lunes, 26 de septiembre de 2022

PRENDA GAUCHA

Entre las pilchas que guardo

de mi oficio de resero,

tengo un recado campero

que supe lucir gallardo.

Hoy tiene un aspecto pardo

por su uso permanente,

y al mirarlo reverente

ante su añeja existencia,

se me ocurre su presencia

una reliquia viviente.

 

Prenda gaucha; mi recado,

me acaricia su recuerdo,

y late en mi lado izquierdo

un nostálgico pasado.

En arreos de ganado

sobre el lomo de un rosillo,

fue complemento sencillo

cuando al sereno acampaba,

y en las noches descansaba

con el ‘cric cric’ de algún grillo.

 

Hoy en un rincón lo veo

en obligado letargo,

y en el sorbo de un amargo

una lágrima guapeo.

Como pieza de museo

bastos, caronas, bajera,

estribos, cincha, encimera,

cojinillo, sobrepuesto,

y el poncho en un criollo arresto

cubre la escena campera.

 

Bastos que fueron almohada

al hacer alto en las huellas,

cobijado por estrellas

en la pampa dilatada.

Resuello en cada parada

y en el cojinillo blando,

me recostaba soñando

alcanzar mejores horas,

y el clarín de aves canoras

me daba voces de mando.

 

Sin adornos de metal

se mantiene perdurable.

Por su servicio apreciable

tiene valor proverbial.

Parte de cada jornal

para sostén de mi vida,

su función ya fue cumplida

y está como un atavío,

y lo tendré cerca de mí

hasta que Dios lo decida.

 

Versos de Juan Carlos Pirali


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