domingo, 24 de febrero de 2013

¡LA PATRONCITA!

De güelta de la Estación
con “el zaino” y “el picazo”
que son dos pingos machazos
p’atarlos en el vagón;
lo juí a esperar al patrón
que’s una güena persona,
también venía “la patrona”
-mocita’e la población-,
que al hombre, en esa ocasión,
lo abrazaba querendona.

Falda con tajo al costao,
la melena larga y ruana,
más bien tirando a alazana
con flequiyo recortao;
el vestido descotao
medio me hacía estremecer,
apena’pa contener
lo que de adentro empujaba,
cuasi se le reventaba
ande prendía un alfiler.

Yo ya medio trastornao
cada vez qu’eya me hablaba
apenas le contestaba
y miraba pa’otro lao;
el patrón entusiasmao
con un diario que había tráido
venía leyendo distráido,
y mientras tanto, la moza,
levantaba alguna cosa
que’n el piso se había cáido.

¡Mi Dios!, cuando se agachó,
si los pingos no asujetan
viá parar a la cuneta
malaya, que lo tiró!;
el patrón me reprendió:
“Al camino hay que mirar!”,
no le pude retrucar,
si yo, ni véia la güeya,
porque con el codo de eya
me golpeaba el costiyar.

Y al final cuando yegamos
el patrón bajó y se jué
y se adentró en el chalé,
y eya se quedó esperando;
“Juan, ayudame porque ando,
medio mal de la paleta…”,
se largó en forma indiscreta
que le hizo dar un traspié,
pa’ esperarla me afirmé
como rengo a la muleta.

Después que l’abarajé
caracho, el tiempo pasaba,
pero eya no se soltaba
y yo a sudar empecé,
la tuve que desprender
pa’ que’l patrón no nos viera;
cuando pasó la tranquera
me dijo en forma cordial:
“Juan, te’spero en corral
…así atamos la ternera…”


 Versos de Raúl De Genaro

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