miércoles, 31 de mayo de 2017

DÉJENMÉN EN TIERRA

A mí no me recen
endispués de muerto.
en hacer gauchadas
gasten ese tiempo.
No quiero que el alma
me abandone el cuerpo…
Anduve la vida
por caminos güenos,
resignao y manso,
priestando mi apero,
priestando mi poncho
mi moro y mi techo,
que’s, al fin de cuentas
lo poco que tengo,
ganao con trabajo
y en míseros sueldos.
El cuchillo sólo
lo usé de tropero
hachando algún gajo
pa’ priender el juego.
Pa’ cortar alambre,
ni a Dios se lo empriesto;
corto una estribera
si un bagual mañero
arrastra algún gaucho
del estribo’e fierro.
En peliar? Mil veces
lo empeño primero.

Es pa’ mi lo mesmo
un blanco que un negro,
y en las religiones,
por denguna dentro
porque en todas ellas
encontré lo mesmo.
A mí que no me recen
porque tengo miedo
que los oraciones
me lleven al cielo
ande -dice- han ido
tantos que no quiero
ni en la mesma gloria
toparlos de nuevo.
Pasaron en vano
la vida, y mintiendo,
negándole al niño
el pan y los sueños;
matando a miseria
puebluchos enteros,
y haciendo de muchos
que sirven pa’ ejemplo
con sus injusticias
jaguares y perros.
Si es, que esos mandingas
han subido al cielo
empujaos de abajo
por misas y rezos
porque se achicaron
y se arrepintieron;
o porque donaron
pa’ salvar el cuero
a la Santa Iglesia
los robos que hicieron;
déjenmén en tierra
por si acaso es cierto.
A mí no me recen
que me voy contento
déjenmén el alma
pegadita al cuerpo…
Pero eso sí, hermanos:
que me entierren quiero
al pie de algún árbol
-cualquiera es lo mesmo-
déjenmén pagarle,
algo por lo menos
a la madre tierra
que tanto le debo.
Subiré a la savia…
brotaré en renuevos,
me abriré en las flores
de pétalos frescos,
ofreciendo el netar
al dardo mielero…
Maduro en semillas
nutriré polluelos…
cantaré en sus picos,
volaré con ellos…
A mí no me recen
que me encanta el suelo;
quiero ver la luna
que inspiró mis versos,
andar por los riachos
corriendo, corriendo…
Oír la guitarra
errante del viento,
aliviar las hondas
tristezas del muerto
extraño y profundo
dolor del silencio.


Versos de Wenceslao Varela

UNA YERRA DE LAS DE ANTES

Rojea en el calendario
el primer día de mayo
y van llegando a caballo
los criollos del vecindario.
Entre las nubes, corsario
el sol… pelea su mando
y mientras se va agrandando
el grupo’e los invitao,
los lazos bien engrasao
están su fiesta esperando.

Hay yerra en “Santa María”,
una estancia muy vistosa
y que conserva orgullosa
costumbres viejas, ‘toavía.
Su patrón, para ese día,
olvida manga y corral
y porque’s tradicional
del tiempo de sus abuelos:
quiere terneros al suelo
y volteados en un pial.

Se preparan en la playa
el que enlaza, pialadores,
marquero y atajadores
para empezar la batalla.
Sin alambrados ni rayas
va a comenzar la función;
en un costao, el fogón
tiene la marca candente
y entre’l bullicio’e la gente
entra el rodeo en acción.

Allí va el enlazador
montao en un rabicano
-es zurdo y con esa mano
de revés, tira mejor-.
Pa’ cumplir con su labor
ha sabido acomodar
el recao pa’ trabajar;
la cincha apretó bastante
y aunque está medio adelante
no lo han de ver sobaquiar.

Ya sale el primer ternero
disparando a campo raso
y están zumbando los lazos
midiendo tiros certeros.
Un pial de volcao, primero,
queda errao sin saber cómo;
después, otro sobre el lomo
lo saca de una gambeta
y con uno de paleta
lo voltea el mayordomo.

Se oye gritar al patrón
“-Aprete que va la marca!”
y con esa frase abarca
la primera marcación.
El ternero da un tirón
cuando se siente quemao,
queda olor a chamuscao
y después de la capada
festeja la paisanada
con un porrón destapao.

Y prosigue el desarrollo
sin darse tregua ninguno
entre el balar de vacunos
y los dichos de los criollos.
Hay tiros con todo el rollo
como puestos con la mano
y cada cual es baqueano
en lo que está trabajando
y así marcaos van pasando
los que fueron… orejanos.

Esa es la yerra a rodeo,
hermosa fiesta campera
de un tiempo que ya se fuera
y que antes fue de apogeo.
Me pongo a pensar, y creo
que hasta la vida ha cambiao
y de puro encariñao
le doy mi palabra franca…
¡que aunque fuera de payanca
yo… pialaría al pasao…!


