miércoles, 5 de febrero de 2014

LOS DOS FLETES DE AGUILERA

1
Le vide en unas carreras
cerca de San Nicolás
su efigie de montaraz
y de gauchas montoneras,
cayó para unas cuadreras
lindazamente montao:
tráiba para su recao,
dos fletes de rica estampa
un potrillo “oscuro pampa”
y un “moro” como pintao.
2
Del flete “moro” se apeó
con gesto sencillo y franco
y un pañuelo azul y blanco
del cuello se desprendió;
al potrillo lo maneó
con su golilla genuina
que al sentir la seda fina
el flete ni se movió…
parece que conoció
que era la enseña Argentina.
3
Alguien bajo la enramada
entre sorbo y vocerío
lanzó en alto un desafío
que aplaudió la paisanada;
como él no dijera nada
por evitar la cuestión
el otro en tono burlón
recrudeció la bravata:
“-Le corro por cualquier plata
a su “moro” regalón”.
4
Aguilera descontento
respondió: “-Mis parejeros
son dos potrillos ligeros
capaz de correrle al viento
pero que en ningún momento
por apuesta los corrí;
a nadie le competí
ni en el trance más seguro
porque mi “moro” y mi “oscuro”
solo corren para mi”.
5
Resultó desconcertante
la respuesta de Aguilera
y volvió a seguir la hilera
sobre el mismo consonante:
"hay días que ni un instante
les sé bajar el recao
y pampa y cielo he cruzao
trabajando en un arreo,
apartando en un rodeo
como corriendo un alzao".
6
"Yo los tengo acostumbrao
que muento y les doy dos gritos
y saltan los dos juntitos
sin tocar los alambraos;
saben disparar boliaos,
corren por un viscachal
con la fijeza cabal
de los caballos del indio;
les di como el amerindio
una enseñanza rural".
7
“-Levanto el cargo, aparcero,
<dijo el criollo discordante>
que le hiciera hace un instante
a su “moro” parejero;
desde hoy a mi flete “overo”
no le daré otro trajín
que el de juirle hasta el confín
a la partida del pago
que me anda haciendo el amago
de remitirme a un fortín”.
8
Estalló un ¡Viva! por cierto
y comenzó liso y llano
a correr de mano en mano
un porrón recién abierto.
Aguilera entre el concierto
hasta el potrillo llegó,
de las manos le saco
el blanco y azul pañuelo;
como era color del cielo
¡Viva mi Patria!, se oyó.
9
Y cuando hubieron bebido
los alcoholes fulminantes
y no quedó en los estantes
más que algún porrón vacido,
Aguilera dio un silbido
que el “moro” lo conoció,
sobre el silbo relinchó
con un acento emotivo
y acercándole el estribo
escarciando lo esperó.
10
Después vieron al paisano
sobre el “moro” galopiando
y al “pampa oscuro” trotiando
perderse entre cielo y llano.
Caballito soberano
de tradición inmortal;
en la guerra colonial,
con los paisanos arrieros,
y los gauchos granaderos
en la historia nacional.


 Versos de Martín Castro

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