miércoles, 16 de mayo de 2018

GORRA'E VASCO


Quizás un vasco lechero
con vos vino desde España
y fuiste a la campaña
acompañando al tambero;
al que corría un parejero
como disputando un duelo
para sujetarse el pelo
le hicistes como una cincha
y le supliste la vincha
que se hacía con un pañuelo.

Y te empezó a usar el criollo
por el vasco alambrador
que trabajaba mejor
si tenía que hacer un hoyo,
o desparramando un rollo
de la púa o de la lisa,
y alguno que la precisa
como que era regalada
la blanco o la colorada
luego usó como divisa.

Gorra’e vasco te nombraron
porque algún vasco te trajo
pero después pa’l trabajo
gringos y criollos te usaron;
si en verano te guardaron
pa’l invierno se te deja,
ya descolorida y vieja
y por el tiempo estirada
cuando era fuerte la helada
sabía tapar una oreja.

Te supo usar el resero
en días de mucho viento
mientras que colgó a los tientos
pa’ bien seguir, el sombrero;
suplistes al serenero
en cuanto al raso ha acampao
o usando el poncho encerao
entonces no te mojaba
pero lo mismo abrigaba
al que iba encapuchao.

Hasta de guante ha servido
en el tiempo de la arada:
una cadena escarchada
en el yuguiyo has prendido,
pa’ la hora’el matecocido
como asiento se te usaba
y… siempre bien le quedaba
al que corría la sortija,
y pa’agarrar la manija
si era caliente la pava.

Te ha usao el deschalador
cuando cargó la maleta,
pa’ jinetiar a un sotreta
también te usó el domador,
el bolsero estibador
en la plancha o descargada,
media chata y alargada
también el calvo te ha usao
¡y si andaba enamorao
disimuló la pelada!
                              (Ca. 1984)
Versos de Libertario Blengio

lunes, 14 de mayo de 2018

DE CARNIADA

Cayó la primera helada
y es la forma de avisar,
pa’l que quiera faturar,
que’stá en la fecha indicada.
Dentra cáir la paisanada
convocaos, o por istinto;
los cuchiyos en el cinto
guardan los filos sin meyas;
mamajuanas y boteyas
muestran crioyo vino tinto.

Uno de los dos capones
ya cuelga del aparejo,
cayan todos y habla el viejo
que sabe de’stas cuestiones;
larga un par de indicaciones
y se mete en el galpón,
preparaos tiene un cajón
y algunas bolsas de sal
y su mano sin igual
p’hacer mondiola y jamón.

Un grandote forcejea
con el robusto noviyo
y al más ducho pa’l cuchiyo
pa’ otro chancho se lo arrea;
el fogón chisporrotea
con l’agua pa’ las morciyas;
otro está hachando variyas,
y aunque le dicen: “¡Dejalo…!”
al perro ladrón, un palo
le rebolia en las costiyas.

La máquina de picar
a la mesa quedó fija
lista pa’ darle manija
y la choriciada armar.
Lo güeno, hay que separar
lo demás, se va cortando;
el que la tripa va inflando
por áhi rezonga y se queja
que la sal de la madeja
dejó su jeta picando.

Sin pijotiar condimentos
uno le tira de todo
y otro le agrega a su modo
vino y sal sin miramientos;
prueban… y enyenan contentos
pa’ echar alguno al asao;
meten pata, pues clavao
que habrá larga sobremesa…
y dispués el tinto pesa
pa’ trabajar dimasiao.

La ‘tropiya’ hace un parate,
se come y chupa a lo grande
y hasta que el patrón no mande
sigue la ronda del mate;
una yunta da combate
al sueño que lo domina,
varios buscan la letrina
pa’ndar livianos la tarde
y hay uno que ¡Dios lo guarde!...
la gran pucha, cómo empina¡

Versos de Néstor E. Mori