jueves, 30 de abril de 2020

EL BOLICHE


A la orilla del poblao
con uno que otro palenque,
está el boliche “El Rebenque”
muy lindamente ubicao.
Se haya de árboles rodeao
muy cerca de la estación,
y está en la predilección
de todo criollo que llega,
pues lo atiende una gallega
de buena disposición.

Allí lo mató don Sosa
al comisario Zabala,
porque le arrastraba el ala
a su pimpollo de rosa.
Hoy en día, de la cosa,
tan solo quedan las mentas,
pues  muchas veces lo cuenta
el viejo Raucho Garrido,
que allí se sienta encojido
bajo el peso’e los noventa.

Apoyao al mostrador
está el criollo Cruz Galván,
siempre buscao con afán
por gaucho y por domador.
Con la rienda de mi flor
y pa’l lazo fabuloso,
a más de un potro asqueroso
entregó como una oveja;
pa’él no hay mesquinos de oreja
ni caballo cosquilloso.

El gaucho Ramón Acuña
está tomando un resuello,
pañuelo de seda al cuello
y al hombro poncho’e vicuña.
Plata que ya no se acuña
luce en la rastra y el cinto,
y el verijero que pinto
le asoma sobre el chaleco,
mientras al labio reseco
se tiende un vaso de tinto.


Don Evaristo Carrera
conversa con don Laguna,
mensuales de “La Lobuna”
y muy amigos de veras.
Hablan de cosas camperas
por buenos gauchos que son,
y pongo mucha atención
el que pronuncie sus nombres,
que al acabarse esos hombres
morirá la tradición.

Aquel que allí se emborracha
igual que siempre, con “Llave”,
es un tal Pedro Elizabe
más ruín que una cucaracha.
Lo encandiló una muchacha
con su sonrisa y su halago,
de su vida hizo un estrago
y áhi lo puede ver usté.
¡Pensar que hace tiempo fue
de los más gauchos del pago!

Entre el chirriar de algún grillo
y el mugir de una lechera,
dan a la tarde campera
los bichos de luz su brillo.
Relincha ya el doradillo
como un toque de oración,
y al volcarse en la extensión
la última sombra del día,
se pierde en la lejanía
más allá de la estación.

Versos de Luis Reigada

(El poeta escribió este verso a los 18 años, a aún antes. Esto por 1972)

domingo, 19 de abril de 2020

MIS VERSOS PARA UN AMIGO (Cleri Herrera)


Llegó del suelo oriental
lo mismo que tantos otros
y en el lomo de los potros
yo no he visto cosa igual
perdonen si en este pial
que tiro bien de volcao
algunos piensan qu’he errao
que estoy fuera de lo cierto
yo creo con todo acierto
que no estoy equivocao.

Y se llama Cleri Herrera
hombre rubio delgadito
con un  bigote chiquito
y una estampa bien campera
y una estampa bien campera
que este paisano ha montao
con un tientito pelao
a muchos baguales malos
los ha chirliao desde el palo
hasta dejarlos parao.

Y con la monta surera
fue muy difícil vencerlo
y un espectáculo verlo
con los bastos y encimera
y entre las monjtas más fieras
que el gauchaje ha conocido
lo dejo reconocido
cuando a la yegua “Esmeralda”
se le quedó a las espaldas
con un cuerito tendido.

En todas montas montó
sin elegir el potrero
y todas ella’un primero
se lo he visto cobrar yo
y en muchas partes dejó
su recuerdo como escrito
cuando chirliando limpito
y hachando al salir del palo
a más de un pingo malo
le hizo perder el invito.

Y como algo positivo
allá en las fiestas del Prado
el hombre fue consagrado
dos años consecutivos
sin grupas, riendas ni estribos
en las internacionales
con gran asombro en sus ojos
prendido como un abrojo
a la crin de los baguales.

¿Quién me podrá discutir
y negar que es buen jinete
un hombre que sobre un flete
así se supo lucir?
Yo pienso y quiero decir
que es jinete y muy parejo
y antes de que llegue a viejo
valorando sus hazañas
en honor a su campaña
este recuerdo le dejo.

Áura perdonen paisano
y nadie lo tome a mal
pero a este gaucho oriental
hay que estrecharle la mano
llegó pa’ ser nuestro hermano
traído por su destino
por eso que yo me inclino
con respeto y emoción
luchando por esa unión
de Orientales y Argentinos.

