sábado, 27 de junio de 2020

HOMENAJEANDO AL RESERO


Don Calendarios Agüero
pa’l “día de la tradición’’
pensó hacer una reunión
en homenaje al resero.
En su campo el pago entero
acudió ese día feliz,
y el viejo Don Mauro Ruiz
ha sido el abanderado,
del que durmió en el recado
tropeando por el país.

Invitados al asao
en una mesa de honor,
estaba Justino Amor
y Don Prudencio Mercao.
A un costao Don Juan Tirao
conversa con Cruz Luján
mientras que planeando están
la carrera de un potrillo,
el payador Amarillo
con “El Rata” Barragán”.

Cuando llegó “El Turco” Elías
una taba apareció
y tanteando la tiró
junto a Marcelino Díaz,
la pisó Lauro Farías
dando vuelta el tirador,
como al buen entendedor
no hay que darle explicaciones.
había muchos patacones
en contra del jugador.

Con un arco bien prolija
al costado del galpón
se arregló con precaución
pa’ que corran las sortijas.
Y pa’ que el gauchaje elija
pa’ arriarse de un nacional,
en la entrada principal
que es como una calle ancha,
pa’ cuadreras, una cancha
se hizo hasta el camino real.

Y cuando los resplandores
del sol se dentro apagar
se empezó el patio a colmar
pa’ escuchar a los cantores.
Rodeao de unos domadores
muy alegrones al ver,
que en el bello anochecer
iban a dejar su gala,
el viejo Roberto Ayrala,
y el payador Crubellier.

Y por fin los floreadores
se pudieron desahogar
después de tanto florear
milongas a los cantores
salieron los payadores
a hacer su presentación
y luego con emoción
homenajeando al resero
dejé mi canto surero
pa’l “día de la tradición”.

Versos de Héctor Del Valle

jueves, 25 de junio de 2020

PARA QUE SEPAN


Primero, no quise ser
más tampoco atrás quedar
porque voy a conversar
del platero en su quehacer.
Es artesanía, a mi ver
de paciencia y delicado
debe estar bien abocado
en un trabajo pedido
para quedar bien cumplido
y seguir acreditado.

Da principio a la fundida
del metal a utilizar
y después, el estirar
con espesor, y medida;
la herramienta consabida
para su obra aplica
como el buril, que repica
cuando el martillo golpea
y al cincelao que desea
de motivos lo salpica.

En cuestión de monograma
es tarea complicada
cuando son entrelazadas
las letras que desparrama,
no se entrega, busca trama
hasta encontrar lo buscado
y ya en el momento dado
empieza con la calada
con sierra fina afilada
para dar por terminado.,

Cuchillos, dagas, facones,
distinguido esterillado
al igual que galloneados
de distinta dimensiones.
Rastras, espuelas, botones
para adornar tiradores,
freno’e copas, pasadores
de los llamao ‘anillitos’
como también ‘barrilitos’
y pretales lucidores.

Todo trabajo hecho a mano
-no se usa maquinaria
crisol si, por necesaria-
y en la mente hace un plano.
Por eso que aquí desgrano
con toda satisfacción
franca felicitación
pa’l ingenioso platero
que’s además heredero
de un arte, que’s tradición.

También quiero conversar
los méritos del soguero
que sabe estaquear un cuero
hasta parejo quedar
después de dejarlo orear
asegún va precisando
los cortes le va sacando
y a su modo lo lonjea,
y después lo macetea
hasta que se van sobando.

Es el primer paso dado
de esa criolla artesanía
con que se pasa los días
de soguerío rodeado,
lezna y cuchillo afilado,
lonja’e potro y va sacando
tientos que irá desvirando
con mucho pulso y soltura
y pa’ iniciar la costura
bien en línea, va ojalando.

Hace costuras sencillas
que de un tiento puede ser,
como de más, para ver
la llamada ‘de esterilla’;
en botones, ¡maravillas
para poder apreciar!,
desde que empieza a formar
la armadura, bien medida
pa’ seguir la retejida
y un botón pluma acabar.

