jueves, 21 de septiembre de 2017

PULPERÍA

Se detiene el camino en el palenque
dando frente a la “misma” pulpería.
Donde el cliente se anuncia, todavía,
golpiando el mostrador con el rebenque.

Un alero mesquino es la ante sala
y, en su lista de sombra, medios grises,
se revuelcan tirientos tres “gurices”
y una clueca hace carpa con las alas.

Dentro, todo se observa de un vistazo;
un estante que guarda cosas viejas,
y sobre el mostrador, tras de las rejas,
botellas, suciedad y algunos vasos…

Hay “fragancia” a las pipas del Mendoza
que fermenta el calor de plena siesta,
y las moscas zumbonas hacen fiesta
recorriendo los frascos, perezosas…

Lo demás, poca cosa; algunos bancos,
una mesa con naipes, los porotos,
en la pared carteles medios rotos
y un almanaque de Molina Campos.


Versos de Pedro Boloqui

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