viernes, 25 de diciembre de 2020

ALMIRÓN

 Al reparo del galpón

de un puesto de “La Esterilla”

ta’ arreglando la tropilla

Serapio Justo Almirón.

La tarde arranca un girón

a un domingo somnoliento

la yegua mora de intento

medio amaga una mordida

el Ciervo 10 enseguida

larga tres notas de intento.

 

Envuelto en una arpillera

que tendió sobre un banquito

un desvasador cortito

las gurbias y las tijeras

cajón chico de madera

que es la piedra de afilar

y en un bayo sin manear

sus condiciones refleja

ranillas, barbas y orejas

con un tuse regular…

 

Atento dos perros bayos

mascando algunos recortes

observan que no se corte

de la yegua algún caballo

bajo esa tarde de Mayo

Almirón con su tropilla

como el cardo de castilla

que al campo le pertenece

y en su figura florece

un gaucho de alma sencilla.

 

Con la mora a la par de él

y los bayos por detrás

cruza al tranquito nomás

en frente del puesto aquel

sin jactancia ni oropel

ha cumplido la faena

la mora, media docena

de bayos y un colorado

tienen a Almirón rodeado

en esa tarde serena…

 

Versos de Alejo Ignacio Balbiani

miércoles, 18 de noviembre de 2020

HABLANDO DE LA TENAZA

 Tenaza, noble herramienta

Muy antigua, pero actual,

En la campaña rural

El que la usó, se dio cuenta;

A veces ligera o lenta

De usarla mucho o parada,

Tal vez de herrumbre engranada

Y hay un dicho que concedo,

Y es pa’l que tiene los dedos

Como tenaza encontrada.

 

Tenaza que vi en la mano

Del peón, que sin un calambre

Al precisar un alambre

Lo cortó, por ser baquiano.

La posición no fue en vano

De colocar el  acero,

La que en el torniquetero

Alambre dulce manió,

O el cabo que retorció

La rienda de un esquinero.

 

Hecha de acero forjado

A fragua, maza, bigornia,

Que con llave y california

La vi atada, en el recado;

Un tiento las ha hermanado

Bajo el cuero, es su lugar,

Un nudo pa’ desatar

Fácil, de un tirón se nota,

O dentro una caña’e bota

Junto al perno de estirar.

 

Pa’ hacer el ocho sujeta

El cabo un rulo en el trillo,

Y la usaron de martillo

Pa’ trabar las torniquetas.

Sacó abrojos y rosetas              

Pa’ que quede limpio un cuero,

Y observé que algún tambero

Cuidadoso y elegante

Le puso manguera aislante

Pa’ levantar los boyeros.


Remachó, sacó algún clavo

Y hasta se le quebró el fleje

Cuando algún muchacho hereje

Le usó de punzón el cabo.

Pa’ rebenque, cuerió un rabo,

Mil caravanas sacó,

Y al potro que se colgó

Lo salvó por un casual

Cortando el medio bozal

Que la pata le enredo.

 

Chancho que osó, de un tirón

La grampa al morro le acuña

Y también sacó pezuñas

Pelando, al lao del fogón

Pata y mano de un lechón

Juntó y apretó a fervor.

En manga, el vacunador,

Cambió agujas sin retardo,

Y otro con alambre’e fardo

Ensartó algo al asador.

 

Hay quien la usa con altura

Hábilmente y muy dichoso

Con un aspecto lustroso

Y gastada la pintura;

De llevarla en la cintura

La verija hace un rincón,

Salva apuros de a montón

Y cualquiera se da cuenta

De que un peón con herramienta

Por áhi es dos veces peón.

 

Cantidad de usos al cruce

Que muy serviciales son

Pero no tendrían función

Sin una mano que la use.

Hoy que nombrarla propuse

Y hacer mención sin mordaza,

por su prestación machaza

y si hay que ordenar sencillo

pienso, después del cuchillo

no hay duda, está la tenaza!

                                      (29/06/2017)

Versos de Santiago “Tato” Vaquero

domingo, 15 de noviembre de 2020

LA PICASA OVERA

 (De la tropilla de Don Jorge Campos, el dibujante más campero)

 En los pelaje’a mi ver,

muy lindo el picaso overo;

con las patas como tero

y hasta zarco, suelen ser;

supe en mis tiempos tener

una yegua muy ladina,

retacona, patas finas,

criolla, como Martín Fierro,

¡si hacía sonar el cencerro

pa’ sentirse más madrina!