Versos de Augusto Romero

martes, 14 de abril de 2020

FOGÓN RELIQUIA CAMPERA


Fogón reliquia campera
símbolo fiel de mi raza,
quiero arrimarte una brasa
cantándote a mi manera
antes que mi voz surera
solo Dios sabrá en que huella
se apague como una estrella,
en un lento amanecer
hoy mis versos han de ser
pa’ vos un recuerdo de ella.

Yo sé muy que tenés
de otros cantores sus trinos
pero es deber de argentino
cantarte con altivez,
de mi pensarás tal vez
que te había echao al olvido
eso es porque no has sabido
que yo desde muy pichón
te llevo en mi corazón
ardiendo en cada latido.

Viejo fogón de la pampa
el tiempo te fue cambiando
y tus llamas apagando
ya pocos criollos te acampan
ya ni es la misma tu estampa,
fuerte a gritarlo me atrevo,
tampoco el candil de cebo
que te alumbraba ya existe,
se me hace todo tan triste
que apenas cantarte puedo.

Fogón que lindo sería
con voz poder conversar,
pa’ que me puedas contar
mil cosas que no sabía
cuántas penas y alegrías
te habrá contao la peonada
cuando en rondas de mateadas
hablaban de lo pasao
cuadreras, pial de volcao,
de yerras y jineteadas.

Fogón muy pronto quisiera
verte salir del ocaso,
sos de mi patria un pedazo
y así no es justo que mueras.
Por un instante quisiera
volver al tiempo pasao,
ver el gauchaje rodeao
haciéndote compañía
recibiendo el nuevo día,
con mate, vino y asao.

Versos de Gilberto de Goicoechea

lunes, 13 de abril de 2020

A CAMPO ABIERTO


Viá entrar sin pedir licencia
a lo potro en el corral
y aunque al cantar cante mal
va a conservar mi conciencia
alforjas con experiencias
va paleteando mi “overo”
y a fuerza de ser sincero
viá tirar con todo el rollo
porque donde canta un criollo
se acaban los entreveros.

Si he galopiao hasta aquí
quiero dejar aclarao
que es porque he sido invitao
si no andaría por ahí
porque me encuentro feliz
a campo abierto pensando
horas enteras cantando
en el rancho de un amigo
de esos que son como abrigo
si el alma anda tiritando.

No vengo a cantar mis penas
ni a conversar mis pobrezas
si allá en el rancho mi pieza
está llena’e cosas buenas
pero se me hinchan las venas
si me patean el asao
y no aguanto el entripao
pa’ que no pese la carga
que el que recibe y no larga
suele vivir atorao.

Bueno ahí tienen más o menos
como soy y a lo que vengo
y si ven que no convengo
no quieran mostrarme el freno
que aún estando en campo ajeno
el palenque no me halaga
y no tengo mejor paga
que volar a mi manera
como esas aves camperas
que habitan por Madariaga.

Estoy de errores cubiertos
por eso no dejo herencia
y sigo con mi existencia
galopando a campo abierto
me persigno ante los muertos
a la orilla del camino
porque tal vez el destino
me brinde el mismo final
y me cubra el pastizal
de los campos argentinos.

Versos de Argentino Luna

domingo, 12 de abril de 2020

EL BAILE

Se ha procurado respetar la grafía utilizada en la publicación hecha en la uruguaya Revista El Fogón N° 431


Dentro de un rancho de paja
que algunas velas alumbran
y cuyos techos se encumbran
sobre tosco pedestal,
se oyen sonar como á duo
dos guitarras gemidoras,
como las notas sonoras
de un concierto musical.

Son dos paisanos que hieren
con su natural talento
las cuerdas del instrumento
que nadie les enseñó,
y con su son acompañan
á los que bailan cielito,
o el pericón favorito
que cantan en su caló.

Los bailarines ostentan,
como especiales vestidos,
sus ponchitos recojidos
sobre el hombro con desdén,
un pañuelito á la espalda
terciao de modo prolijo,
y sombrero con barbijo
sobre la nuca á la sien.

