sábado, 27 de diciembre de 2014

EL PUESTERO DEL SALAO

En un “zaino colorao”
vuelve al tranquito a las casas
Casiano Marcos Barraza
puestero cerca ‘el Salao.
Es que al hombre le ha tocao
mal día pa’ recorrer,
es por eso que al volver
se muestra más satisfecho
por el trabajo que ha hecho
hoy, que le dio por llover.

Es tiempo de parición
y no hay que aflojarle nada
-se lo exige la majada
aunque no mande el patrón-.
Supo cumplir su misión
con prolijidá y con tino:
cuereó, hizo mamar, fue y vino,
levantó algunas caídas
y echó a todas las paridas
pa’l monte al lao del molino.

Arregló un torniquetero
bajo la lluvia y el viento…
que castigaron sin cuento
durante ese día entero,
apartó algunos carneros,
alzó una tranquera rota
y aunque sintió que a una bota
el agua le había dentrao
se alegró que al encerao
no le pasó ni una gota.

Y cuando llega y desmuenta
el hombre ya se ha olvidao
del día que le ha tocao…
por eso, ni lo echa en cuenta.
Solo, al parecer, lamenta
-como todo buen paisano-
por su caballo, y baquiano
pa’ tratar al compañero…
antes de echarlo al potrero
le cuelga un morral con grano.

Lleva el recao pa’l galpón,
l’ubica en el caballete
y su silbido acomete
una mezcla ‘e pericón…
cuerpea junto al portón
una gotera maldita,
su compañera le grita
de la cocina pa’ ajuera…
donde saben que lo esperan
el mate y las tortas fritas.


Versos de Víctor Abel Giménez

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