miércoles, 2 de agosto de 2017

EL PONCHO

Al borde de la abertura
y en las hilachas del fleco
un tono de pasto seco
riza su indócil tiesura;
color de espiga madura
o de lapacho mojado,
olor de campo soleado
y de mañana de lluvia,
estira una gracia rubia
de ruano recién tusado.

Su diversidad ondea
con seguro cumplimiento
entre las alas del viento
o el quite de la pelea;
en el hombro balancea
el descanso de un felino,
tiene rastros de camino
y de trabajo tenaz,
como todo el que es capaz
de acompañar un destino.
  
Simpleza rectangular
sobre la grupa, varía
adorno por gallardía
si se lo sabe llevar;
donaire del galopar
y galanura del paso,
es un seguro retazo
de refugio suficiente
para hacer cama caliente
en medio del campo raso.

No hay prenda que más se quiera
ni que se cuide mejor,
no se toca sin amor
ni se le presta a cualquiera,
como cobija o bandera
sabe ser tierno y ser fuerte,
y compañero de suerte
en el correr de la vida,
debe ser sombra tendida
sobre la paz de la muerte.

Versos de Miguel D. Etchebarne

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