lunes, 30 de enero de 2017

POR MILONGA

1
Atribuyendo importancia
a pequeños incidentes
y escenas intrascendentes
en la vida de una estancia…
le cantaré a la fragancia
del campo recién llovido
al pastizal florecido
de macachín y verbena
y a esa enorme luna llena
que sobre el monte ha salido.
2
Lo mismo voy a cantar
al sol que recién asoma
y a todo el plan de la loma
lo va empezando a dorar.
A la tropa -que al pasar-
va dejando olor a vaca,
a la petisa bellaca
que ayer lo voltió al boyero
y al alazán parejero
que da vueltas en la estaca.
3
También cantaré a ese perro
que mató la comadreja
y a la madrina azuleja
que hace sonar el cencerro.
Al viejo mojón de fierro
que marca el camino a Pila.
A la laguna tranquila
rodeada de cortaderas
y al chirriar de las tijeras
en los galpones de esquila.
4
Igual cantaré al destete
que orillando el alambrado
bala desasosegado
buscando hallar un boquete.
Al misto en el mojinete
saludando al aclarar.
Al que está por vacunar
en la manga, los novillos
y al vagón con los tordillos
que se niegan a arrancar.
5
Merece canto también
la media res del capón
que al reparo del galpón
se puso al fuego recién…
y esos polvos que se ven
alzándose en remolino…
y la rueda del molino
brillando en tenues reflejos
y esa brisa que de lejos
trae el tufo del zorrino.
6
Y hay que cantarle al corral
repleto de yeguarizos
y al halcón que de improviso
se abate sobre el juncal…
al bravío cardo asnal
que va saliendo a su antojo.
Al intenso color rojo
del sol que ya va bajando
y aquel mensual que va arreando
los toros para el rastrojo.
7
Igualmente cantar quiero
a la vieja ordeñadora
que desde la temprana hora
lidia con balde y ternero.
Al zumbar bajo el alero
del cargoso mangangá
y a esa tropilla que está
detrás del corral de ovejas
apuntando las orejas
hacia el eco del chajá.
8
Y he de cantarle al placer
difícil de describir
que significa salir
bien montado a recorrer…
al que se apeó a componer
un torniquete gastado…
al capataz emponchado
siempre arrastrando el rebenque
y al patrón, que en el palenque
está atando su tostado.
                                        (07/1958)


Versos de Justo P. Sáenz (h)

viernes, 27 de enero de 2017

BAJERA

Incansable compañera
veladora de mis sueños
ya dejé de ser tu dueño
vieja y humilde bajera,
como puntual y campera
ninguna pudo ganarte
cuando el recao formó parte
en yerras y montoneras…
pa’ montar sos la primera
pero la última en bajarte!

Aprecio tu condición
y tu nobleza venero,
soy siempre tu compañero
en el campo y el galpón,
en las mugres del rincón
estoy con vos en el suelo,
lo mismo que un tigre en celo
te van a velar mis glosas.
¡Oh! mezcla gaucha y gloriosa
de sangre, sudor y pelo.

Recuerdo tantas jornadas
que me duele el corazón,
donde vos fuiste colchón,
asiento, cobija, almohada;
te vieron en las patriadas
sobre los potros clinudos,
ninguno como vos pudo
proteger al que cayó
y entre tus brazos murió
el gaucho más corajudo.

No le temés al mañero
ni desprecias al enteco
y está grabada en tus flecos
la historia de los troperos;
cualquier perro es tu aparcero,
cualquier lomo es tu querencia;
ya se nos va tu presencia
reculando en lucha franca…
Te vas corriendo pa’l anca
del bagual de la esistencia.

