domingo, 24 de abril de 2011

BORDONEANDO

Soná, dulce compañera
de mis tristes desventuras
que consuelas con ternuras
mi suerte maldita y fiera.
Soná, guitarra campera,
como en mis años mejores,
aquellos tiempos cantores
en que todo era alegría
cuando linda florecía
el árbol de mis amores.

¿Dónde están esos fogones
llenos de luz y alegría,
donde el gaucho se lucía
con machazas relaciones?
Y esos ricos cimarrones
con hojitas de arazá,
esos criollos de verdá
de renegrida melena,
bota ‘e potro, nazarena,
y bordao el chiripa!

¡Y esa criollita oriental!
de carita frescachona,
esa china coquetona
de belleza natural,
que entonando un Nacional
en su guitarra bendita,
o una tierna vidalita
llena de amor y saber;
era, a mi modo de ver,
la fiesta más camperita!

Ya no queda de mis pagos
ni la sombra de lo que era;
hoy se ha güelto viscachera
mi rancho por los estragos;
ni siquiera los rezagos
quedan del tiempo pasao,
no hay nada, todo ha cambiao,
desde mi ausencia maldita,
que por disgracia me quita,
verlos como lo he dejao!

Versos de Alberto Novión

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