lunes, 10 de enero de 2022

DÉCIMAS SANCOCHADAS

 Traigo un buen pial puerta afuera

ceñido de la presiya,

la madrina, la tropiya

y la yerra rinconera;

los cuentos de la matera

y milongas de fogón,

el molde de un redomón

enriendao a lo campero

y el lamento de un nutriero

mojado en un cañadón.

 

Traigo del invierno de antes

la caña con los chorizos,

la yerra en yeguarizos

en enero, en su menguante

la incertidumbre espectante

del enganchón en la panza,

las boleadoras y lanza

de un pampa de mi Argentina,

y del pingo que apadrina:

su atropeyada y confianza.

 

Traigo el banco pa’l fogón

con dos caderas de vaca

y entierro un hueso pa’ estaca

pampa, en cualquier extensión;

pa’l que anda en el cañadón

traigo una vieja piacera,

un prendedor pa’ coyera,

una bigornia afilada,

y de una yegua finada

el anca, pa’ una encimera.

 

Traigo el agua de un jagüel

que en una sequía estampo

y el corcoviar para el campo

de un pingo legal y fiel;

de algún malón el tropel

que’n la tierra se escuchaba,

de suerte un tiro de taba,

la cerdiada de un clinudo,

y de mano de peludo

pa’ una tijera, la traba.

 

Traigo la arisca patada

de un buen potro de la clina

y la bandera Argentina

en un palenque amarrada,

un par de espuelas atadas

y no pa’ adornar los tacos,

cueros de epidemia, flacos,

para algún lazo trenzao,

orejiar de un buen montao

y bufidos de un beyaco.

 

Dicen de que’l tiempo apremia

a quien ama la esistencia

pero traigo la abstinencia

de'stos tiempos de pandemia,

la pasión y la bohemia

por las gauchas jinetiadas,

nuestra canción más sagrada

que’s el Himno Nacional

y traigo pa’ un festival

mis décimas sancochadas.

 

Versos de Nacho Besteiro

miércoles, 8 de diciembre de 2021

VIEJO CENCERRO

 Yo llevo el canto sureño

como bandera sonora

que me endulza en cada aurora

el despertar de mi sueño.

Un canto libre, sin dueño,

 entre la pampa y el cielo

como un ave que en su vuelo

eterniza la distancia,

como un sol cuya fragancia

nace y vive en este suelo.

 

Cencerro, viejo aparcero

de los campos argentinos;

pájaro sembrando trinos

con voz de bronce y acero.

Peón sin sueldo, tropillero,

obediente a tu llamada

se junta la caballada

que tras la yegua madrina

enfila con disciplina

siguiendo tu clarín nada.

 

Antaño de mañanita

cuando los potros pastaban,

y los gauchos escuchaban

el son de tu musiquita,

nacía la vidalita

pa’ volar en un silbido

todo el sur ha recorrido

tu voz criolla y cristalina,

voz de la pampa argentina,

vos del recuerdo querido.

 

Cencerro clarín sureño,

viejo poeta de bronce

hablame de aquel entonces

en que era niño mí sueño.

Y cantando con empeño

prendido de la madrina

traeme en tu voz que afina

mensajes de tradición,

con gusto a pasto y fogón

de una milonga Argentina.

 

Hoy que ocupás jubilao

en mi rancho un rinconcito

de vez en cuando algún grito

se te oye si te han tocao.

Alerta el viejo soldao

vuelve a su pampa el lenguaje

por eso que nadie ataje

su sonora voz de fierro

y que ande vibre un cencerro

esté vibrando el gauchaje.

Versos de Artemio “Camambú” Rodríguez

lunes, 11 de octubre de 2021

EL JINETE CABALLERO

 No hay duda que Osmar González,

Campeón de Jesús María

es el don de simpatía

y un señor, por sus cabales;

un valuarte en los baguales

de múltiples condiciones

y, entre los cuarentones

si opinan, como yo opino,

al gran jinete argentino

le están sobrando garrones.

 

Honra Osmar “La Montonera”

y a “Buenos Días Folklore”,

a La Plata y a Las Flores

y a nuestra gaucha bandera,

y entre la gente campera

gran amigo y compañero;

jamás afloja el surero,

aún está en su plenitú

y posee una gran virtú

de ser todo un caballero.

 

Dijo Franco en su audición:

“El Prado”, “Jesús María”,

es guitarra y es poesía,

coraje, espuela y garrón;

es un templo ‘e tradición

y un Veinticinco de Mayo,

es la Patria de a caballo,

relincho, bocao, candil

y el arte payadoril

de argentinos y uruguayos.

 

Eso me inspiró enseguida,

lo imaginé en la contienda,

lo vi empuñando las riendas

dir a jugarse la vida;

en bastos fue la tenida

-la monta que más prefiero-

quizás porque soy surero

o por su franca sonrisa

hoy mi pluma lo bautiza

“El Jinete Caballero”.

 

Versos de Julio Secundino Cabezas

domingo, 10 de octubre de 2021

MI TROPILLA

 Para Rodolfo N. Kruzich, amigo y gaucho cabal

 

Viéndome con esta traza

no van a creer, si me empeño,

en decirles que fui dueño

de una tropilla machaza.

No fueron fletes de raza,

pero sí, muy guapetones;

después, por varias razones

de mi esistencia sencilla,

perdí mi linda tropilla

igual que mis ilusiones!

 

Recuerdo que entre el plantel

había un “overo manchado”

que parecía pintado

por la magia de un pincel.

Un “moro”, mansito y fiel,

que al escuchar mi silbido

se me acercaba el ‘bandido’

para comer, en mis manos,

un puñadito de granos

o algún pastito elegido!

