Quise volver al pasau
a través de la distancia
para recordar la estancia
y los potros qu’he domau.
¡La pucha si he zamarriau
brutos de todo pelaje!
No olvido cuando en los viajes
que me tocaba rondar
cuántas veces jinetiar
emponchau entre’l vacaje.
Hoy, sentau bajo el alero
en la distancia me miro
con la madrina de tiro
y un manso como carguero.
Si habré elegido potreros
en esos viajes cansinos!,
que hubiera aguada o molino
o algún monte de reparo,
y atar la yegua en un claro
no muy lejos del camino.
Me recuerdo acomodando
cabrestos, riendas, bozaless,
maneas, pa’ los baguales,
porque con frío, ensillando,
siempre hay que andarse cuidando
de un arisco o patiador;
yo a veces el maniador
le echaba, pa’ asegurarme
que no fuera a quitarme
al cometer un error.
Si habré maniao el cencerro
de noche en campos ajenos
y si habré trabau el freno
pa’ que no me oigan los perros.
Y como lo dijo Fierro
contemplando las estrellas
que hasta parecen más bellas
cuando uno es más desgraciau,
me acostaba en el recau
siempre al costau de la huella.
Si habré aguantau chaparrones
andando por los caminos
en este suelo argentino
por diferentes regiones,
con vientos y cerrazones
cuidando en la cabecera
que ninguno se perdiera
o se quede en el camino,
así, al llegar a destino
entregar la tropa entera.
Si habré soportau calores
de los soles de verano,
y si habré cruzau pantanos
en inviernos heladores.
Cuántas veces los rigores
de un arisco o de un macaco,
otras veces de un bellaco
que me sacaba apurau
a dos manos agarrau
más ligero que un guanaco.
Versos de Hugo Pino
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