sábado, 31 de marzo de 2018

TRAVESIANDO EN UN FOGÓN


Con un tono dominante
en mi vigüela paisana,
aunque pinte una macana
arranco lo más campante;
sin que me pidan que cante
les gorjea mi garguero
con este sentir campero
que hace temblar mis garrones,
cegao por las tradiciones
me meto en el entrevero.

Mientras que perdón les pido
por esta audacia tamaña,
pa’ ganarme un trago’e caña
me siento un zorzal florido;
mas si peco por metido
la tranquilidá les dejo,
que por ser criollo parejo
con esta lial travesura,
va mi amistá simple y pura
más redondita que un tejo.

Es que un fogón argentino
hace añico mi postura,
y dientro en la senda oscura
del más endiablao camino…
pero nunca pierdo el tino
en una meta señera
y los chumbo a mi manera
sin ninguna compadriada:
que esta alegría hermanada
como aquí adentro, está ajuera.

Ansí ha de fundamentarse,
y esto no es una alabanza,
que pa’ llenarse la panza
solo el tiempo ha de gastarse;
poco cuesta el obsequiarse
con algo’e filantropía;
pero a más yo le diría,
sin dentrar a una’partada
cayendo de una sentada,
que yo empiezo por la mía.

Entre comer pa’ estar juntos,
o estar juntos pa’ comer,
hay diferencias pa’ ver
hablando de otros asuntos…
Pego la güelta a mis puntos
pa’ callar con más cautela,
no porque en algo le duela
a mi ser, si hay que jugarse,
pero puede encocorarse
mi noble y gaucha vigüela.
                          (29/07/1983)


Versos de Roberto Coppari

¡JUÉ PUCHA, QUE TENGO SUERTE!


Disculpen mi vanidad de publicar este verso, pero me lo dedicó el poeta para mi cumpleaños número 40:

Si a veces el gusto tengo
de pasarme un largo rato
terciando con el amargo,
pa' largar no me entretengo…
pero claro, le prevengo
ya que el hecho me divierte,
que ésto es plata que se invierte;
y pa’ más claro le digo:
busco pa’l caso un amigo…
¡Jué pucha, que tengo suerte!

Y si aparecen las ganas
de hablar de Patria, de historia,
como urgar en la memoria
las glorias viejas, lejanas;
tal vez porque peino cana
a ninguno desconcierte!
más si cabe que lo alerte
le aclaro de un solo trazo:
pa’eso tengo un amigazo!
¡Jué pucha, que tengo suerte!

Si acaso quiero dentrar
a charlar de tradiciones,
reuniones en los fogones
o a gauchos entropillar;
tenemos pa’ menudiar
hasta que el día dispierte!
o nos empuje la muerte
y es cierto que no exagero:
pa’eso guardo un aparcero…
¡Jué pucha, que tengo suerte!

Si es que hablamos de amistá,
de sentires familiares,
hallamos temas a mares
como pa’ una eternidá!
Soñando ver la verdá
cualquier opinión se vierte;
como pa’ quedar inerte
se gasta el último aliento;
mi criollazo, es un portento!
¡Jué pucha, que tengo suerte!

Estos y otros pormenores
apegaos a nuestro suelo
se discurren con anhelo
con los principios mejores.
Y quien derrama esas flores?,
el afecto que se vierte?
¿Que me canta lindo y juerte
como un pájaro en su rama?
Carlos Raúlo Risso se llama…
¡Jué pucha, que tengo suerte!
                                  (21/01/1992)

Versos de Roberto Coppari

lunes, 5 de marzo de 2018

PUESTO VIEJO

Viejo puesto, yo te veo
con tus tiernos arbolitos,
cantando los horneritos,
la calandria, el benteveo,
cuando se cumplió el deseo
del hijo de Don Rivero
con la hija de aquel resero,
y firmó pa’l casamiento,
y ya desde aquel momento
de mensual pasó a puestero.

Y en dos cuadras alambradas
la pareja tan feliz,
veía crecer el maíz
y una quintita cercada.
Y esa tarde a su llegada
desmontó, y al primer paso
junto al mate, aquel abrazo
y la más tierna caricia,
con lágrimas la noticia
de su primer embarazo.

Te acordás…? Por tu tranquera
cuando la trajo un vecino,
pa’ que aprendiera el camino
vino esa vez “la partera”;
la que once veces volviera
después de la primer nena,
y como madre muy buena
no malograba la cría,
y a los doce años tenía
parejita la docena.

Vos viste la travesura
del corcho en l’agua’el mate,
y el ombú en el chocolate
o embarrar una montura;
cambiar pelaje a pintura,
o soltarle la estribera
al gringo que acá viniera
y a más de usar esa grasa,
después escondían la taza
del sulki o la jardinera.

No va un chico en el nochero
que las lecheras atraca,
ni bajo el árbol la hamaca
ni galopando el puestero,
que ya vive de pueblero
de que jubilao ha sido,
los cachorros han crecido
y de a uno se han marchao,
una vez que se han casao
para formar nuevo nido.

Ya no llega de hace rato
al trote, aquel gallinero,
comprar cerda, huevos, cuero,
gallinas, pavos o un pato;
diciéndole que es barato
un género le ofrecía;
muy buena mercadería
guardapolvo, escarapela,
pa’ir los chicos a la escuela
…y el intercambio se hacía.

Ya no sale la perrada
cuando llega algún linyera
porque es solo una tapera
destruida y abandonada.
Pero con leña y aguada
al hombre que va de paso,
lo ha salvao en más de un caso
y siempre lo tiene en cuenta,
sobre todo si hay tormenta
y pa’ no dormir al raso.

Aunque está cerca el camino
miran y pasan de largo
y a ver si liga un amargo
no llega un mozo vecino.
Se está quejando el molino
que lo tienen prisionero;
como han sembrao el potrero
es poca el agua que saca.
Tampoco se ve en la estaca
bien tapao un parejero...

Versos de Libertario Blengio