sábado, 2 de enero de 2016

LA TROPILLA DEL COMPADRE

1
-Traiga Compadre el bozal
y vamo’hasta la tropilla
que para luego, si ensilla,
voy a dejarle un bagual,
y como no uso el corral
en tareas de rutina,
pasando el monte’e la esquina
allá los tengo rodeaos…
están tan amontonaos
que no se ve la madrina.

2
Como podrá imaginarse,
aquel “bayo” es medio potro
que huye alredor de los otros
como queriendo escaparse,
ahora, si quiere entrenarse
le dejo este “colorao”,
que sacándolo apurao
suele ‘abrazarse’ ese pingo
la cabeza, como gringo
que le pisan el sembrao.

3
Y ese “overo” dormilón
que está detrás del “tobiano”,
aunque’s manso y para a mano
…no lo anda cualquier chambón,
ya le verá la intención
cuando la cincha le ajuste,
no es fácil que a usté lo asuste,
sé, que lo va a jinetear,
pero no le va a pegar
tampoco por donde guste.

4
Y aquel “zaino” es reservao
aunque al verlo no parece,
lo han jineteao muchas veces
pero muchas a voltiao;
tiene el pellejo marcao
por espuelas y azotera,
rayones por donde quiera
a lo largo y a lo ancho,
como la puerta’e mi rancho
cuando dejo el perro ajuera.

5
Si le tocase apartar
le dejo aquel “zaino” feo,
es muy bueno pa’l rodeo
lo mismo que pa’ enlazar,
sin quererlo aponderar
por sus dotes, lo valoro,
después me queda aquel “moro”
redomón, medio sotreta…
eso sí, tiene en la jeta
una fuerza como un toro.

6
Los otros días convencido
que no hay forma de ablandarlo
quise a la cincha tirarlo
con un bocao retorcido,
bien abajo y bien ceñido
por donde el bruto relincha,
sin tiempo a’tarme la vincha
hasta de a pie me dejó
porque se me disparó
con el montao a la cincha.

7
Y ya sabe, aquel “gateao”
lo mismo que’l “malacara”,
si un día lo necesitara
áhi los tiene a su mandao;
son de ponerle el recao
y galopar el día entero;
la verdá, no le exagero
aunque no le dé resuello,
antes que se cansen ellos
se  cansará usté primero.        

8
Y como suya le dejo
mi gaucha y pobre tropilla
con la madrina “tordilla”
madre de aquel “azulejo”,
si tiene que viajar lejos
o por un gusto, quizás,
manotéelá nomás
del medio de la clinera
y llévela pa’nde quiera
con los diez pingos detrás.


Versos de Graciano Ramón San Esteban

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