miércoles, 19 de junio de 2019

EL CARRERO


Se ha levantao el carrero
a l’auna’e la madrugada,
y ya está la caballada
rodeando un carro azulero,
cerca’e la rueda, el brasero,
y en la parrilla de alambre
queda un resto de matambre
y lo que jue una paleta,
salmuera, vino, galleta
y unas costillas pa’ fiambre.

Ya los apero tendió,
comienza a’garrar caballo,
en menos que canta un gallo
a los diecisáis prendió.
El último toque dio
a los recaos de ladero,
guarda la pava, el brasero
y el farol a kerosén
y en las palomas del tren
cuelga el barril aguatero.

Recoje reparo y lona
con la tapa’e los aperos
y unos estilos camperos
medio champurriao entona;
toma una trago’e la “Pamplona”,
alza pa’l perro una liebre
y pa’ que la carne suebre
lleva media res colgada,
y pa’ no olvidarse nada
revisa buche y pesebre.

La catrera destendida
levanta abajo’e la caja,
se apreta un poco la faja
y va’mover enseguida;
el caballerizo cuida
unos potrillos mamones,
que ociosos y juguetones
no hagan daño en los descuidos
y entre el tiraje metidos
masquen riendas y correones.

Y ya listo pa’ marchar
sube por la rueda chica;
en el pescante se ubica
y los hace emparejar;
comienza el perro a toriar,
el varero se hace astillas,
los laderos, de costillas
ande los nombra el carrero
y al mover, el cadenero
se va hasta el suelo’e rodillas.

Como el camino es pesao
y va cargao hasta el pico,
se abren como un abanico
cuando rebolea el trenzao.
Unos chirlos ha pegao
“apurando los corseles”,
Se sacuden los caireles
al cabecear del pescante,
y canta un himno triunfante
un coro de cascabeles.

Al llegar a la Estación
le desprende los laderos
y encara con los pecheros
el terraplén del portón.
Viene atracando al galpón
al tranco alegre y sereno
y cuando le gritán: “¡Güeno…!”
contra las llantas limpitas
hacen chillar las piedritas
las alpargatas del freno.

Descarga y se v’a cargar
y al caer la tardecita
va buscando una lomita
ande poder desatar.
En el eterno tranquiar
por las güeyas desparejas,
le canta al viento sus quejas
y ojeando un torniquetero,
desata frente a un potrero
ande hay güen pasto y ovejas.

Versos de Eduardo Andrés Gromaz