 

¡Amalaya! si volviera,

ver mis pingos entablao’,

con los cogotes cruzao’

apretujando a mi overa;

una reliquia campera,

sanitos de pata y manos,

parecían orejanos,

sin ninguna cicatriz.

Era el hombre más feliz

paisano entre los paisanos.

 

Ni recordarme quisiera,

pero no puedo evitar,

me dan ganas de llorar

acordarme de mi overa.

Si hasta por una soncera

manotearla de pasada,

y en esas largas volteadas

me seguía como guacha,

manchándome las bombachas

al rozar de su quijada.

 

Versos de Julio Secundino Cabezas

jueves, 23 de julio de 2020

DÉCIMA AL PAYADOR

Canto antiguo si lo hay

que ha retumbao en el mundo

con el mensaje profundo

que’l antiguo aedo, trái;

es capaz que con Garay

ya anduviera un trovador,

el que ha prolongao su ardor

a éstos tiempos que corren

y ande su saber no esconden:

                                           ¡Feliz Día, Payador!        

 

Carlos Raúl Risso E.-


domingo, 19 de julio de 2020

ESE ES MI AMIGO

¡Ah, si si, sí! ¿Cómo no?

¿Pa’ que viá gastar saliva

o papel, en el que escriba

cuánto es que lo estimo yo?

Que lo haga otro, el que lo crió

pensando en nuestra “Selene”;

no, no digo que me apene

ni tampoco que’sté mal,

…pa’ mi es poncho sin igual

que da calor y contiene!

 

Pa’ mi es palenque plantao

ande mis cuitas desbravo,

y es el que te saca el clavo

que te tiene priocupao;

es alero ande’l recao

puedo tender sin obligo,

el que hace espaldas conmigo

si los fierros sacan chispas,

el que tiene miel de avispas…

Si señor: ¡Ese es mi amigo!

                                                     (20/07/2020)

 Carlos Raúl Risso E.-


sábado, 27 de junio de 2020

HOMENAJEANDO AL RESERO


Don Calendarios Agüero
pa’l “día de la tradición’’
pensó hacer una reunión
en homenaje al resero.
En su campo el pago entero
acudió ese día feliz,
y el viejo Don Mauro Ruiz
ha sido el abanderado,
del que durmió en el recado
tropeando por el país.

Invitados al asao
en una mesa de honor,
estaba Justino Amor
y Don Prudencio Mercao.
A un costao Don Juan Tirao
conversa con Cruz Luján
mientras que planeando están
la carrera de un potrillo,
el payador Amarillo
con “El Rata” Barragán”.

Cuando llegó “El Turco” Elías
una taba apareció
y tanteando la tiró
junto a Marcelino Díaz,
la pisó Lauro Farías
dando vuelta el tirador,
como al buen entendedor
no hay que darle explicaciones.
había muchos patacones
en contra del jugador.

Con un arco bien prolija
al costado del galpón
se arregló con precaución
pa’ que corran las sortijas.
Y pa’ que el gauchaje elija
pa’ arriarse de un nacional,
en la entrada principal
que es como una calle ancha,
pa’ cuadreras, una cancha
se hizo hasta el camino real.

Y cuando los resplandores
del sol se dentro apagar
se empezó el patio a colmar
pa’ escuchar a los cantores.
Rodeao de unos domadores
muy alegrones al ver,
que en el bello anochecer
iban a dejar su gala,
el viejo Roberto Ayrala,
y el payador Crubellier.

Y por fin los floreadores
se pudieron desahogar
después de tanto florear
milongas a los cantores
salieron los payadores
a hacer su presentación
y luego con emoción
homenajeando al resero
dejé mi canto surero
pa’l “día de la tradición”.

Versos de Héctor Del Valle

jueves, 25 de junio de 2020

PARA QUE SEPAN


Primero, no quise ser
más tampoco atrás quedar
porque voy a conversar
del platero en su quehacer.
Es artesanía, a mi ver
de paciencia y delicado
debe estar bien abocado
en un trabajo pedido
para quedar bien cumplido
y seguir acreditado.

Da principio a la fundida
del metal a utilizar
y después, el estirar
con espesor, y medida;
la herramienta consabida
para su obra aplica
como el buril, que repica
cuando el martillo golpea
y al cincelao que desea
de motivos lo salpica.

