrazan.

Sé que pa’ críticos ‘tiesos’
yo soy brutón de palabras;
pero a mí, me hacen lo mesmo
que a un toro un yuyo en la guampa:
yo, con los gauchos m’entiendo
y si eyos m’entienden ¡basta!

Sí, pa’ los crioyos escribo
no pa’ gente dotorada,
d’esos que tienen cien libros
pa’ buscar una palabra,
y andan midiendo con hilos
asentos, puntos y rayas…

Yo soy crioyo entre los crioyos
no injertao como las plantas,
y no he de cambiar de modos:
digo “naydes”, “truje” y “áura”,
porque prefiero ser tordo
más que canario de jaula.

Y, ande nos vamos a estruir
los que tordiyos en canas,
apenas lér y escrebir
sabemos, gracias a máma?
Pa’eyos, es fácil decir
pero en la güeya… ¡macánas!

Y endemás, ¡que tanta buya!
porque el gaucho de mi Patria,
sería brutón pa’ la pluma
pero seguro en lanza,
no como otros,  pura espuma,
que son bravos cuando charlan!

Siempre a los hombres de ajuera
los cretican, hasta si hablan,
nada al gaucho le toleran
y en las púas lo abarajan
cuanto pisa en la tranquera
donde el pueblero hace basa.

Pero el hombre d’esta tierra
hecho a sol y a viento pampa,
siempre ha honrao a su bandera
que por linda nació gaucha,
pa’ que tenga siempre en eya
fe y orguyo cuando canta!

Por eso, aunque suebren láidos
pa’ creticarnos las faltas,
yo dije y sigo diciendo
“truje, naydes, máma y tata”,
que siendo gaucho con eso,
ya se ha ganao una estátua!

Versos de Pedro Boloqui

sábado, 14 de julio de 2012

UN TAL VALERIANO TREJO


1
En rueda de’ste fogón
un cuento triste les dejo
de un tal Valeriano Trejo
un paisano setentón.
Toda la vida jue pión
en las tareas rurales,
de chico entre los mensuales
en las destintas estancias
sirvió… pa’bultar ganancias
por unos poquitos riales.
2
Derecho de muchachón,
senciyo, sin arrogancia,
aunque pobre jue su infancia
¡jamás envidió patrón!
En fiestas de tradición
naides lo vido ensiyar,
y espuelas de jinetear
no se ataba en los garrones,
aunque a tantos “mancarrones”
solía hacerlos de andar.
3
Como verán, el paisano
sabía desempeñarse,
pero nunca por mostrarse
sobresalía del yano…
de pelo y bigote ruano
con los setenta cumplidos,
obligación de marido
no tenía el solterón
aunque’n… alguna ocasión
supo estar comprometido.
4
La vez que Trejo faltó
del puesto por un casual,
un cuatrero “servicial”
un noviyo le carnió…
Al escritorio yegó
enseguida el sucedido,
nunca falta un comedido
-dice un refrán con razón-
y en la balanza’el patrón
pesaba más el descuido.
5
Al escritorio dentraron
sin decir la boca es mía,
y de una caja que había
con poca plata arreglaron.
Vaya a saber que pensaron
Valeriano y el patrón;
ensiyó su mancarrón
y el zaino, ató a la’sidera,
cargao con puras zonceras,
pertenencias del que’s pión.
6
Con lo poquito que trajo,
no muy lejos del poblao,
hizo un ranchito quinchao
con un alerito bajo.
Los cabayos de trabajo
que tanto lo acompañaron,
de la estaca le soltaron
por robarle los bozales
y aqueyos dos animales
en la ruta le mataron.
7
Áhi sí, la justicia al rato
se presentó sin tardanza
y el peso de la balanza
no se inclinó pa’ su plato.
“Que la va a sacar barato”
un leguleyo decía,
a Trejo, que un policía
vido pa’lguna eleción,
cuando “a votar”, el patrón
lo tráiba… por cortesía.
8
¿Quién sabe que jue del Viejo?
El rancho vide tapera,
eso sí, en la tranquera
los dos perros de Don Trejo.
Del zaino y el azulejo
se ven contra el alambrao
los güesos amontonao
como testigo elocuente
de la ación de un imprudente
y unos bozales robao.