Las mugeres convidadas
y mugeres de la casa
sus vestidos de zaraza
bien cargados de almidón,
una bincha en la cabeza
y como adorno más bello
un pañuelo, que en el cuello
le asujeta algún florón.

Dándose frente en batalla
se colocan las parejas,
dan las guitarras sus quejas
más dulces que el ruiseñor,
y con acento que expresa
su apasionado deseo
tras un breve bordoneo
así prorrumpe el cantor:

“El que vive penando
por una dama
el llanto de sus ojos
también derrama;
quereme mi vida, quereme mi amor,
mirá que me muero de tanto dolor;
mirá mi pena
consolala mi alma
y hagan cadena”.

Apenas de estas estrofas
espira el último acento
que la voz del sentimiento
nos parece modular,
ya las parejas se acercan
y haciendo cadena entera
cada cual su compañera
vuelve de nuevo á tomar.

Entonces á las guitarras
se les hace una pregunta,
el hombre y mujer se junta
haciendo frente otra vez,
y al son de las castañuelas
que con los dedos imitan
los bailarines se agitan
zapateando con los pies.

Y en esta parte es que luce
su agilidad el paisano,
gracioso, esbelto y liviano
para seguir el compás,
y haciendo á cada figura
unos trenzaos con los pieses,
como al solo los ingleses,
sin que se turben jamás.

Después que ya el zapateo
acaban los bailarines,
dos vueltas con retintines
á sus chinas hacen dar,
y el que el pericón dirije
porque no salgan al trote
manda al son de camalote
que comiencen á balsiar.

La voz de mando se escucha
y el vals al punto comienza,
cada pareja se trenza
en cuanto suena la voz;
se arrolla el poncho el paisano
si acaso estorbo le causa,
y así balsiando con pausa
sigue uno del otro en pos.

De repente la guitarra
suena en pausado rasguido;
todos al punto el oído
ponen atento al cantor,
y éste de nuevo entonando,
como que allí se lamenta,
de esta manera les cuenta
las desdichas de su amor:

“Como el pájaro triste
que pierde el nido
así vivo yo lejos
del bien querido.
Y áura que sus ojos no puedo mirar
se secan los míos de tanto llorar
porque ellos fueron
los que á mis tristes ojos
la luz le dieron”.

Así termina el paisano
su melancólico canto, 
las parejas mientras tanto
vuelven su puesto a tomar;
y al que el pericón dirije,
en cuanto dicen ahora,
con voz resuelta y sonora
así se le oye mandar.

Aura mesmo, caballeros,
atacando y abran brecha,
sostenido á la derecha
y zapatiando nomás;
y á poco que le obedecen,
sin que ninguno se exceda,
manda á todos hacer rueda
mientras siguen el compás.

Se miran los bailarines
y de las manos se agarran,
sigue el son de las guitarras,
pegan la vuelta en unión;
y cuando se le hace bueno
vuelve á dar la voz de mando,
y á la bolsa van dentrando
por yuntas, sin distinción.

Después que una cae adentro
la rueda pega otra güelta,
el gaucho á su china suelta
mientras que calla el cantor,
y en una estrofa adecuada
que relación denomina,
así le dice á su china,
como haciéndole el amor.

“-Reclinado entre su seno
mi amor quisiera vivir,
pero antes me has de advertir
si el corazón es ajeno;
mi pecho está de amor lleno
desde la hora en que te vi,
y si hoy padezco por ti
y quieres calmar mi pena,
dime que no eres ajena
y que tu amor no perdí”.

La paisana que se siente
de tal modo requebrada
al paisano su andanada
le larga con intención,
y si es que acaso le gusta
y alguna inconstancia advierte
más o menos de esta suerte
le dice en su relación:

“-Pajarito que á tu dueña
con tal ternura le cantas,
¿para qué sirve tu amor
si la constancia te falta?

Un aplauso general
saluda al punto á la moza,
el compañero se goza
en su triunfo y en su afán;
cae otra yunta á la bolsa,
de nuevo la vuelta empieza
y otra copla se endereza
la paisana y el galán.

Después de esto se repiten
en el baile las figuras,
zarandeando las cinturas
cuando llega la ocasión;
y si acaso es de recibo
y bastante la mozada
al rayar la madrugada
se termina el pericón.
                (de 1908 o anterior)

Versos de Alcides de María (Calisto El Ñato)