En cuestión de monograma
es tarea complicada
cuando son entrelazadas
las letras que desparrama,
no se entrega, busca trama
hasta encontrar lo buscado
y ya en el momento dado
empieza con la calada
con sierra fina afilada
para dar por terminado.,

Cuchillos, dagas, facones,
distinguido esterillado
al igual que galloneados
de distinta dimensiones.
Rastras, espuelas, botones
para adornar tiradores,
freno’e copas, pasadores
de los llamao ‘anillitos’
como también ‘barrilitos’
y pretales lucidores.

Todo trabajo hecho a mano
-no se usa maquinaria
crisol si, por necesaria-
y en la mente hace un plano.
Por eso que aquí desgrano
con toda satisfacción
franca felicitación
pa’l ingenioso platero
que’s además heredero
de un arte, que’s tradición.

También quiero conversar
los méritos del soguero
que sabe estaquear un cuero
hasta parejo quedar
después de dejarlo orear
asegún va precisando
los cortes le va sacando
y a su modo lo lonjea,
y después lo macetea
hasta que se van sobando.

Es el primer paso dado
de esa criolla artesanía
con que se pasa los días
de soguerío rodeado,
lezna y cuchillo afilado,
lonja’e potro y va sacando
tientos que irá desvirando
con mucho pulso y soltura
y pa’ iniciar la costura
bien en línea, va ojalando.

Hace costuras sencillas
que de un tiento puede ser,
como de más, para ver
la llamada ‘de esterilla’;
en botones, ¡maravillas
para poder apreciar!,
desde que empieza a formar
la armadura, bien medida
pa’ seguir la retejida
y un botón pluma acabar.

Cinchas, pegual, encimeras
con sus dos fuertes correones,
y para aguantar tirones
bien reforzada asidera;
cabezada y rienda entera;
maneas, cabrestos, bozales,
frenteras con iniciales
o un motivo campero
son creaciones del soguero
sin que se vean dos iguales.

¡Qué bozales estoy viendo!
Pa’ palenquear, atadores
de cuero, de los mejores
pa’ que no vayan cediendo,
el uso los va poniedo
suaves como tabaquera,
son de una escuela soguera
sin ninguna discusión
desde el ajustao botón
a la fuerte cogotera.

Aquí voy a terminar
mi segunda explicación
pa’ que se tenga noción
de qué quise destacar
además, quiero aclarar
con un respeto elevado
de que soy aficionado
a los trabajos en cuero
porque me crié entre sogueros
y de ellos… algo he logrado.

Versos de Rodolfo Nicanor Kruzich

miércoles, 24 de junio de 2020

PRESENTACIÓN


Buenas noches y permiso,
me llamo Pedro Garrido,
allá en Tapalqué he nacido
y soy de ande me es preciso.
He llegao con dos petizos
que en el palenque he dejao
y como vi de este lao
que había luz de fogón
se me ocurrió la ocasión
de comer un buen asao.

Ando buscando trabajo
desde hace unos cuatro días,
me dijeron que aquí había
y aquí me tienen. ¡Barajo!
Mi desgracia está en un tajo
que he dejao en jeta ajena
yo, con la mano serena
y el otro, bastante en pedo.
Si no lo corto, me quedo,
decir ni vale la pena.

Llevo a la espalda cuchilla
panzona y bien cortadora,
porque es cosa rendidora
a pesar de ser sencilla.
De mozo tuve tropilla
y hasta el emprendao de plata;
hoy, que calzando alpargata
los cincuenta años ya piso,
tengo solo dos petizos
por no tener que ir a pata.

El animal que ahora ensillo
es un zaino malacara
que en Ayacucho comprara
cuando era entuavía potrillo.
El otro es un rosillo
pico blanco, anca nevada;
de mi tropilla pasada
es el hijo de la yegua.
Los dos han corrido leguas
entre calores y heladas.

Son pingos de tiro largo,
voy en ellos ande quiera,
no aflojan ni que se mueran
en el viaje más amargo.
No conocen más letargo
que, en algún palenque ataos,
esperar, ya acostumbraos,
un trago de su patrón
y después sin pretensión
seguir el rumbo indicao.

Siempre viví a campo y monte
trabajando fuerte y duro,
tendiendo firme y seguro
la vista hacia el horizonte.
No hay desdicha que me atonte
ni que me cause desvelo,
pues no tengo más anhelo,
que un pingo y mi libertá
y si hay una alversidá
en mi verso hallo el consuelo.

