jueves, 30 de agosto de 2018

MILONGA PA´L ESQUILADOR


Le canto al esquilador
a máquina o a tijera,
porque de las dos maneras
tienen el mismo valor;
obrero leal, luchador,
que debajo de un tinglao,
a veces en cualquier lao
dentro de un brete o corral,
lo trabaja al animal
para largarlo esquilao.

A galpón o en cualquier planta
que hasta puede ser un tala,
con su pilchaje se instala
poncho, cobijas o mantas,
mientra’escucha como canta
un gallito tempranero,
lo resplandece el lucero
que le anuncia el madrugón
y él va por un cimarrón
junto con su compañero.

Con un saludo matiza
esa linda madrugada
y hay una pava tiznada
que espera entre las cenizas;
busca una rama y la pisa
para quebrarla mejor,
de la llama el resplandor
sale entre troncos y brasas
y el le pone un cacho’e grasa
pa’ que se prienda mejor.

Y el mate de mano en mano
va pasando muy tranquilo,
hay tiempo de mirar filo
porque entuavía es temprano,
los ‘ovejeros’ baquianos
torean a la majada,
y balando alborotada
llama la madre a su cría
y empieza a venir el día
que anuncia nueva jornada.

Versos de Carlos Salvador Luján

martes, 28 de agosto de 2018

DE PANZA EN EL MOSTRADOR



De güelta de una tabeada
donde no me fue muy bien

eché pie en un almacén
que lo encontré de pasada.
Y con la panza afirmada
al borde del mostrador
algo tristón ¡si señor!
por la pérdida sufrida,
dentré a mirar la bebida
con ojo calculador.


Había de tuitas layas
en tamaños y colores,
algunas hasta con flores,
lisas, cuadradas, con rayas,
coloradas, negras, bayas,
y encontré al andar hurgando,
no sé ni cómo ni cuándo,
que algún gurí le aproveche:
una botella de leche
que andaba de contrabando.

Vi botellas empezadas
y otras que andaban tecleando,
una de lejos gritando
su bebida adulterada;
otra con fama ganada
por una existencia honrosa,
algunas sucias, roñosas
y rompiendo la armonía
vi varias estanterías
copadas por las gaseosas.

Carculo que los humanos
forman otra estantería,
porque su mercadería
suele ser de varias manos;
sabido que entre cristianos
los hay burro’, inteligentes,
atentos, indiferentes,
maulas, guapos y embrollones
y no faltan figurones
que son falsos influyentes.

 “-¡Sirva otra güelta pulpero!
tenga mano que’sta es mía,
prepáremé una sangría,
corte un chorizo casero…”
yo bichando el entrevero
y sin llamar la atención,
descubrí allá en un rincón
algo que el hombre celebra:
lleno de güeña ginebra
sereno estaba un porrón.


Versos de Osvaldo Andino Alvarez

viernes, 24 de agosto de 2018

PUESTERIANDO EN DÍA DE YUVIA


Me encontraba en el galpón
en un banco de cadera
costuriando una encimera
y bien cerquita’el porrón.
Insistía un chaparrón
amagando a temporal,
el viento entró a juguetiar,
desparramó la ceniza.
¡Malaya con esa brisa
que se ganó a curiosiar!

Anda juerte el aguacero
cruza del este al galope,
y la tropilla va’l trote
pa’ los fondos del potrero;
está quietito el nochero
-el anca pa’l lao del viento-,
Yo voy sacando otro tiento
¡lindas lonja’, el colorao…!
Mi pobre perro mojao
tirita que’s un contento.

Hasta el gayo se ha ganao
con sus chinas al galpón
y ya tuvo una cuestión
con el pimeo chorriao;
el ternerito ha balao
por el frío en el chiquero,
está cantando el hornero
¡jué pucha, que lo tiró!
Si no escampa, creameló:
¡mala pilcha el aguacero!

Yo puestero acostumbrao
a estos campos medio bajo,
conociendo los trabajos
me preparo el encerao,
viejón, bastante achacao,
los años marcan su paso…
El agua, otro lazaso
al potrero va pegando,
los gansos güelven tranquiando…
la tarde ya se va al mazo.

Ansí estaba en el galpón
cuasi con una rutina
cuando dende la cocina
algo yamó la atención:
un olor a chicharrón,
dejé todo y ya rumbié,
a mi china la encontré,
friyendo los pastelitos
y me dijo dispacito:
“Mi paisano, sirvasé”.

Que’ncimera ni aguacero,
en sus labios me pialé,
tuitas las penas maté
cuando chiyo el clavijero:
canté un estilo campero
que dende mozo sabía,
la Juliana sonreía
y hasta pensé en la ocasión:
¡animal sonso el varón!
Mañana será otro día.