Versos de Nieves Cabrera

                    (Uruguayo)

miércoles, 25 de enero de 2017

VAMOS A LA JINETIADA

1
Vieja, poné la audición,
la de Jorge Soccodato,
que entre relato y relato
nos va a dar la información;
hay un poco’e cerrazón
pero pienso v’a aclarar,
y ande dentrés a escuchar
que se hace la corcoviada,
despertá a la muchachada
que te comience a’yudar.
2
La tropilla voy a echar
así el carro voy atando,
vos andate acomodando
no me dentrés a lerdiar,
son dos leguas que hay que andar
pa’ estar en la jinetiada,
yo no me olvido de nada
y “el Socco” dijo otra vez
de que justito a la diez
va a empezar con la cliniada.
3
Yo ya tengo el carro atao,
los cojinillo’están puesto’,
levantaré el soprepuesto
que me quedó en el tinglao.
Alzá el banco colorao,
el de las patas bajitas,
el poncho con la mantita,
alguna gruesa frazada,
la fuente con empanadas
y el tarro con torta frita.
4
Acordate del papel
del cumple de la Leonor,
que’n “La Hora del Payador”
le dedique un tema él.
Yo sacaré agua’el jagüel
aunque está medio revuelto
y al Juan, que es más desenvuelto,
que ate “El Falucho” y “El Peón”,
a ver si viene el patrón
y encuentra los galgos sueltos.
5
En la mesa, el lechón
está listo pa’ embolsar,
no te me vas a olvida
pa’l “Socco”, bajé un jamón;
el pan está en el cajón
al costao de la cocina,
y pa’l Gordo Malaspina
-ya que asumí el compromiso-
bajá una ristra de chorizo,
los de la chancha barcina.
6
Al guacho, no viá apartar,
lo dejaré que aproveche,
total… con tan poca leche
pienso, no se va a empachar;
doble ración le viá a echar;
a los chanchos del chiquero
de pasada al gallinero
te le tiro unos tarritos
y la sopa a los pavitos
la dejo en el comedero.
7
Embolsá la damajuana
con una bolsa’arpillera,
así la gente pueblera
no anda charlando macanas;
tranca todas las ventanas
por si hay algún ventarrón,
yo le eché llave al galpón
y viá buscar el nochero
que ya tiene el comedero
completo con la ración.
8
‘Ta todo listo mi Vieja,
vamos a la jinetiada,
que la gente amontonada
‘tará parando la oreja;
no escucharás ni una queja
y a eso prestale atención,
y me darás la razón
cuando escuches el relato
que donde esté Soccodato
se respira tradición.


Versos de Paisano Mireya

martes, 24 de enero de 2017

PA' SER MADRINA

Las tropillas entabladas
ahora lujo, antes trabajo;
de argentinidad un gajo,
destreza en la paisanada
que sabe de camperiadas
de aquel que temprano ensilla,
y echa a andar en la gramilla
pa’ galopiar varias leguas,
se sabe bien que la yegua
¡es la llave’e la tropilla!

Digo la llave y detallo:
porque a campo y sin corral
es acceso primordial
pa’ llegarle a los caballos;
patrona sobre los playos
con mansedumbre a derroche,
y pa’ que no se sancoche
que otras condiciones reuna,
ser agarrada con luna
que siempre es mejor de noche.

De noche, aspira el olor
de la palma de la mano
y lo percibe al cristiano
que oficia de domador;
a paciencia y a rigor,
obediente y altanera,
de cola y de clina entera
y pa’ elegir la cortada
dicen que de la manada
siempre es mejor la puntera.

Cabrestiadora sobrada
del bozal o la clinera
¡nunca! atada a la sidera
para eso… fue palenquiada;
al patrón aquerenciada,
de maniarla con pañuelo,
para su flete, recelo,
y hasta se debe quedar
-si el cabresto va a soltar-
¡cómo clavada en el suelo!

Virgen de lomo va a estar,
que todo a nombre responda
según, si es que agarra ronda
o si los hace formar.
A campo debe parar
diariamente y de rutina.
Es la cultura argentina
parte de las tradiciones.
Esas y otras condiciones
debe reunir la madrina.
                                (3/01/2017)
Versos de Santiago “Tato” Vaquero

                              (Payador)

ALVERTENCIA

Sobre’l lomo potro de mi campo crudo
-que nunca ha sentido de un arao la marca-,
pronto pa’ meyarles el filo a las rejas
estos altaneros tacuruses se alsan.