No guardo resentimiento
ni llevo en mi alma rencor
a pesar que de dolor
yo soy casi un monumento.
Llegué al mundo y al momento
note cual era mi carta,
pero si aguanta la cuarta
no me verán aflojando
y yo he de seguir tirando
hasta que un rayo me parta.

Me gustan estancias grandes
con haciendas y potradas,
donde haya gaucha peonada
y más gaucho sea el que mande,
que sea un hombre que ande
en los trabajos de hacienda,
que de las domas entienda
y sea duro en el trabajo
y del que está más abajo
las privaciones comprenda.

Siempre preferí, señor,
el trabajo de a caballo,
porque en verdá no me hallo
cuando manejo el trator.
Pero entienda, por favor,
que sirvo en lo que proponga,
yo bailo cualquier milonga,
y si no la sé, la aprendo;
si me enseñan, no me ofendo
y cumplo lo que disponga.

Supe andar de domador,
fui puestero, tratorista,
casi no hay nada que esista
que no haya hecho este señor.
A veces soy cosedor,
aunque es trabajo pesao,
y mucho más me ha gustao
sentirme sobre un apero.
¡Entonces soy hombre entero
porque gaucho Dios me ha criao!

Si una tropilla me dan
la cuidaré con esmero,
lleno de gusto campero
la mantendré con afán.
Y nunca me los verán
sin desvasar o crinudos,
porque aunque soy hombre rudo
sé cuidar los animales
y me gustan los baguales
como osamenta al peludo.

Tengo un recado liviano
pa’ no matarles el lomo,
y pa’ usarlos con aplomo
prefiero el basto entrerriano.
No verán a este paisano
garrotear a lo chancleta,
yo soy hombre que respeta
al pingo y, por esperiencia,
sé muy bien que la paciencia
enamora a los sotretas.

Pueden darme un redomón
que no lo he de sancochar,
porque lo sé manejar
a señas con atención;
y si hay aquí un mancarrón
que quieran quitarle mañas,
cuando me ponga en campaña
ya se le irán las chacotas,
que yo sé calzar las botas
y ningún bagual me estraña.

Paisanos, les agradezco,
estuvo bueno el asao;
perdón si mucho he charlao,
es que de ausencias padezco.
Yo sé que nada merezco
pero pido una gauchada:
quisiera a mi caballada
no tenerla a puna y cardo,
a ver si me dan un fardo
pues la gramilla está helada.

Eso tan solo deseo,
yo dormiré en la estensión,
y ya mañana al patrón
lo voy a hablar si lo veo.
Como me gusta el aseo
también espero lavarme,
pero áura voy a acostarme
si no les causa reproche
y les doy las buenas noches
para poder retirarme.
                  (Ca. 1972 o antes)

Versos de Luis Reigada

POR LOS PERROS

Yo estaba junto al fogón
por ingerir un torcido
que un mal domao por descuido
me lo cortó de un tirón.
Sentí el ruido del portón
y me enderece áhi nomás
y oservé al mirar pa’tras
que con tranco decidido
y con el ceño fruncido,
se acercaba el capataz.

Me dijo: “-Lo vengo a hablar
antes de que’l sol alumbre
porque’n la estancia hay costumbres
que usté debe respetar;
me va a tener que escuchar
y espero que me comprenda
o mejor dicho me entienda
porque’s orden del patrón,
que no quiere ver que’l pión
ande con perro en la hacienda.”

-Me sorprende francamente
que me cause este imprevisto,
si usté mismo los ha visto
que son buenos y obedientes,
me acompañan diariamente
trabajando sin desmayo,
y en la manga, le detayo,
donde usté hace andar de a pié,
se quedan echao los tres
donde yo dejo el cabayo.

-Para la vacunación
pienso, no se habrá olvidao,
cuando usté no echó el recao
no sé porque situación,
ellos me hicieron de pión,
y a más, le recordaré,
que andaba contento usté
mientras que yo, muy horondo,
solo, en la manga del fondo
toda la hacienda encerré.

“-Yo no vine a discutir
ni a causar ningún desorden,
el patrón me dio esa orden
y usté la debe cumplir!”
Y empezándome a reír
le dije: -Tiene razón,
yo sufro esta situación
por pionar entre el gringaje,
ya viá juntar mi pilchaje
y usté, ¡búsquesé otro pión!


Versos de Mario Almirón

(basado en un hecho real)