Cinchas, pegual, encimeras
con sus dos fuertes correones,
y para aguantar tirones
bien reforzada asidera;
cabezada y rienda entera;
maneas, cabrestos, bozales,
frenteras con iniciales
o un motivo campero
son creaciones del soguero
sin que se vean dos iguales.

¡Qué bozales estoy viendo!
Pa’ palenquear, atadores
de cuero, de los mejores
pa’ que no vayan cediendo,
el uso los va poniedo
suaves como tabaquera,
son de una escuela soguera
sin ninguna discusión
desde el ajustao botón
a la fuerte cogotera.

Aquí voy a terminar
mi segunda explicación
pa’ que se tenga noción
de qué quise destacar
además, quiero aclarar
con un respeto elevado
de que soy aficionado
a los trabajos en cuero
porque me crié entre sogueros
y de ellos… algo he logrado.

Versos de Rodolfo Nicanor Kruzich

miércoles, 24 de junio de 2020

PRESENTACIÓN


Buenas noches y permiso,
me llamo Pedro Garrido,
allá en Tapalqué he nacido
y soy de ande me es preciso.
He llegao con dos petizos
que en el palenque he dejao
y como vi de este lao
que había luz de fogón
se me ocurrió la ocasión
de comer un buen asao.

Ando buscando trabajo
desde hace unos cuatro días,
me dijeron que aquí había
y aquí me tienen. ¡Barajo!
Mi desgracia está en un tajo
que he dejao en jeta ajena
yo, con la mano serena
y el otro, bastante en pedo.
Si no lo corto, me quedo,
decir ni vale la pena.

Llevo a la espalda cuchilla
panzona y bien cortadora,
porque es cosa rendidora
a pesar de ser sencilla.
De mozo tuve tropilla
y hasta el emprendao de plata;
hoy, que calzando alpargata
los cincuenta años ya piso,
tengo solo dos petizos
por no tener que ir a pata.

El animal que ahora ensillo
es un zaino malacara
que en Ayacucho comprara
cuando era entuavía potrillo.
El otro es un rosillo
pico blanco, anca nevada;
de mi tropilla pasada
es el hijo de la yegua.
Los dos han corrido leguas
entre calores y heladas.

Son pingos de tiro largo,
voy en ellos ande quiera,
no aflojan ni que se mueran
en el viaje más amargo.
No conocen más letargo
que, en algún palenque ataos,
esperar, ya acostumbraos,
un trago de su patrón
y después sin pretensión
seguir el rumbo indicao.

Siempre viví a campo y monte
trabajando fuerte y duro,
tendiendo firme y seguro
la vista hacia el horizonte.
No hay desdicha que me atonte
ni que me cause desvelo,
pues no tengo más anhelo,
que un pingo y mi libertá
y si hay una alversidá
en mi verso hallo el consuelo.

No guardo resentimiento
ni llevo en mi alma rencor
a pesar que de dolor
yo soy casi un monumento.
Llegué al mundo y al momento
note cual era mi carta,
pero si aguanta la cuarta
no me verán aflojando
y yo he de seguir tirando
hasta que un rayo me parta.

Me gustan estancias grandes
con haciendas y potradas,
donde haya gaucha peonada
y más gaucho sea el que mande,
que sea un hombre que ande
en los trabajos de hacienda,
que de las domas entienda
y sea duro en el trabajo
y del que está más abajo
las privaciones comprenda.

Siempre preferí, señor,
el trabajo de a caballo,
porque en verdá no me hallo
cuando manejo el trator.
Pero entienda, por favor,
que sirvo en lo que proponga,
yo bailo cualquier milonga,
y si no la sé, la aprendo;
si me enseñan, no me ofendo
y cumplo lo que disponga.

Supe andar de domador,
fui puestero, tratorista,
casi no hay nada que esista
que no haya hecho este señor.
A veces soy cosedor,
aunque es trabajo pesao,
y mucho más me ha gustao
sentirme sobre un apero.
¡Entonces soy hombre entero
porque gaucho Dios me ha criao!

