lunes, 11 de octubre de 2021

EL JINETE CABALLERO

 No hay duda que Osmar González,

Campeón de Jesús María

es el don de simpatía

y un señor, por sus cabales;

un valuarte en los baguales

de múltiples condiciones

y, entre los cuarentones

si opinan, como yo opino,

al gran jinete argentino

le están sobrando garrones.

 

Honra Osmar “La Montonera”

y a “Buenos Días Folklore”,

a La Plata y a Las Flores

y a nuestra gaucha bandera,

y entre la gente campera

gran amigo y compañero;

jamás afloja el surero,

aún está en su plenitú

y posee una gran virtú

de ser todo un caballero.

 

Dijo Franco en su audición:

“El Prado”, “Jesús María”,

es guitarra y es poesía,

coraje, espuela y garrón;

es un templo ‘e tradición

y un Veinticinco de Mayo,

es la Patria de a caballo,

relincho, bocao, candil

y el arte payadoril

de argentinos y uruguayos.

 

Eso me inspiró enseguida,

lo imaginé en la contienda,

lo vi empuñando las riendas

dir a jugarse la vida;

en bastos fue la tenida

-la monta que más prefiero-

quizás porque soy surero

o por su franca sonrisa

hoy mi pluma lo bautiza

“El Jinete Caballero”.

 

Versos de Julio Secundino Cabezas

domingo, 10 de octubre de 2021

MI TROPILLA

 Para Rodolfo N. Kruzich, amigo y gaucho cabal

 

Viéndome con esta traza

no van a creer, si me empeño,

en decirles que fui dueño

de una tropilla machaza.

No fueron fletes de raza,

pero sí, muy guapetones;

después, por varias razones

de mi esistencia sencilla,

perdí mi linda tropilla

igual que mis ilusiones!

 

Recuerdo que entre el plantel

había un “overo manchado”

que parecía pintado

por la magia de un pincel.

Un “moro”, mansito y fiel,

que al escuchar mi silbido

se me acercaba el ‘bandido’

para comer, en mis manos,

un puñadito de granos

o algún pastito elegido!

 

Un “alazán pico blanco”,

que yo domé de potrillo,

y también un “doradillo”

muy braceador en el tranco.

Un “azulejo” lunanco,

regalo de mi tocayo;

y la figura de un “bayo”

que si tenía rienda suelta

largaba de cara vuelta

con la ventaja de un rayo!

 

Para trabajos de yerra

tenía siempre un “picazo”,

que a cada cimbrón del lazo

más se clavaba en la tierra…

pero el recuerdo se aferra

a un “renegrido” de un pelo,

que yo montaba con celo

porque el chapeao se lucía

igual que una platería

con fondo de terciopelo!

 

A la madrina “cebruna”

seguían como señuelo,

como siguen en el cielo

las estrellas a la luna:

la taba de la fortuna

se me dio vuelta después;

y cuando en la esplendidez

de aquellos días me pierdo

la tropilla del recuerdo

viene a alegrar mi vejez!

                                   (7/12/1947)

Versos de Domingo F. Arietti