Son como celosos troperos que rondan,
engüeltos en ponchos de chilcas bagualas,
la tropa orejana de mis pensamientos,
mis libres ideas, mis chúcaras ansias.

Brujones que prueban el tiemple del campo,
perebas en ruda machés levantadas
que son pa’ mi orguyo lo que’s pa’l de un gaucho
el surco que le abre de frente una daga.

Por eso al que quiera crusar los potreros
sin triyos que tiene la estancia de mi alma,
le alvierto que debe tranquiar muy dispacio
si quiere librarse de alguna rodada.


Versos de Serafín J. García

lunes, 23 de enero de 2017

EL MAYOR DE LOS MUCHACHOS

1
Recién despuntaba el día
cuando el hijo de un puestero
montando un pasuco overo
rumbo a la estancia salía.
Un tero en su gritería
lo saluda a la pasada,
y entre los cueros, doblada,
pa’ entregarla ni bien cuadre
lleva la carta del padre
con letra despatarrada.
2
Es el muchacho mayor
hijo del “Pampa” Machao,
un criollo muy estimao
por serio y por cumplidor.
Como hombre trabajador
le traza al hijo una senda,
y pa’ que el patrón lo atienda
sin buscar mucho acomodo
escribiéndole a su modo
al mozo le recomienda.
3
Y así le escribe al patrón
a lo criollo y sin empacho:
“Áhi va Lauro… mi muchacho…
por si le falta algún pión.
De entrada andará cortón
al verse rodeao de extraños,
pero en verdá y sin engaños
es todo un hombre a mi ver,
y ayer, justamente ayer,
me cumplió los quince años.
4
Casi a leer no ha aprendido
y embarulla las vocales,
pero en trabajos rurales
puedo darlo garantido.
Es callao, muy retraído,
y enemigo de las charlas,
costumbres que al valorarlas
no son elogios de abuelas,
y si usté lo vé de espuelas
seguro que sabe usarlas.
5
Le he enseñao, sin fantasía,
como se enrienda un bagual,
y en la puerta de un corral
vuelca el lazo a la par mía.
Le gusta, tiene baquía
y afición pa’ ser soguero;
cura sarna con esmero,
es baquiano pa’ esquilar,
y si le toca cueriar
no le va a rayar un cuero.
6
Saturno, el finao mi hermano
-hombre campero y capaz-
fue su mentao capataz
de confianza y muy baquiano.
Recuerde a Juan, que paisano
tan parejo y liberal,
que cuando fue su mensual
tanto carniaba un novillo
como entregaba un potrillo
hecho un pingo escepcional.
7
Yo también, desde muchacho,
recordarlo es mucho honor,
fui en la estancia un domador
jinetón y vivaracho.
Ahura ya me deshilacho
como poncho muy gastao;
mi agilidá se ha mermao
por los años que amontono,
pero ni ansí lo abandono
y estoy siempre a su mandao.
8
Luce mi hijo ese apellido
que nunca llegó a mancharse,
y ha de saber compartarse
pa’ llevarlo merecido.
Le enseñé que sea cumplido,
decente, bueno y constante,
pero aunque sea tolerante
debe tener bien grabao:
¡qué jamás a los Machao
los han echao por delante!”