 

Un “alazán pico blanco”,

que yo domé de potrillo,

y también un “doradillo”

muy braceador en el tranco.

Un “azulejo” lunanco,

regalo de mi tocayo;

y la figura de un “bayo”

que si tenía rienda suelta

largaba de cara vuelta

con la ventaja de un rayo!

 

Para trabajos de yerra

tenía siempre un “picazo”,

que a cada cimbrón del lazo

más se clavaba en la tierra…

pero el recuerdo se aferra

a un “renegrido” de un pelo,

que yo montaba con celo

porque el chapeao se lucía

igual que una platería

con fondo de terciopelo!

 

A la madrina “cebruna”

seguían como señuelo,

como siguen en el cielo

las estrellas a la luna:

la taba de la fortuna

se me dio vuelta después;

y cuando en la esplendidez

de aquellos días me pierdo

la tropilla del recuerdo

viene a alegrar mi vejez!

                                   (7/12/1947)

Versos de Domingo F. Arietti

jueves, 9 de septiembre de 2021

PRIMAVERA GAUCHA

 El amparo de la quincha

que de vieja está cebruna,

con los gauchos que madrugan

hace punta la reunión;

una llanta de carreta

como el arco de la luna,

pone cerco en el rodeo

de las brasas del fogón.

 

Son clarines los gorjeos

de las aves tempraneras

en la opaca media tinta

del confuso amanecer;

los celestes camalotes

se diría una bandera

tremolando en la caricias

de las aguas al correr.

 

Ponen rúbricas al cielo

las primeras golondrinas.

Lucen flores como brasas

el guayabo y el ceibal;

el invierno que se aleja

puso nota peregrina

en la escarcha cenicienta

del florido cicutal.

 

En el campo que se ondula

reverdece la gramilla.

Las auroras son más tibias,

tienen más intensidad,

y la tierra bajo el casco

que repica la tropilla,

suena a la lonja de tambores

que pregonan libertad.

 

Versos de José Ma. Claret

sábado, 31 de julio de 2021

¡HIJO'E TIGRE!

 ¡Igualito que yo, cuando era mozo!

¡Pa’ qué voy a negarlo! ¡qué canejo!...

Charamuzca será lo de hoy mocozo…

si usté es igual que yo, yegando a’viejo.

 

¡Hijo’e tigre… es overo!... ¿Verdá m’hijo?

¡Haga su goluntá; si pa’eso es macho!

y déle rienda suelta, que colijo…

que están demá consejos, ¡qué caracho!

 

Lo adivino al retoño y lo compriendo…

No diga nada… me lo s’e’memoria…

Si dende que mamaba lo’stoy viendo…

¡Igualito que yo!, esa es la historia…

 

¿Qué le podría contar de mis vainte años?...

¡Juéguese tuito el curo por su prienda!

y ráigase dispué que un desengaño

muy adientro d’esa alma lo sorprienda.

 

¡Hijo’e tigre!… ¡Igualito que su tata!

¡Aguante malas y saborée güeñas!...

¡Si un guascazo’el destino no nos mata;

pero tampoco s’eterniza en pena!...

 

Versos de Mercedes Barrancos

martes, 8 de junio de 2021

GALLETA'E CAMPO (*)

 Cuando en un tiempo anterior

con mis recuerdos acampo,

vieja galleta de campo,

me encuentro con tu sabor.

Te saco del mostrador

de un boliche imaginario,

o sigo el itinerario

de los panaderos fieles,

llenando de cascabeles

las calles del vecindario.

 

Te tostaron en la brasa,

te mojaron en la olla,

y en los bifes con cebolla

limpiaste el sartén con grasa.

Te hiciste sopa en la taza

en el rastrojo lejano,

y el que era criollo baquiano

pa’ cortar del asador,

no encontró nada mejor

pa’ comer sobre la mano.

 

El carrero te llevó

en el pesebre guardada,

y con una rebanada

a su guiso acompañó.

El resero te cargó

en viajes de muchos días,

y anduviste por las vías

bailando en la bagayera,

cuando juistes pa’l linyera

una de las “tres marías”.

 

Hermana del güevo frito,

del cuajo y el chinchulín,

y madre de aquel budín

chacarero y exquisito.

Te llevaron pa’l toldito

los deschaladores rudos,

y al fin de esos días crudos

de esquilas y de caballos,

anduviste entre los callos

de los dedos macetudos.

 

Sobre tu corteza güeca

era más lindo el tocino,

aquel jamón campesino,

el chorizo y la manteca.

Al romperte de reseca

era música tu ruido,

y si te habrán consumido

al lao de la trilladora

cuando llegaba la hora

del ansiao mate cocido.

 

Tu imagen a mi regresa

colgando adentro del rancho,

con la botella en el gancho

por esa laucha traviesa.

Te veo sobre la mesa

junto a la sopa caliente,

y siempre estabas presente

allá por las ocho y pico,

cuando en el almuerzo chico

desayunaba la gente.

 

Ya tu miga preferida

la familia no alimenta,

pero aunque hoy no estés en venta

el paisano no te olvida.

Vos llegastes a mi vida

con el uso de razón,

por eso en esta ocasión

quiero decirte, galleta,

que te llevo en la maleta

que nutre mi corazón.

 

Versos de Luis Domingo Berho

 

(*) Testimoniando el trato que tuvimos, en la

cartulina que está impresa esta poesía, Don Luis

le estampó está afectuosa dedicatoria:

“A Carlos Risso. Pa’ vos Carlitos, lo más

blanco y tierno de la miga de esta “Galleta

‘e Campo”. 15/03/1991

Me honró con ese trato.

                                                       CRR