sábado, 16 de junio de 2012

DÉCIMAS SUELTAS -2-

DESEMBUCHANDO

Al Cabo Ipuche, juró,
Zapata, ante mucha gente,
largárselo, frente a frente,
todo el odio que embuchó.
En eso aquel vino y dio
el grito de: “-¡Alto, Zapata!”,
pero al ver la enorme lata
que pelaba el Cabo Ipuche,
lo que tenía en el buche
le salió por la culata.

PA' OIR MEJOR

“-Con yuyos y agua caliente
le aliviaré la sordera”,
una vieja curandera
ansí le habló a Don Vicente.
“-Y en caso que no le siente
tengo entuavía algo, Don”.
Y él, por equivocación
de lo que dijo la vieja,
se enllenó una y otra oreja
con tapones de algodón.

UN BENEFATOR

N’el pago ande yo nací
los aficionao a hurcarse
tuvieron que acostumbrarse
a no morir más ansí.
Les vendía un gringo allí
unas sogas muy baratas,
medio comidas por ratas
que de nada les servían.
Al colgarse se rompían
antes de estirar las patas.

CUENTAS CLARAS

En mi carro alcé un vecino
que un día de sol rajante,
diba trepando jadiante
por la cuesta del camino.
Dispués de un rato, el ladino
que jue quietito y callando,
rompió su silencio cuando,
tirándome de la manga
dijo: “-Don, en esta changa,
¿cuánto es lo que voy ganando?”

Versos de Cupertino del Campo

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