Si una tropilla me dan
la cuidaré con esmero,
lleno de gusto campero
la mantendré con afán.
Y nunca me los verán
sin desvasar o crinudos,
porque aunque soy hombre rudo
sé cuidar los animales
y me gustan los baguales
como osamenta al peludo.

Tengo un recado liviano
pa’ no matarles el lomo,
y pa’ usarlos con aplomo
prefiero el basto entrerriano.
No verán a este paisano
garrotear a lo chancleta,
yo soy hombre que respeta
al pingo y, por esperiencia,
sé muy bien que la paciencia
enamora a los sotretas.

Pueden darme un redomón
que no lo he de sancochar,
porque lo sé manejar
a señas con atención;
y si hay aquí un mancarrón
que quieran quitarle mañas,
cuando me ponga en campaña
ya se le irán las chacotas,
que yo sé calzar las botas
y ningún bagual me estraña.

Paisanos, les agradezco,
estuvo bueno el asao;
perdón si mucho he charlao,
es que de ausencias padezco.
Yo sé que nada merezco
pero pido una gauchada:
quisiera a mi caballada
no tenerla a puna y cardo,
a ver si me dan un fardo
pues la gramilla está helada.

Eso tan solo deseo,
yo dormiré en la estensión,
y ya mañana al patrón
lo voy a hablar si lo veo.
Como me gusta el aseo
también espero lavarme,
pero áura voy a acostarme
si no les causa reproche
y les doy las buenas noches
para poder retirarme.
                  (Ca. 1972 o antes)

Versos de Luis Reigada

POR LOS PERROS

Yo estaba junto al fogón
por ingerir un torcido
que un mal domao por descuido
me lo cortó de un tirón.
Sentí el ruido del portón
y me enderece áhi nomás
y oservé al mirar pa’tras
que con tranco decidido
y con el ceño fruncido,
se acercaba el capataz.

Me dijo: “-Lo vengo a hablar
antes de que’l sol alumbre
porque’n la estancia hay costumbres
que usté debe respetar;
me va a tener que escuchar
y espero que me comprenda
o mejor dicho me entienda
porque’s orden del patrón,
que no quiere ver que’l pión
ande con perro en la hacienda.”

-Me sorprende francamente
que me cause este imprevisto,
si usté mismo los ha visto
que son buenos y obedientes,
me acompañan diariamente
trabajando sin desmayo,
y en la manga, le detayo,
donde usté hace andar de a pié,
se quedan echao los tres
donde yo dejo el cabayo.

-Para la vacunación
pienso, no se habrá olvidao,
cuando usté no echó el recao
no sé porque situación,
ellos me hicieron de pión,
y a más, le recordaré,
que andaba contento usté
mientras que yo, muy horondo,
solo, en la manga del fondo
toda la hacienda encerré.

“-Yo no vine a discutir
ni a causar ningún desorden,
el patrón me dio esa orden
y usté la debe cumplir!”
Y empezándome a reír
le dije: -Tiene razón,
yo sufro esta situación
por pionar entre el gringaje,
ya viá juntar mi pilchaje
y usté, ¡búsquesé otro pión!


Versos de Mario Almirón

(basado en un hecho real)




jueves, 18 de junio de 2020

LA MEDIA CAÑA (San Borombón)


Salió de las Polvaredas, (1)
rumbiando a San Borombón,
a mudar la población,
el gaucho Lino Contreras;
y no habiendo ni taperas
a donde se iba a poblar
tuvo el hombre que cargar
con toda su trastería
y un martes al mediodía
mando uñir (2) y caminar.

Una carreta toldada
sobre un rodao de mi flor,
y su eje superior,
lecho nuevo, y bien quinchada, (3)
hasta la tolda cargada
llevaba en esa ocasión
con trastes de precisión,
porque ni la leña es maula…
menos el catre, la jaula,
las sillas, mesa y colchón.

Era tan acreditao
el tal Contreras, ¡ah, Cristo!
que en ningún pago se ha visto
un hombre más apreciao;
además era mentao
de gastador muy voraz;
y siendo así tan capaz
el gauchaje lo estimaba,
y todo bicho anhelaba
el agradarlo a cual más.

