sábado, 23 de febrero de 2019

EL PONCHO'E L'AMISTÁ


Yo amistá había trabao
siendo potriyo pueblero
con un paisano campero
ya de colmiyo cruzao.
A él también pa’ mi poblao
la suerte lo había traído
pero no echaba al olvido
la estancia en que nació
ese campo en que creció
y lo feliz que había sido.

Sabía un potro domar
o tender un alambrao
y manejar el arao
como también esquilar.
Yo lo sabía escuchar
cuando de aquello contaba
y por dentro renegaba
de haber nacido pueblero,
charlando con mi aparcero
horas enteras me estaba.

El tiempo se jue pasando
yo también m’hice paisano
y aunque no soy campechano
las tradiciones fui amando.
Con orgullo voy usando
a nuestras pilchas paisanas
y aunque hace rato las canas
asoman bajo el sombrero
algún malambo surero
aún zapateo con ganas.

El había conservao
entre su pilcha campera
un poncho que por mi era
secretamente envidiao.
En una punta bordao
con la estreya federal
contaba que un platal
esa prenda le costó
y siempre la conservó
porque’ra su capital.

Pero el final de su vida
a mi amigo le yegó
¡La pucha como dolió
la hora de su partida!
Mas su memoria prendida
en mi alma vivirá
jue tan linda su amistá
siempre lo recordaré
y muy presente tendré
su hombría y su bondá.

Al hombro izquierdo doblao
hoy yevo con mucho orguyo
aquel poncho que jue suyo
que yo tanto había almirao.
La viuda me lo ha osequiao
y me dijo esta señora:
“-Tomalo, es tuyo ahora
yo te lo doy, conservalo”.
¡Este es el mejor regalo
que’n mi alma se atesora.

Versos de Alberto Zárate

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