Versos de Pedro Risso

miércoles, 18 de enero de 2017

UNA CARRERA

            -relato-
1
A la estancia “La Ilusión”
pa’lzar un ganao llegamos,
y, ni bien desensillamos,
encendimos un fogón.
Al rato, cayó el patrón
y en el suelo se sentó,
con nosotros amarguió.
Era un hombre campechano,
muy carrerista -el bayano-
según después resultó.
2
Dijo que’ra -el estanciero-
carrerista de afición,
y entró en la conversación
más de un caballo ligero.
Y nos mostró un parejero,
con trompeta y enmantao;
era un pingo “colorao”
de todas partes bonito,
largo de abajo, y finito
que parecía un venao.
3
Le almiramos con razón
aquel precioso animal
que valía un dineral,
y lo entraron pa’ un galpón;
regresamos al fogón
y el hombre quedó, en cuclillas,
contándonos maravillas
hechas por aquel tesoro
y averiguó por un “moro”
que venía en las tropillas.
4
Le contesté que’ra mío.
-“Se le anima au colorao?”
-“Si estuviera levantao
por lo menos, del rocío..”
-“Eu vi pasar, e confio
que’s cabalho liyerón…”
-“Guapea en tiro cortón,
pero pa’ su colorao,
le ha de’star faltando estao,
y a mi cinto un patacón”.
5
-“Si le aflueja o tirador
corremos por los cabalhos…
Esos redomoes balhos
¿no son suyos?” –“Si señor”.
Y atamos el potriador
de una tremenda carrera
que corrió por la frontera,
de'stancias a pulperías,
con plazo de siete días
pa’ bajarles la bandera.
6
Yo, al “moro”, le acomodé
a cuchillos los candao,
y los vasos encebao
varias veces le foguié;
tan pronto lo levanté
a mi dócil parejero,
que, al mirarlo, el estanciero,
como al quinto o sexto día,
dijo… “que no parecía
el cabalho de um tropero…”.
7
Cuando el domingo llegó,
estaba la pulpería
con tanta gente, ese día,
que ni Aparicio reunió.
En mi “moro” llegué yo
ensillao que’ra un primor;
liviano y observador
era un gato pa’orejiar,
muy tranquilo pa’ trotiar,
aunque muy escarciador.
8
A las sendas me acerqué,
saludé a la paisanada,
me apié junto a una enramada
y áhi nomás desensillé.
Me lo tuvo Iyazuiré
pa’ yo templar el garguero;
pasó el otro parejero
con una manta nuevita
y una inscripción parejita
con el nombre de “Pampero”.
9
Al caballo “colorao”
esa ocasión  lo corría
un negrito, que tenía
un gran tatuaje grabao,
el chiripá levantao
con las puntas añudadas,
camisa a franjas rosadas
de rota que daba penas,
y las grandes nazarenas
sobre el pie descalzo atadas.
               …….
10
Cuando a las sendas dentramos
le dije al brasilerillo:
-“¿Dicen que’s como cuchillo,
de cortador, en el vamos?”
-“Nu es certo, mas si largamos
y llega a salir cortau,
no olvide que’s colorau
cabalho muito liyero,
que si de un lau es pampero
pampero es del otro lau”.
11
-“Yo al pampero lo he dejao
hecho polvo en el camino…”,
le dije, al negro ladino,
mirándolo desconfiao.
-“Este verano he ganao
varias carreras de viaje”.
Y el moreno del tatuaje
se acomodó un cinturón
con cinco de munición
pa’emparejarme el quilaje.
               …..
12
La tarde estaba volcada
sobre la inmensa frontera,
uniendo la azul esfera
y la campiña dorada.
Copas, golillas terciadas,
bicharases y bayetas,
como bandadas inquietas
aletiando se posaban,
y las sendas nos mostraban
sus rígidas bayonetas.
13
Brillaban a la pasada,
como espejos siderales,
baticolas y pretales,
estribos y cabezadas.
Ricaza esa “bayanada”,
casi todos hacendaos…
Tanta plata, los recaos
relámpagos encendían,
y las libras relucían
sobre los ponchos listaos.
14
Al verse entre ajena gente,
un paisano pobretón,
si no es temple durón
se achica completamente;
si llegaba un exigente
como a obligarme a jugar,
lo escuchaba sin mirar
y me quedaba callao,
igual que’l toro empacao
escarbando pa’ peliar.
15
Si el diablo hubiera venido
luciendo poncho escarlata,
pa’ pararlo al pago a plata
al diablo me habría vendido;
jugador de talla he sido
y no pierdo la cabeza,
y, aunque con dura entereza
soporté mucha topada,
nunca sentí tan pesada
sobre el alma la pobreza.
16
Huérfano de aparcería
de mi lao ninguno estaba.
Tan solo, me agigantaba
cuando más solo me vía!
Iyazuiré no tenía
ni plata, ni fe, ni nada.