Versos de Víctor Abel Giménez

domingo, 21 de mayo de 2017

SEÑOR JINETE ARGENTINO

        (relato)

Con mi decir más surero
viá ponderar los jinetes
que sobre’l lomo’e los fletes
en todo tiempo lucieron,
y aunque algunos ya se fueron
y otros siguen su durar,
al dentrarlos a nombrar
si mi memoria se pierde
a los que yo no recuerde
¡qué me sepan perdonar!

Fueron buenos y famosos
en tiempos de Esteberena
los Ezquiza, Pablo Menna,
don Ángel y Andrés Cardozo,
Julio Cabeza, de mozo
aceptó cualquier convite
y mi recuerdo repite
que no deje de nombrar
a Gaute, aquel de Pilar,
Fausto Guride y Ervite.

Fue muy buena la campaña
por los Pagos de Navarro,
de tres paisanos que narro
por sus proezas y hazañas:
Pessi, Juan Díaz, Lavagaña
y otros nombres desembucho,
Negrete, que ‘anduvo’ mucho
y pa’ terminar la trenza
digo: Alzaga y Lamenza
de los Pagos de Ayacucho.

Después de aquellos vinieron
otros, que hicieron escuela
"Tito" Tahilade, Casella…
del Pago de Mataderos,
alabo al “Gato” Lucero,
los Najurieta, Bogado,
De La Villa, y muy mentado
merece ponderación
Rodolfo Barrios, campeón
cuatro veces en “El Prado”.

Nombres que vienen y van
y en mi mente se destacan
Cuelli, Borges y Juan Vaca,
Toranzo, Rojas y Schang;
y aunque muchos quedarán
sin que los tenga presente
no puedo dejar ausente
en este recuerdo de hoy,
a’quel gran “Tito” Bedoy
que jineteaba con lentes.

Y la nómina es frondosa
Budúa, Farriol y Cuevas,
Lubet, Zapata, Oscar Nievas,
Gardiner, los Gemme, Sosa,
Acosta, Arce, Tolosa,
Quiroga, Souza, Contreras,
Bianchi, Pagola, Cabrera,
Luna, Bravo, Errecaborda,
Sotelo y los dos Borda,
Corvalán, Rojas y Herrera.

Siguiendo, busco el plantel
de los jinetes de ahora…
mencionando a Vilches, Lora,
Gómez Saravia, Montiel,
Ramírez y junto a él,
Los Córdoba en Miramar;
Bedia, Baca y Alazar,
Bigurriarena y Rodríguez…
¡y el asunto es suma y sigue!
en uno y otro lugar…

Y así… los Santamaría
del Pago de Cacharí,
de Marcos Paz, “El Gurí”;
Mailarro de Olavarría,
Güiraldes, Miguel García,
Domínguez y Calamano,
“Chicho” Lalli, Bernal, Cano,
Baez, Barreto y Alday;
Otamendi, Alzogaray…
(los dos últimos, pampeanos).

Se me escapan y lo acoto
los Tancredi y Sedares,
los Araujo y los Juárez,
Ledesma, De Vigo, Soto,
A “Filucho” Dualde anoto,
los Aristegui y Andraca
y tantos que se destacan
en lugares más lejanos
todos muy buenos paisanos
y a mi decir no se atracan.

Mucho quedó en el camino
pido perdón, pues valoro
a Belén, a Gomensoro,
Padín, el santafesino…
¡si hasta lo olvidé a Regino!
que’s mi amigo y yo le fallo
él… que arriba del caballo
hizo al público feliz
tanto aquí, en nuestro país
como en el suelo uruguayo.

Y ahora me pongo a pensar
que yo me metí en un brete
porque me han quedao jinetes
que me olvidé de nombrar
pero sabrán perdonar
la culpa la tengo yo…
tan solo porque me dio
hablar así, de improviso
por eso es que lo autorizo
¡ponga el nombre que faltó!

Aunque le aclaro paisano
que para el final del verso
mi pensamiento no tuerzo
por eso es que tenga mano
al que lo dejé orejano
(que son muchos, me imagino)
al ser un hombre de tino
lo pongo en renglón aparte
¡usté también fue un baluarte
señor jinete argentino!

Versos de Víctor Abel Giménez

                           (Vasco)

sábado, 20 de mayo de 2017

CAPATAZ DE TROPA

Era un amigo en la tropa
Don Alcario el capataz
que por lo noble y capaz
le dio prestigio a la ropa
hace tanto que galopa
en el recuerdo conmigo
y si hoy el rumbo le sigo
por ser diestro en esas huellas
más me alumbran las estrellas
del ejemplo de mi amigo.

