viernes, 24 de mayo de 2013

LA TUNA

Cuando el sol, por la mañana,
a gatitas ilumina,
cuando en el cerco’e mi china
la besa una lus temprana,
cuando la tarde la gana
ayá frente a la laguna,
cuando en la noche, la luna
porque la quiere la abrasa,
¡es la muestra de mi rasa
y qué linda está la tuna!

Como mi rasa, es altiva,
porque si a chochear empieza,
tiene pronta otra cabeza
como pa’ mirar arriba.
Orguyosa, siempre viva
su verde enseña enarbola,
con colores de amapola
o con rayos de naranja,
¡está mostrando una franja
pa’ defenderse eya sola!

Así  jue el hombre senciyo
que sólo campos comió,
que pa’ vivir le bastó
el corazón y el cuchiyo;
dejó lesiones pa’l piyo
que vive de los demás,
pero él murió y vos está
pa’ pincharlo en sus recodos
y pa’ que lo sepan todos
con tu historia vivirás.

Vos te has ráido de la muerte;
si sus palas te han cortao
dispacio has resucitao,
con ráis cada ves más juerte.
Consolate de tu suerte
que bebió la soledá,
si el mundo tal como está
apesta en la companía:
¡vos sos tan amiga mía
como el canto del sabía!

Vos no sos de los carneros
que siempre van en majadas;
vos estás solita, airadas
como los crioyos sinceros;
vos no cambias los aperos,
vos no herís si no te ofenden,
no sos de los que se escuenden
porque estás mostrando púas,
que la sangre‘e los charrúas
y su soledá defienden!

Tu continente agayudo,
sin reculación ni alarmas,
es como un “¡Presenten Armas!”,
es un rústico saludo.
Pa’l gaucho sos un escudo
si no tiene fe ninguna,
porque si en la loma, alguna
esperansa te ilumina,
¡es la bondá de la china
y la verdá de la tuna!
                  (anterior a 1939)

Versos de Juan Carlos Sabat Pebet
                         (uruguayo)

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