Como muerto la mirada
cuidando el apero mío,
contemplaba aquel gentío
con su gran tristeza aindiada.
17
Yo, ya llevaba jugao
el último bayo ajeno,
madrina, cencerro, freno,
rastra, facón y recao.
-“Hay que ganarle cortao
-le hablaba al moro- a ese gruyo;
jugué lo mío y lo suyo,
y, ande nos bajen la mano,
no se me haga el lerdo, hermano,
qu’he jugao libras de orgullo”.
                ……
18
El negro lo atropellaba,
lo paraba, lo volvía
al tranco, lo detenía,
y a los marcos lo apuntaba.
Allá cuando lo largaba
como al mandao de un pañuelo,
giraba el polvo en el suelo
en un círculo cerrao,
como el gato que le ha errao
un ‘viaje’ a un mosca en vuelo.
19
Pusieron sentenciador,
tercero y abanderao,
y, a medio tiro, apostao,
un sargento de ‘vedor’.
El negro, muy tajiador
quiso hacerse el remolón.
Sobrándole la intención
Le grité, medio arrogante:
-“Te viá largar por delante
p’avergonzar tu patrón…”.
20
Santo remedio!... largamos,
y me le pelé de abajo;
tan provechoso jué el tajo
que’l negro se ahogó en el ‘vamos’.
Allá cuando nos miramos
por sobre la polvadera,
iba como si quisiera
ensartarme con un ojo…
Parecía, el negro, un abrojo
enredao en la clinera.
21
Muy sangrudo el “colorao”
se me empezó a aproximar;
viera el gauchaje gritar
con usura, entusiasmao.
Al cuadril me había llegao
y se corrió hasta el fiador,
pero el “moro”, aguantador
en cien varas, s’estiró
en tal forma, que gritó:
-“Con luz!”, el sentenciador.
                   ….
22
Juí ande estaba Iyazuiré,
me bajé del fatigao,
me apié junto a mi recao
y a ensillarlo comencé;
tranquilo otra vez, monté
y, al tranquito entre’l gentío,
empecé a cobrar lo mío,
más humilde que altanero,
echao pa’tras el sombrero
pero enteramente frío.
23
El dueño del “colorao”
se me acercó, campechano,
me apretó juerte la mano
y me dijo: -“Casteyao
si su moro me ha ganao
de juro jue por meyor,
es cabalho superior
e se me ocurre que nu hay
ni en Brasil ni en Uruguay
quien se le ponga al fiador”.
24
Le pagué con mi habitual
sonrisa, porque escuchaba
a un viejo que me gritaba:
-“Me ha ganau um dineral;
aquí tene su pretal,
aquí tene su facón,
y además este montón
de libras ganó tambén;
han de ser perto de cen,
cóntelas con atensón…”.
25
Otro trajo mi madrina,
y en la maleta campera
volcó plata brasilera
muy brillante y cantarina.
Un mozo de l’argentina
me pagó de güeña fe,
y yo mismo le ayudé
a apartar de otros caballos
los seis redomones bayos
que, siendo ajenos, jugué.
26
Y así, todos los paisanos
me pagaron las paradas
aquella tarde jugadas,
orientales y ‘bayanos’;
pero un tal Yuquita Ramos
un pingo “overo” rayó
y altanero me gritó
como a quererme asustar:
-“Si usté es capaz de aguantar,
al moro le ganó yo!”.
27
-“¿Con ese mal enfrenao?”
-“Con ese padrillo overo,
que no se llama Pampero
pero es muy apamperao”.
El dueño del “colorao”
despacito me codió,
y me dijo: -“Aguánteló,
y patinar se lo hacemos.
Si el domingo le corremos
de su lau me pongo yo”.
28
-“Pa’ correr estoy -le dije-
pero ¿cómo es la cuestión?
Me contestó el ‘fanfarrón’
-“Tiro, plata y fecha… fije”
-“Pues, ya que nada m’exije…
mañana de tardecita,
y dende aquella sierrita
hasta’nde aura tengo el moro…
por quinientas chispas de oro,
en esta senda mesmita”.
29
-“Mañana es mucho apurarse,
-me contestó, más calmao-
si no tienen los montao
ni tiempo de revolcarse!”
La gente empezó a mirarse,
a sonreírse y toser,
y uno dijo: -“Al parecer
no llueve… el viento cambió”.
El gaucho ‘chucho’ arrolló
y ató a los tientos; ayer…
30
-“No, señores -dijo el criollo-.
No afluejo; pido un tiempito.
Ni muerto me hago el chiquito,
ni en las primeras arrollo;
sé que’l moro no es un ‘bollo’
mas le llamo ‘pan comido’.
Y el melenudo Garrido
le gritó al irse: -“Dejalo,
que te vas a cáir del palo
igual que gallo dormido”.
31
Le dije a mi amigo: -“Hermano,
si desenvaino el facón
le juro que’sta ocasión
hago ‘sapo’ algún ‘bayano’;
que Dios me corte la mano
si se me larga a matar;
tal vez de tanto aguantar,
estoy poco aguantador…
vámonós, que a lo mejor
me da el diablo por peliar”.


