sábado, 20 de octubre de 2012

LA FIAMBRERA

Por lo mucho traqueteau
y sin entrar en cuestiones
me están sobrando razones
como pa’ hablar del pasau.
Y aunque quedaron de lau
casi todas por igual
ya que no les cae mal
como ha sido tan campera
les viá hablar de la fiambrera
que ha sido tan servicial.

Bajo una planta colgada
no eras motivo de adorno
si las mosca’, en tu contorno
zumbaban desesperadas.
El resto de una carneada
supo engordar tu esqueleto
dicho con todo respeto
ya que naciste vacía
y si te llenaste un día
jamás te han visto en aprieto.

De tranquera siempre abierta
pa’ recibir cualquier cosa
allí el paisano la goza
viéndola siempre cubierta.
El bicherío no acierta
como bandear tu enrejau
y al ver que del otro lau
está el manjar preferido
muchos se quedan dormidos
prendidos del alambrau.

Se me hace verla a mi vieja
tranqueando a tu alrededor
arreglando tu interior
pa’ que después no haya quejas.
Hoy mi memoria refleja
los años de chiquilín
que en caluroso trajín
le echaba otra mancha al piso
desgrasándose un chorizo
queriendo ser salamín.

Guardó desde la manteca
a un peludo sancochau
el queso, un hueso pelau
y a veces carne reseca.
Porque si el invierno enteca
el bolsillo del cristiano
uno de a poco echa mano
y por áhi queda vacía
hasta que vende una cria
o puede cobrar el grano.

Suelo verte a las perdidas
en algún rancho pobrón
triste como el corazón
que va perdiendo su vida.
Por eso en la despedida
te quiero nombrar con ganas
si un día fuiste campana
bien te ganaste el derecho
porque afirmau a tu techo
un gallito cantó a diana.

Hoy se vive el modernismo
de aparatos enchufau
muchos ya te han olvidau
pero vivís pa’l criollismo.
Te has perdido en un abismo
difícil de regresar
mientras yo pueda cantar
despacio y a mi manera
te voy a nombrar, fiambrera,
como algo más de mi hogar.

Versos de Juan Carlos Gaffoglio (El Cimarrón)

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