martes, 24 de julio de 2012

RUMBEANDO


Ya diviso en la ancha loma
con encanto seductor,
un rancho que en su esplendor
los pasto’ofrendan su aroma.
El sol sus rayos desploma
para beberse el rocío,
desvaneciendo ese frío
que la gaucha madrugada
como una sábana helada
tendió sobre el mío-mío.

Quiebra a sus pasos mi pingo
que avanza con ágil marcha,
ese vidrio que la escarcha
le ha regalao al domingo.
Bajo el alero distingo
a una morocha campera,
que con suelta cabellera
cual un airón de moharra,
templando está una guitarra
que acorta una dulce espera.

Desde el alerta del tero
que denuncia mi llegada,
me recibe la perrada
en la puerta del potrero.
Entono un silbo campero
que lo recoje mi amada,
y abandona la encordada
para venir a mi encuentro,
como si yo fuera el centro
de su ilusión más soñada.

Otra vez el instrumento
ha pulsado con maestría,
buscando con alegría
tirar sus coplas al viento.
En su melodioso acento
florecen las ilusiones,
que unen a dos corazones
con sus gorjeos y trinos,
de motivos argentinos
en las rurales canciones.

Esa morocha cantora
es un pedazo de pampa,
que con su graciosa estampa
canta con voz seductora.
El verso a sus labio’aflora
con un arte natural,
por esa forma triunfal
de expresar nuestro sentir;
cuando así se deja oír
nuestro canto nacional.

Versos de Miguel Bannon 

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