Versos de Wenceslao Varela

domingo, 15 de enero de 2017

EL PALENQUERO

En toda fiesta campera
se nombra al animador,
al paisano acarriador,
al basto y a la encimera,
al que pialó puerta afuera,
al que sacó con el cuero,
al que por ser muy campero
hoy de las clinas montó,
…pero nadie le cantó
al gaucho que es palenquero.

En el palenque todo hombre
debe de estar muy atento
y no vaya a creer que es cuento,
espero nadie se asombre;
es justo que yo los nombre
porque soy su defensor
del gaucho, de su valor,
de su costumbre campera
y al palo no va cualquiera,
le aclaro al espectador.

Cuantas veces un manotón
recibiste por confiao,
como al poner el bocao
te dieron un mordiscón,
otras vece’un pisotón
te llevastes de regalo
de algún reservao muy malo,
baquiano y tironiador,
cuando corrió el atador
te peló el dedo en el palo.

Que tuvistes un descuido,
que al hombre hiciste apretar,
que no le debías largar,
que no te lo había pedido,
que pa’ qué te habrás metido
si vos no sos muy campero,
que le dejás flojo el cuero
y corrida la encimera,
y yo opino que de afuera
es fácil sacar el cuero!

Si es tradición un arreo,
una tropilla, un rebenque,
si es tradición un palenque,
una milonga, un punteo,
si es tradición un floreo,
un rancho, un pial, un fogón,
si es tradición un horcón,
un domador, un soguero…
¡Yo opino que el palenquero
honra nuestra tradición!


Versos de El Paisano Mireya

BOYERITO

1
Recién diez años tenía,
fui a trabajar de boyero,
pasaba días enteros
con tres perro’e compañía;
cuantas veces me dormía
apoyado al paraíso,
o montado en el petiso
viejo, bichoco, tobiano,
que por áhi  movía las manos
como  dándome un aviso.
2
Temprano de madrugada
orientado por los perros
o el tañido del cencerro
campeaba la caballada;
las alpargatas mojadas
por la escarcha o el rocío,
aunque tiritando ‘e frío
 pensaba con alegría
que a mi madre llevaría
¡seis pesos!, el sueldo mío.
 3
De esa forma fui creciendo
observando con esmero,
y el trabajo ‘el chacarero
despacio fui comprendiendo,
o mejor dicho, aprendiendo
como esto que detallo:
a empecherar los caballos
pa’ atarlos bien al arado,
¡cuántas veces me han pisado!
Lo que gritaba... lo callo.
 4
Tuve que arar y sembrar,
ayudar en la carneada,
atar bien la choriceada
y colgarlos pa’ secar;
también me tocó ordeñar
luchando con los terneros,
arreglar bien los chiqueros,
batir pa’ hacer la manteca,
dar de comer a las cluecas
y echarle pasto al nochero.
 5
Así se pasó mi infancia
en mis Pagos de Arenales,
entre maizal y trigales
 y del lino la fragancia.
Pa’ todo tuve constancia
y supe andar el camino;
hoy pienso que es mi destino
pasar sin hacer barullo
¡conservando alto el orgullo
de saberme campesino!