Me decía: “Por más que lleve
libreta de acarreador
hay que ser conocedor
de la hacienda que se mueve
si es grande el calor, si llueve
siempre debe adelantarse
ninguno debe cortarse
a todo hay que estar atento
de qué lado se halla el viento
en todo debe fijarse”.

“Si se para en una calle
observe todo muy bien,
que los alambres estén
estirados al detalle
el capataz que aquí falle
quiero que esto lo aprenda
y pa’ que bien me comprenda
mueva con mucho cuidao,
si revienta un alambrao
se mestura o pierde hacienda”.

“Es un asunto sencillo
haga la hacienda pastar
antes de echarse a cruzar
un campo con romerillo
procure que ni un novillo
le pellizque a la pasada
es fácil la repechada
pa’l que es un poco campero
se puede pasar ligero
una tropa descansada”.

“Y si una noche el vacaje
por algo se le asustó
no lo pare amigo, No…!
nunca de golpe lo ataje
grítelé, haga coraje
en esa brava jornada,
es una cuestión sagrada
en el pingo está la suerte
si rueda encuentra la muerte…
¡Cuídesé de la rodada…!”

“Miles y miles de reses
mucho vacaje llevé,
y los pesos que cobré
ni en cuenta lo tengo a veces
de la cabeza a los pieses
fueron mis trabajos leales,
soportando temporales
cuidé fortuna enteras,
con setenta primaveras
por unas pocos reales”.


Versos de Héctor Del Valle

CINCO DÉCIMAS A UN GAUCHO

Voy a cantarle a una gloria
del basto y de la encimera
que ya agarró campo afuera
en el lomo de la historia
por aprender de memoria
el hachar con fantasía
se comenta noche y día
en ciudades y campañas
las incontables hazañas
del “Negro” Santamaría.

Retumbó en la patria entera
el chasquido del rebenque
cuando gritó en el palenque:
“¡Lárguenmeló cuando quiera!”,
el reservao como fiera
se cimbra de ancas a cruces
él con las piernas se luce
y las mueve tan ligeras
que se parecen tijeras
emparejándole el tuse.

Le ví tantas jineteadas
al “Negro” Santamaría
que yo no sé cual sería
la mejor de su jornada
en distintas caballadas
como en premios especiales,
en las internacionales
que el de Cacharí intervino,
ganó a muchos argentinos
y asombró a los orientales.

En Azul y Olavarría,
Parish, Cacharí, Las Flores,
si se habla de domadores
se nombra a Santamaría.
A Cañuelas se fue un día
triunfando ante sus hermanos
y los norteamericanos
que vinieron a Palermo
se fueron de vuelta enfermos,
cuando subió este paisano.

Lo conocen como bueno
en Rauch como en el Tandil
porque al potro más cerril
el “Negro” le puso freno,
siempre fue franco y sereno
por eso que en este día
por medio de una poesía
que un fuerte abrazo le llegue
del gaucho Walter Mosegui
al “Negro” Santamaría.


Versos de Walter Mosegui

viernes, 19 de mayo de 2017

MI TROPILLA DE BELLACOS

Mi tropilla donde quiera
la reconoce el criollaje
por eso al pasar de viaje
le franquean las tranqueras
en esos pagos de afuera
de la gente campesina
por el tiempo que trajina
yo creo que es conocido
del cencerro hasta el sonido
que le imprime la madrina.

Observe en horas silentes
apacibles y serenas
que todo cencerro suena
de manera diferente.
Por esa razón la gente
que en la tradición orilla
reconoce mi tropilla
como el peoncito rural
por la forma original
que siempre tusa y ensilla.

Basto porteño cerrao
y sobre el mismo le pone
unos cueritos cortones
con esmero recortao.
El flete siempre tusao
bajito de cogotillo
bien cimarrón el cerquillo
el que por nada recorta
y cola bastante corta
poco más que plumerillo.

Allá en la tierra oriental
mi patria, tropilla es fama
que donde se la reclama
para una cuarta social
allá sale mi rural
con su probada constancia
sin que lo lleven más ansias
que llegar con los salvajes
a donde sea el paraje
sin preguntar la distancia.

Tropilla de reservao
que agarra en cualquier esquina
como se usa en la Argentina
hay también entreveraos
algunos que están tusao
que como buenos destaco
porque el indio que en los tacos
los llame, guarda la tosca!*
no hay pago que no conozca
la fama de mis bellacos.

De “El me Vuelco”, “El Sacamás”,
“El Relámpago” y “El Trueno”,
“El Comegente”, “El Veneno”,
“El Agrio” y “El Satanás”
y un lobunito torcaz
que aunque de nombre orejano
es bien bajador, paisano
como “El Salao” y “El Ají”,
y “El Tigre del Curaí”
como “El Yacaré Entrerriano”.

