martes, 27 de noviembre de 2018

SIEMPRE CON YUNTAS DE PINGOS


Me ha avisado el otro día
mi compadre Sofanor
que es puestero y domador,
que este domingo vendría,
que el “picazo” me traería
que para amansar le he dado,
en eso es muy aplicado,
pone paciencia y esmero,
y para el quehacer campero
saca un pingo bien domado.

Por eso que muy temprano
de mi majada a un cordero
le saqué el poncho de cuero
pa’ agasajarlo al paisano.
Dejé el “colorado” a mano
al que el recado saqué,
a la pava, agua le eché,
a hacer fuego me dispongo
y en el asador lo pongo
al que ese día cuerié.

De peón yo salí de mozo
y tropilla nunca tuve,
pero en ajenos, anduve,
muy poco, digo orgulloso.
Siempre he buscado afanoso
de pingos, ser propietario
y logré con mi salario
tener mía alguna yunta,
que donde quiere hace punta
y uso en el trabajo diario.

Dueño de una “zaina” soy,
que ato al sulky, aunque es de gringo,
cuando de paseo un domingo
con la familia me voy.
A un “tordillo”, gracias doy,
que aunque hoy no está pa’ exigir,
en él me supe lucir,
más por viejo, no va al ‘tacho’,
y llevando mis muchachos
lo veo a la escuela ir.

Toda esa es mi caballada,
y aunque comiéndole el pasto
le ocasionen cierto gasto,
el patrón no dice nada.
Se aclaró todo de entrada
y me dio su aprobación,
quizás porque la opinión
tiene, que Risso ha plasmado,
“de que andando bien montado
le rinde más cualquier peón”.

Viendo el “colorado” atento
ya manso, espero el “picazo”,
que del “tordillo”, es reemplazo
y eso me pone contento.
De pronto un cencerro siento,
ladra “el Sombra”, perro flor,
y con tono anunciador
un muchacho grita ya:
“¡Con la tropilla, papá,
allá viene Sofanor!”
                              (6/11/2013)
Versos de Juan Carlos Artigas

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