miércoles, 4 de abril de 2012

UNA POSTAL DE MI PAGO

Cual fragua está el horizonte
queriendo fundir al sol
y su candente crisol
parece que quema al monte.
La noche, en su lento apronte
va dibujando fantoches,
las aves le ponen broches
a los trajines del día,
y la lechuza porfía
con chistidos de reproches.

Un carao lejos se oía
lanzar su queja estridente
cual el llamao de un doliente
en el velorio del día.
Un tero que guardia hacía
alertó a una gallareta;
murciélagos en gambetas
vuelan los bichos cazando.
Don lechuzón, descansando
mira el campo de una horqueta.

Las vacas en procesión
al corral ya van llegando;
con un lienzo están jugando
los perros en el galpón.
Un cuzco, que’s cachorrón
le está toriando a la gata
y del tirón se desata
porque la vió a la patrona.
Negra pava rezongona
resopla sobre el tres patas.

Un chimango retrasao
va rumbiando a su guarida,
de pasada, una embestida
la tijereta le ha dao;
el “nochero”, resignao
está de guardia en las casas;
la noche ya todo abraza
y borra hasta los caminos
y algo quejoso el molino
chirriando reclama grasa.

Después de lavarme un poco
me pongo unas alpargatas
trompiezo con unas latas
y en el fogón me coloco.
Mojo unas yerbas y evoco
pensando como al descuido
en todo lo acontecido,
en lo hecho y por hacer,
el hoy ya va siendo ayer
con otro día que se ha ido.

Así es mi pago surero
en nuestro ambiente rural,
basamento y pedestal
de raza de hombres enteros.
Pa’ servir, somos primeros
cuando hay que dar una mano,
virtú con que’l soberano
distinguió a los de mi suelo:
de las pat’hasta los pelo’:
¡argentino y bien paisano!
(13/02/1980)
Versos de
Francisco Chamorro

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