Traigo un buen pial puerta afuera
ceñido
de la presiya,
la
madrina, la tropiya
y
la yerra rinconera;
los
cuentos de la matera
y
milongas de fogón,
el
molde de un redomón
enriendao
a lo campero
y
el lamento de un nutriero
mojado
en un cañadón.
Traigo
del invierno de antes
la
caña con los chorizos,
la
yerra en yeguarizos
en
enero, en su menguante
la
incertidumbre espectante
del
enganchón en la panza,
las
boleadoras y lanza
de
un pampa de mi Argentina,
y
del pingo que apadrina:
su
atropeyada y confianza.
Traigo
el banco pa’l fogón
con
dos caderas de vaca
y
entierro un hueso pa’ estaca
pampa,
en cualquier extensión;
pa’l
que anda en el cañadón
traigo
una vieja piacera,
un
prendedor pa’ coyera,
una
bigornia afilada,
y
de una yegua finada
el
anca, pa’ una encimera.
Traigo
el agua de un jagüel
que
en una sequía estampo
y
el corcoviar para el campo
de
un pingo legal y fiel;
de
algún malón el tropel
que’n
la tierra se escuchaba,
de
suerte un tiro de taba,
la
cerdiada de un clinudo,
y
de mano de peludo
pa’
una tijera, la traba.
Traigo
la arisca patada
de
un buen potro de la clina
y
la bandera Argentina
en
un palenque amarrada,
un
par de espuelas atadas
y
no pa’ adornar los tacos,
cueros
de epidemia, flacos,
para
algún lazo trenzao,
orejiar
de un buen montao
y
bufidos de un beyaco.
Dicen
de que’l tiempo apremia
a
quien ama la esistencia
pero
traigo la abstinencia
de'stos tiempos de pandemia,
la
pasión y la bohemia
por
las gauchas jinetiadas,
nuestra
canción más sagrada
que’s
el Himno Nacional
y
traigo pa’ un festival
mis
décimas sancochadas.
Versos
de Nacho
Besteiro