-Tata, deme ese
potrillo
hijo’e la “pampa
lobuna”
marca de Ciriaco Luna
de los Montes del
Tordillo;
su pelaje “doradillo”
parece un choclo
asoliao;
me gusta porque’s
cruzao
del montar, pa’l lao
del lazo
y tranquea de
sobrepaso
como guanaco asustao.
-¡Es suyo! Le pega el grito
don Ceferino Cornejo;
desmonta de su azulejo
y ansina le habla al
mocito:
-Dómelo muy despacito,
me está gustando pa’ güeno,
entre un año más o menos
de doma, su “doradillo”,
dé doble contra sencillo
al que le pongan el freno.
-Eso, Tata, será en
vano:
¿parejero’e
sobrepaso…?
Sepa que al primer
lazaso
se cimbra y cambia de
mano;
no dudo de que’s
paisano
y que me quiso probar.
Yo lo voy a respetar…
en sus consejos me
apoyo,
afloje, Tata, los
rollos
porque se puede
enredar.
Abarajo condiciones
que tiene el cruzao
pa’ mí,
le hace buya el
tongorí
como al trotar los
garrones,
y retoza en ocasiones
relinchando contra el
viento,
y se revuelca contento
en donde escarban los
toros,
y tiene el lanzaso’el
moro
en la punta del
encuentro.
Condiciones pa’
guaciar,
corto’e ñudo y alto’e
cruz,
en ese pingo a un
ñandú
ni lo dejo gambetear;
solo me falta agregar
es “doradillo” y
cruzao.
¿Saldrá como gallo
asao…?
Pa’ más, que tiro en
el suelo,
¡qué se rasque los
brazuelos
con las borlas del
bocao…!
Versos de Julio
Secundino Cabezas
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