lunes, 4 de enero de 2016

UN ADIOS

Por un silencio rodeao
me quedé instantáneamente
al recibir derrepente
un mensaje inesperao.
Del mesmo modo han quedao
aquellos que han conocido
y convivir han podido
rodeao de afecto sincero,
con ese viejo resero
que de este mundo se ha ido.

Eduardo Traut, al nombrarlo
hace punta la razón
y es una satisfacción
con un verso homenajearlo,
al mesmo tiempo pintarlo
tal cual como en vida ha sido,
y tenerlo merecido
por ser hijo de este suelo
que fue seguidor señuelo
pa’ darle rumbo al perdido.

Pa’ las huella’ había nacido
y en las huellas fue creciendo
y en las huellas fue aprendiendo
lo que otros habían sabido;
en las huellas bien curtido
las distancias acortaba,
de día o de noche marchaba
asegún el caso dao,
y durmió sobre el recao
cuando un resuello buscaba.

En las huellas lo siguieron
sus pingos y la madrina
y en la más dura fagina
siempre a su lao estuvieron.
Pingos criollos que supieron
de la primer agarrada,
lo que fue una palenqueada,
un galope, un manoseo…
Porque pa’ Traut fue un floreo
tener tropilla entablada.

En la huellas ha dejao
consejos que supo dar
al que se puso a la par
pa’ que no ande mal pisao.
Sus virtude’había llevao
a la estampa personal,
y en la puerta de un corral
con todo lujo pialaba
o campo afuera enlazaba
al más chúcaro animal.

De pagos que ha conocido
las cuentas hay que perder
pero fue el mayor placer
que resereando ha tenido,
y si era desconocido
el pago donde llegaba,
con prudencia se arrimaba
a lugares de reunión,
y entraba en conversación
si la confianza ordenaba.

Un lazo quedó arrollao
desprendido’e la sidera,
la cincha y la encimera
con lo demás del recao;
un cencerro se ha quedao
en silencio, acompañando
a un rancho que está notando
la ausencia de su patrón
que anduvo en cualquier rincón
al gaucho, representando.


Versos de Rodolfo Nicanor Kruzich

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