Versos de Benito Aranda

sábado, 11 de agosto de 2018

CORAZÓN DE TALA


Fría el agua -como nieve-
congelando hasta las bestias,.
y yo a un tronco las molestias
le sacaré -mientras yueve-.
Recostao contra la trebe
viá dejarlo todo el día
pa’ ver si la rebeldía
despacito se refala
y cuando lo atraque al tala
se prienda con alegría.

Un pedazo de madera
que habla de aves y de nidos,
de los inviernos sufridos
y flores de primavera.
Cada rama, la manera
de acariciar la distancia
y la espinuda arrogancia
se curtió con los poderes,
como se curten los seres
que sufren desde la infancia.

Hueya de su derrotero
es la cicatriz de un gajo,
la plataforma -barajo-
de una casita de hornero;
ayí se templó el pampero,
¡golpiaron los ventarrones!
…y en las frías oraciones
-la brisa suave que sopla-
dejó la silvestre copla
que acunaba a los pichones.

Si el final de su esistencia
lo vio rodar por la grama
tendrá que alzarse en la yama
como grito de presencia.
El chispiar será conciencia
y la brasa, integridá.
Dejando en la humanidá
el calor que fertiliza
…si hasta la misma ceniza
tiene alguna utilidá.

Lentamente debe arder
pa’ que’l humo ni se note,
pero que al fuego le brote
un amplio resplandecer.
Será como renacer
al yegar la madrugada.
Y el que no pueda ver nada
en la hoguera de’ste leño
¡qué despabile su sueño
al sol de la yamarada!

Versos de Julio H. Mariano

martes, 7 de agosto de 2018

LA MATERA DE SAN FRANCISCO


Como adornando la estancia
está la vieja matera,
de aspecto se ve por fuera
que no perdió la elegancia,
preserva aún la fragancia
de aquel último tizón,
que se apagó hecho carbón
junto a una pava tiznada,
esperando a la peonada
que haga rueda en el fogón.

Unos bancos de madera
en los costados quedaron
y al tiempo crucificaron
esa reliquia campera;
para el mensual ella era
un lugarcito de estar,
allí podía matear
y si es que andaba con hambre,
sobre una trebe de alambre
un churrasquito tirar.

Si se habrán contado historias
de luces y aparecidos
o de hechos ocurridos
que ya son solo memorias,
algunos llenos de glorias
los recuerda el paisanaje,
porque llevan el coraje
costuriados con un tiento
y son motivos de un cuento
que se unen con el paisaje.

Hoy suelto mi canto al viento
como el grito de un arisco
en la estancia San Francisco
junto a tu fogón me siento;
al verte sola lamento
con mi guitarra sentida,
quisiera llenar tu vida
y encenderte esta milonga,
como un caldén que prolonga
una brasita encendida.

Versos de Atilio Reynoso

domingo, 5 de agosto de 2018

LA MANTA PERUANA


Tengo una manta peruana
que fue del finao agüelo
tejida con mucho celo
en fina urdimbre de lana,
de su mesma trama emana
unos flecos bien trenzao
y el fondo, que’s colorao
muestra, retazos de albura
por las muchas ataduras
que por teñirla, han usao.

Yo, me la truje conmigo
cuando eya quedó sin dueño,
y al acariciarla sueño
con yerras, pingos, amigos;
la tengo como testigo
del tiempo de mis mayores,
cuando no había sinsabores
que’scurecieran mi infancia
y bebía las fragancias
de la vida y de las flores.

Siendo potriyito tierno
buscando un libro pa’estruirme
eya solía cubrirme
p’hacerle frente al invierno,
y formábamos un terno
cada cual en su función,
yo buscando la estrución,
el libro en papel de maestro
y tendido sobre nuestro
la manta era proteción.

A veces de fantasioso
solía salir bien montao
en un oscuro tapao
medio loro y muy fogoso,
yo me sentía orguyoso
al verlo bien aperao
y enseguida pa’l poblao
salía pisando chiquito,
mientras jugaba el vientito
con los flecos colorao.

Ni un zurcido se le ve
que le recuerde un puntazo,
nunca lo arroyé en el brazo
para echar una de a pie,
simplemente yo lo usé
en su misión verdadera,
como tibia compañera,
como adorno en otros casos,
siempre guardando un retazo
de mi vida campo ajuera.

Pobre manta!! Está gastada,
ha perdido algunos flecos,
pero conserva los ecos
de sus grandezas pasadas.
Cuando la veo arroyada
escondiendo sus heridas
veo mi vida repetida
y me quedo cavilando:
¡los dos nos vamos gastando
contra el filo de la vida!

Versos de Osvaldo Andino Álvarez