Versos de Felipe Olivera Moreno

domingo, 8 de julio de 2012

ASÍ QUIERO MI TROPILLA


Con este bellísimo romance criollo de un poeta del que solo sabemos que publicó un libro y que era de Bolivar (Bs. As.), plantamos el mojón 300 en esta "antología" que pretendemos distintas a todas las conocidas.

¡En mi tropilla de versos
galopea la esperanza…!

Quiero ver muchos baguales
rodeando la madrugada
como una yegua madrina
de pelo “overo-rosada”.
A los “blancos” de Villegas
luciendo como una plata
junto a un “oscuro lucero”
que lleva la noche en ancas.

Tener el “moro” de Urquiza
para bolear una garza
en el salto, porque dicen
que con él hacía la hazaña.
O aquel “moro” de Facundo
para que hable con mi alma
y en toda suerte de amores
me haga ganar la batalla.

Quiero el “pangaré” famoso
“Buey”, que Machado montaba,
para correr las cuadreras
o lucirme en las boleadas.
O el “pangaré” de Calfiao
que bebía las distancias
y en los médanos corría
con las potreras atadas.

El cacique ranquelino,
Ramón, formidable lanza,
supo tener un “picazo”
ligero como luz mala.
Ese pingo yo quisiera
en mi tropilla baguala.
Con un buen recado criollo
¡cómo luciría la plata!

Quiero un flete “doradillo”
como el sol de la mañana,
igual al de Manuelita
que por Palermo paseaba.
O el “bayo” de San Martín
que en San Lorenzo cargaba.
Con un “gateado barcino”
¡qué pingos para una hazaña!

“Azulejo” de Ramírez
(nube azul-humo su capa)
era un pedazo de cielo
en las tardes entrerrianas.
Ah! quién pudiera tenerlo
en la tropilla soñada
con el “manchao” de Grigera
y largarlos a la cancha!

El pingo “gateado overo”
de Baigorrita volaba,
y lo quiero en mi tropilla
para lujo de mi marca.
Con el superior “lobuno”
de Lamadrid, flete pampa,
y algún “alazán tostado”
tendré tropilla entablada.

Tropilla con la madrina
de pelo “overo-rosada”
cencerreando mi recuerdo
por la huella de nostalgias.
Así yo quiero mis pingos:
todo pelo y sola marca,
¡criollos, que son de mi tierra
como vivas flores gauchas!

¡La tropilla de mis versos
va galopando la pampa…!

Versos de Camilo U. Pérez Risso

(si algún lector tiene información biográfica o datos sobre este poeta oriundo de Bolivar, agradecería se comunique a carlosraulrisso@yahoo.com.ar)

CANTO A UN AMIGO

Compañero confidente
y amigo como ninguno,
cuasi en mis manos te acuno
con gusto semisonriente;
tu cuerpo siento latente
y sin ver bien las razones
manejás las emociones
de mi espíritu sombrío…
sos luz en mi desvarío,
siñuelo en mis ilusiones.

Cuando despunta el lucero
pa’ despertar la mañana
sos canto en hora temprana
que te busco de ladero;
tu rezongo cancionero
me dice que no estoy solo;
sencillo sin protocolo
tu figura me entretiene
hasta el momento que viene
a conversarme el chingolo.

No sé que fastidio raro
siento cuando te abandono,
se me hace que te arrincono
con algo de desamparo;
y en las tareas que encaro
siempre en constante rutina
te me cubre la ñeblina
que los deberes provoca…
como es natural te toca
de la flor, también la espina.

Cuando el sol cái mansamente
y güelve el campo a la calma,
otra vez dueño del alma
te me apariás consecuente;
y en una charla inocente
que solo los dos hablamos,
parece que reiniciamos
cualquier diálogo perdido,
como hurgando en lo escondido
que dentro del ser guardamos.

