sábado, 3 de agosto de 2024

EL MÁS JODIDO SOY YO

 Vengo bastante inspirao

y con ganas de versiar;

si se ofrece, jinetiar

un potro o un reservao.

Allá en mis tiempos, ¡cuidao!

no he conocido rivales,

y en las internacionales

montaba cualquier sotreta

y le ponía en las paletas

mi nombre, con iniciales.

 

Hoy no puedo atestiguar,

ya mis testigos se han muerto,

pero les juro que es cierto,

y al ñudo no se jurar.

Una ocasión fui a montar

un potro que andaba bajando

y mientras le iba sacando

el pastito de las muelas

se me desató una espuela

y me la até corcoviando.

 

Lo iba hachando al compás

de la cola a la quijada

hasta que una sentada

se cortó por la mitá.

Salí parao, áhi nomás,

y no son cuento’e novela,

se lo juro por mi abuela

me cái al dar unos pasos

enredao en un pedazo

del reservao, en la espuela.

 

Y en completa libertá

monté al cumplir los tres años.

Que no les parezca extraño

lo hice cara pa’tras.

Según contaba mamá

que era un guacho mañero,

y en esas siestas de enero,

o a la luz de la luna,

me le escapa’e la cuna

pa’ jinetíar los terneros.

 

Una siesta me escapé

gatiando hasta un bebedero;

‘taba durmiendo un ternero

Y en el suelo lo monté.

De guacho me tuve fe,

Era chiquito pero agrandao.

¡Cuántos premios he sacao

por ser jinete y audaz!

Montaba cara pa’tras

y con los ojos vendao.

 

Discutí con un paisano

en un concurso de doma

y me largué’e la maroma

con el chupete en la mano.

En cuanto enfiló un tubiano

puerta afuera, como luz,

puse toda la virtú

que de Tata había heredao

y le cái enhorquetao

entre el riñón y la cruz.

 

¡Qué sentada, la gran siete!

al engancharlo al bagual,

se me desató el pañal,

me hizo perder el chupete;

corcoviaba, pero al cuete,

puse toda mi energía.

¡Qué hachada, mama mía!

lo había dejao embarao,

que el tubiano colorao

se murió ese mismo día.

 

Yo sé de que están dudando,

eso es casi seguro,

pero paisanos, ¡les juro!

De que no estoy bolaciando.

Yo en un bagual corcoviando

si se ofrece, sé escribir,

y hago muy mal en decir

mientras le pego po’el pico:

sumo, resto, multiplico

y a veces… sé dividir.

 

Yo no sé jinetiar casi nada,

tengo un hermano mejor,

hacha, que da calor

y se defiende en la armada;

lo he visto en varias pialadas

descogotar los baguales,

costumbres tradicionales

que tuvo desde criatura

se ataba el brazo a la cintura

siendo un guacho de pañales.

 

Según cuenta mi abuela

el más jodido soy yo,

que Tata, cuando nació,

vino al mundo con espuelas.

Y toda mi parentela,

mis hermanas como mamá,

montaban cara pa’trás

hasta de cuatro enancadas

y eran como pegadas

en completa libertá.

 

Versos de Julio Secundino Cabezas

 

(Versión tomada del libro “Gaucho Parejo”,

de 01/1959)

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