Versos de Manuel Rodríguez


PA' UN PAISANO DE VALOR

Disculpe Miguel González
si en una forma atrevida
cuento algo de su vida
y de lo mucho que vale;
espere a que yo iguale
las cuerdas de mi instrumento
y de que suelte al momento
mi voz pura de paisano
para que recorra el llano
enancada en los vientos.

 Fue domador, fue resero
en la costa ‘e Punta Lara
y le broncearon la cara
entre el sol y el pampero;
en los trabajos camperos
ponderiao como el mejor
demostrando gran valor
boleando en campo raso,
y en el cimbrón con el lazo
baquiano y calculador.
  
Si habrá cruzao los bañao
en épocas de creciente
luchando con la corriente
para salvar el ganao;
penurias habrá pasao
en las bravas travesías
poniendo su fe y baquía
para cruzar los arroyos.
Tirando con todo el rollo
supo asentar su valía.

Días felices llegaron,
conoció a su compañera
y a la usanza más campera
en el “Piria” se casaron,
cuando los meses pasaron
llegó la hija primero
-que cuidaron con esmero
en tibio nido ‘e terrón-,
el segundo fue el varón
que le salió bien campero.
  
Cincuenta años  trabajó
con honradez y constancia
y en aquella misma estancia
a jubilarse llegó;
a lo suyo se entregó,
se le agrandaron los callos
tironeando los caballos
cuando formó la tropilla
con la que hizo maravillas
al pisar suelo uruguayo.
  
Hoy que ya ha llegado a viejo
contento de ser abuelo,
pa’l paisano de este suelo
éste gaucho es el espejo.
Mi homenaje acá le dejo
con respeto y emoción,
se me agranda el corazón
-casi del pecho se sale-
gritando: ¡Miguel González,
un puntal de tradición!

Versos de Manuel Rodríguez


                                       

sábado, 14 de enero de 2017

RECORDANDO AL PANGARÉ

1
Tuve un pangaré criollón,
cabos negro’y delgadito,
¡vieran que pingo bonito
desde la frente al garrón!;
lástima tan macacón
y tan diablo sin Jesús,
que, a pesar de su virtú
yo le llamaba “El Macaco”,
porque a parte de bellaco
pa’ la pata era una luz.
2
Por eso con ciencia grata,
cada vez que lo montaba,
despacito le agarraba
con el cabresto las patas;
no crean que son bravatas
lo que a recordarles entro
porque aunque lo ataba adentro,
no le confiaba un instante
mire, al patiar pa’delante
llegaba cerca’el encuentro.
3
Cansao de su sangre altiva
y de sus malas ideas,
le trabajé una manea
pa’ desmaniarlo de arriba;
bueno será que describa
pa’quel que mucho no entiende:
una manea, comprende,
que se trabaja al momento
con dos aujeros y un tiento
y una rosita que prende.
4
Es cierto que fue macaco
pero tenía la virtú
de alcanzar cualquier ñandú
en planizas o alpatacos;
y si habré boliao guanacos,
baguales y chucarones!,
porque con sus intenciones
dándole apena’una tregua,
capaz de correr dos leguas
saltando rama’y zanjones.
5
¿Dónde andarás pangaré?
que casi ya al enfrenar
se lo tuve que entregar
a un tal Santiago Valdes;
hoy, casi casi de a pie,
sin tropilla y sin recao,
con el corazón templao
se consuela mi alma inquieta
recordando algún sotreta
de los tiempo’en que he domao.


Versos de Saúl Huenchul