Cuando corte la presilla
que a la esistencia me amarra
¿qué será de mi guitarra?
¿qué será de mi tropilla?
Al deshacerse la arcilla
que forma mi contextura
y se torne mi figura
un recuerdo en el fogón
una cruz, una inscripción
y una humilde sepultura…

*Ref. a la burla loca


Versos de Héctor Umpiérrez

sábado, 13 de mayo de 2017

TROPERO

Templao en la lucha dura,
pa’ responder a la vida,
sabe la senda florida,
igual que la senda oscura.
Si hoy, encuentra una ternura,
mañana encuentra un dolor;
pero, él es dueño y señor
de la extensión que domina,
y su estrella, lo ilumina,
siempre pa’l rumbo mejor.

Desde mocito prepara,
la tropilla, con pasencia.
-El gaucho, tiene su sencia,
que para el más sabio es rara.
Y después, con ella, encara,
hacia cualquier lejanía;
puede seguir, noche y día,
sin fallarle la constancia,
venciendo cualquier distancia
tesonero en la porfía.

Prepara la yegua mansa,
que obedece a su silbido,
y acollara al elegido,
pa’ realizar su esperanza.
Muy pocos días alcanza,
pa’ tenerlo acostumbrao;
respondiendo, como ahijao,
al tintinear del cencerro;
después, sigue como un perro,
mansito y arrocinao.

Y de a uno va formando,
la tropilla, de ese modo,
hasta que lista, pa’ todo,
ha de quedar a su mando.
La manejara silbando,
cuando a la huella ha dentrao;
y la yegua, en cualquier lao,
forma de frente, tranquila,
y de ese modo hace fila,
el pingo bien entablao.

Es como un lujo campero,
que no comprende cualquiera,
cuando en cuidarla se esmera,
para su orgullo, el tropero.
Su tropilla, es lo primero,
que el hombre debe atender;
pues con ella ha de vencer,
las leguas en el camino;
y, con ella, su destino,
trabajando, puede hacer.


Versos de Evaristo Barrios

viernes, 5 de mayo de 2017

SI NO ES CIERTO...

Viejo el petizo tostao
y ya tordiyo el hocico,
tiene duro los pichico’
y yeva tres enancao,
a su vejez le ha confiao
(como si juese una agüela)
sus tres cachorros, Portela
capataz de “La Invernada”
pa’ que no les pase nada
dende’l casco hasta la escuela.

Un mandil y un cojiniyo
(todo el apero que luce),
largo y volcao tiene el tuse
pero está gordo y con briyo,
debe tener un colmiyo
como p’hacer una lanza,
le sabe sonar la panza
culpa de tanto talón
y él, agarra un galopón
cortito… pero que alcanza.

Yega justo, medio al trote
(jamás se lo desensiya),
una rienda en la variya
y l’otra atada al cogote;
él pastorea algún brote
que nació de un pajarito,
dispués se queda quietito
sin que haga, del ruido, caso
y al poner de punta el vaso
queda dormido al ratito.

Cuando despierta, los vé
porque terminó la clase,
y entonce’l mayor les hace
a los más chicos, el pie,
él ni se mueve por qué
el más grande di un tronquito
salta y queda sentadito
delante de los hermano’…
las riendas, en esta mano
y en la derecha un palito.

Cuanto alguno se pelea
él moja pronto la oreja,
como poniendo la queja
por más que nadie lo vea,
va, con los tres, como sea,
al galopito o tranquiando,
la madre que está esperando
justo en la puerta, asomada,
sabe que no  pasó nada
porqu’él… los vino cuidando.


Versos de Álvaro Istueta Landajo

EL RASTRIADOR

Tipo sumamente vivo
de penetrante mirada,
que sigue por la pisada
el rastro de un fugitivo.
Inteligente y activo
siempre el tiempo lo corona
y sin distinción de zona
cuando se quiere lucir,
es muy capaz de seguir
al mesmo diablo en persona.

¿Ande llegará el matrero
que por sus hechos descueya
sin que siguiendo su güeya
no dé con su paradero?
Podrá cualquier bandolero
salir lo mesmo que un chumbo,
a él ni meya le hace tumbo
porque en su sabiduría,
no hay maña ni picardía
que le haga perder el rumbo.

Paisano de alma sincera
a quien la naturaleza,
sin orgullo ni riqueza
le dio esa cencia casera.
Criao entre gente campera
sin pretensión de caudillo,
valiente, noble y sencillo
a naides niega su mano,
y es, como todo paisano,
más servicial que cuchillo!

Paria que cruza el desierto
sin más amparo que el cielo,
y que va, liendo en el suelo,
al igual que un libro abierto.
Generoso, franco, esperto,
astuto, travieso y fino,
a quien no asusta el destino
ni el rebenque del rigor
así es nuestro rastriador;
así es el gaucho argentino.

Versos de Gabino Ezeiza