Al cáir a San Borombón
paró la carreta un día,
y al punto la gauchería
formó allí una reunión.
Cinco mozos de un tirón
a la familia rodearon,
y toditos se brindaron
a servirla al pensamiento,
por supuesto, y al momento
a tomar mate se apiaron.

Como era muy regular,
la mujer de Lino luego
mandó a su hijo que en el fuego
pusiera agua a calentar;
de áhi Lino mandó sacar
medio frasco de agua ardiente…
con el mesmo que la gente
lueguito dentró en calor;
y como había un cantor
se armó un baile redepente.

Velay Pilar, la Porteña
linda de nuestra campaña,
bailando la media-caña: (4)
vean si se desempeña,
y el garbo con que desdeña
los entros de ese gauchito,
que sin soltar el ponchito
con la mano en la cintura
le dice en esa postura:
¡mi alma! yo soy compadrito. (5)

Vean luego que ha llegao
el gaucho Martín Mirazo
en un caballo picazo
con otro mozo enancao;
véanlo a Martín echao
sobre de la cabezada,
ojo a Pilar, y más nada,
mientras Lino complaciente,
al esttribo, de aguardiente
le alcanza una convidada.

Martín en esa ocasión
no tomó de embelesao,
pero a Lino el enancao
le recibe un cimarrón.
¡Che!... vean el manotón
que se pega en el sombrero
ese otro gaucho coquero: (6)
sin duda estará celando
a Pilar, porque bailando
se le quiebra al compañero.

De ahí miren a la mujer
de Lino, si se despega
del cantor Antuco Vega,
que empieza a enternecer;
luego atrás se deja ver
afirmao en su picana
al picador que se afana,
esperando solo el caso
que siga la rueda el vaso
y le alcancen la mañana. (7)

Luego está cimarroneando
al costao del picador
ese otro gaucho pintor,
que entre dientes murmurando
y al ñudo menospreciando
el canto y el baile está:
a la cuenta encontrará
de qué hacer murmuración,
o será algún quebrallón (8)
que nada le agradará.              

Tras el pértigo, notando
de la moza la esquivez
al bailar, un cordobés
se está así como rascando;
y al mismo tiempo desiando
bailar un gato (9) siquiera
con la Porteña embustera,
porque ya la está queriendo,
y en sus adentros diciendo:
¡Ah, ingrata! quien mereciera…

De ahí, miren encarretao
a ese gauchito travieso,
a fin de robarse un queso
y una torta del atao,
después de haber churrasquiao
cuanto es posible tragar;
pero él no sabe bailar,
así es que solo le importa
limpiarse el queso y la torta
para tener que mascar.

Velay luego el Santiagueño
poncho corto tan plantao,
y atrás el embonetao:
¡qué yunta para un empeño!
ver al primero da sueño,
y al segundo da tristeza:
ambos son, pues, de una pieza
por delante y por detrás,
fachas tristes a cual más
de los pies a la cabeza.

Esta es, pues, la relación
del fandango improvisao
que armó Lino el renombrao
cerca de San Borombón.
Nada faltó en la ocasión;
la jarana fue completa:
como es verdá pura y neta
lo que Aniceto (10) ha contao,
pues todo lo vio plantao
encima de la carreta.
                                (08/1932)

Versos de Horacio Varela

Citas
(1) Polvareda: distrito de la campaña del sur.
(2) Uñir: atar los bueyes a la carreta.
(3) Quinchada: bien cubierta con paja por los costados.
(4) Media-Caña: baile campestre.
(5) Compadrito: mozo soltero, bailarín, enamorado y cantor.
(6) Coquero: pretencioso y susceptible.
(7) La mañana: aguardiente.
(8) Quebrallón: pendenciero, peleador.
(9) El Gato: baile de la campaña.
(10) Aniceto: El Gallo (Ascasubi).

Textual de una de una partitura de “La Media Caña” Música, Letra y Modo de Bailarse. Andrés Beltrame. 1932. Editorial Intillay.