En visitas de paisanos,
que no deshecho en mi afecto,
sos el mensaje directo
que va juntando las manos;
te veo soñar: hermanos!
y quedo meditabundo…
mas si busco en lo profundo
lo que no deseo inerte,
¡sos cimarrón, pa’ mi suerte,
lo muy querido en el mundo!
                                                      (25/08/1974)
Versos de Roberto Coppari

sábado, 7 de julio de 2012

ALAMBRADOR


1
Los que son alambradores
salen con la jardinera
recorriendo de manera
leguas y leguas, señores.
Esos nobles servidores
duermen siempre a campo raso,
al frío no le hacen caso,
llevan sus mantas de abrigo;
los puesteros son amigos
porque le tienden los brazos.
 2
Él lleva alambres distintos,
pala para hoyo, pisón,
esquineros y estacón.
Viste de bombacha y cinto,
carga la bota con tinto
para poder gorgoriar
y debe siempre observar
que’l alambre esté tirante,
que los postes sean de aguante,
que nada pueda escapar.
 3
Y mientras va recorriendo
ve la hacienda en los potreros.
Estirar torniqueteros
es su trabajo ir cumpliendo.
Observa, todo va viendo,
si es mucha la producción,
comprueba la parición
-caballar, vacuno, ovino-,
y en potreros de porcinos
puede elegirse un lechón.
 4
Pa’ cuando llega la noche
siendo lugar desolado,
prende fuego, hace un asado,
no sabe de los derroches;
duerme debajo del coche
sea furgón  o jardinera,
suelta el caballo ande quiera
que paste, apague su se’.
Todo lo que digo a usté
hace su vida campera.
 5
La pava, mate y bombilla,
yerba o té, como le agrada,
azúcar, muy poca o nada,
lleva una vida sencilla.
Busca siempre la gramilla
acomodando el vellón,
se tapa con un jergón
-manta tejida de abrigo-,
un poncho encerao, amigo,
y se duerme de un tirón.
 6
Y cuando amanece el día
ensilla y sigue rodando
los cuadros sigue mirando,
vive feliz su alegría;
por nada la cambiaría
carne, sal, galleta y yerba,
detesta toda conserva
su vida de peregrino,
el toma en bota su vino
y siempre guarda reservas.
 7
Cuando regresa a la estancia
-el viejo establecimiento-
silba y canta de contento:
ya recorrió la distancia;
rememora la constancia
y después que desensilla,
memoriza la cartilla,
cuenta lo que ha sucedido,
y el Mayordomo le ha oído
si cumplió su vigilancia.
 8
Para él son todos iguales
los días de la semana,
las tardes y las mañanas,
suple todas las bondades;
él pasó sus mocedades
siempre fue muy laborioso,
trabajador silencioso
que a todo puso cuidado,
alambrador, ser honrado,
que seas feliz y dichoso.

Versos de Roberto Reparaz

EL HIJO DE LA LLANURA


Orillando una laguna
bordeada de pastizal
montando brioso animal
viene don Cirilo Osuna;
desfilando una por una
las cosas que ayer vivió,
todos los años que dio
trabajando de mensual
lo pintan así, tal cual:
sencillo como nació.

Luce con autoridad
bombacha, botas, pañuelo,
orgulloso de este suelo
que canta a la libertad;
amante de la verdad
su palabra es documento.
Enfrentó los cuatro vientos
porque’n el campo se crió
y en el esfuerzo aprendió
a pensar con fundamento.

Respeta y pide los mismo
de todo aquel que lo trate
y es amigo aunque lo maten
pues no sabe de egoísmo;
no le gusta el revanchismo
porque sabe perdonar.
¡Quién! no puede equivocar
la huella, o el pensamiento
sin tener mal sentimiento
sino una desgracia, errar.

Es prolijo por demás
pero sin ser fantasioso,
en el trabajo animoso
si puede, hace de más;
no pidas, dice, y si das
que no se note la ayude
la beneficencia muda
es la que Dios más valora
y el sentimiento que aflora
es pago bueno, sin duda.

Hombre de fe, no vacila
cuando la mala arremete,
el sufrir ya es un juguete
para los años que apila;
pone la experiencia en fila
y en balance generoso
hasta se siente dichoso
porque Dios lo está probando,
por eso sigue luchando
para salir victorioso.

Es hijo de la llanura
y su criolla identidad
tiene la autenticidad
de un arroyo y su frescura,
es tan grande su ternura,
tan puro su corazón,
que yo pienso ¡con razón!
es tan hermosa mi raza
si en esta gente que pasa
se ve nuestra tradición.

Versos de Darío Alfredo Lemos