domingo, 8 de mayo de 2011

DECIMAS SUELTAS

A LO MEJOR…

La viuda de Nicolás
consiguió, dispués de todo,
atrapar, ¡y de qué modo!
al chúcaro capataz.
Como lo hizo ansí nomás,
pobre, fiera y sin ayuda,
ya en el pago naides duda,
a ráiz d’este sucedido,
de que hasta al más alvertido
se le aparece la viuda.

COMO ÑANDÚ

Vido, un indio caturao,
nel fortín, una cuchara,
y algo como “¡cosa rara!”
dijo en su lengua, estrañao.
Por señas, a un enganchao
“¿Qué es eso?”, le preguntó.
El melico contestó
tamién -pa’ hacerse entender-
por señas: “Es pa’ comer”.
¡y el indio se la comió!

INSEPARABLES

Facón en mano, peliaron
Eleuterio y don Facundo,
por no caber en el mundo
los dos, sigún declararon.
Y áhi nomás tiesos quedaron
don Facundo y Eleuterio.
Dispués (y éste es un misterio
que solo compriende Dios)
cabieron muy bien los dos
en el mesmo cementerio.

CON ARMAS IGUALES

A Juan Fierro que al fortín
llevó preso el cabo Fuentes,
y que con uñas y dientes
se le resistió hasta el fin,
lo embistió un feroz mastín,
justo al salir del encierro;
hizo la pata ancha Fierro,
y jue tal la mordedura
que acabó en la sepoltura
ese mesmo día, el perro.

PA’ NO DESMENTIRSE

De defetos que tenía
Ponciano ya reventaba,
pero él siempre los negaba
y lo mesmo repetía.
Tanto se envició que un día
que alguien le dijo: “Parece
usté hombre honrao”, en sus trece
se mantuvo y en sus modos
y retrucó: “Tendré todos
los defetos, menos ese.”

Versos de Cupertino del Campo

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