¡Después de la tempestad!
Antología de Versos Camperos
martes, 4 de marzo de 2025
LA FLOR DE DUGGAN
jueves, 13 de febrero de 2025
EL BAILE EN LO DE ESTEVANA
Que baile, Cristo me valga!
De
aquello de estilo criollo,
en
donde se larga el rollo
y
salga por donde salga!
Hubo
asado y de la nalga
a
eso de la media noche,
de
yerba se hizo derroche
y
también de tortas fritas
que
amasaron las chinitas
Candela
y Paula del Broche.
De
temprano ya se vía
animada
la reunión
y
sonaba el acordeón
con
bastante algarabía.
Era
un taita que se había
enamorao
de Isabel,
una
gringa que es la miel
más
dulce y apetecida,
alta,
linda y derretida
como
azúcar de pastel.
Cebaba
mate Asención,
una
morocha elegante
y
era pa’ bailar… de aguante
en
el mesmo pericón
y
bailando, en el montón
estaba
Amalia la indina,
una
criollita divina
changüisera
que da miedo,
que
le hace chupar el dedo
al
platero de la esquina.
Después
estaba María
la
botija coquetona,
con
unos ojos de leona
y
los labios de sandía,
y
les garanto que olía
a
pacholí la tal moza.
¡Qué
rubia más cosquillosa
para
bailar la milonga!
Sino
que lo diga Monga
que
andaba en la refalosa.
Después
pa’ cuidar el rancho
estaba
la linda Andrea,
la
de cuerpo de batea
y
los ojos de carancho.
Hizo
conquista con Pancho
el
hermano de Estevana
y
perdió una caravana
en
medio del entrevero
¡cómo
le sudaba el cuero
a
la maldita paisana!
Y
que bochinche se armó
al
último, santo Cristo!
Hubo
que sin ser visto
a
una dama pellizcó,
la
endivida corcoveó
y
gritó aquí, gritó allá,
se
quedó en la escuridá
la
sala, porque al momento
apagó
un gaucho de intento
la
luz. ¡Qué barbaridá!
Cuando
la luz se prendió
la
autoridá fue dentrando
y
el criollaje recelando
puerta
ajuera disparó
Paulita
se desmayó
y
a mí me gustó la cosa,
pues
le regalé una rosa
a
una china que acetó…
Y
la farra terminó
muy
linda y muy borrascosa.
(Canelones, ROU, 1905)
Versos de CAMALOTE
miércoles, 15 de enero de 2025
DOMADOR Y RESERO
Quise volver al pasau
a través de la distancia
para recordar la estancia
y los potros qu’he domau.
¡La pucha si he zamarriau
brutos de todo pelaje!
No olvido cuando en los viajes
que me tocaba rondar
cuántas veces jinetiar
emponchau entre’l vacaje.
Hoy, sentau bajo el alero
en la distancia me miro
con la madrina de tiro
y un manso como carguero.
Si habré elegido potreros
en esos viajes cansinos!,
que hubiera aguada o molino
o algún monte de reparo,
y atar la yegua en un claro
no muy lejos del camino.
Me recuerdo acomodando
cabrestos, riendas, bozaless,
maneas, pa’ los baguales,
porque con frío, ensillando,
siempre hay que andarse cuidando
de un arisco o patiador;
yo a veces el maniador
le echaba, pa’ asegurarme
que no fuera a quitarme
al cometer un error.
Si habré maniao el cencerro
de noche en campos ajenos
y si habré trabau el freno
pa’ que no me oigan los perros.
Y como lo dijo Fierro
contemplando las estrellas
que hasta parecen más bellas
cuando uno es más desgraciau,
me acostaba en el recau
siempre al costau de la huella.
Si habré aguantau chaparrones
andando por los caminos
en este suelo argentino
por diferentes regiones,
con vientos y cerrazones
cuidando en la cabecera
que ninguno se perdiera
o se quede en el camino,
así, al llegar a destino
entregar la tropa entera.
Si habré soportau calores
de los soles de verano,
y si habré cruzau pantanos
en inviernos heladores.
Cuántas veces los rigores
de un arisco o de un macaco,
otras veces de un bellaco
que me sacaba apurau
a dos manos agarrau
más ligero que un guanaco.
Versos de Hugo Pino
viernes, 10 de enero de 2025
TUS OJOS
Te dentré con un amago
y vos, sonriendo ladina,
quisite que juera, china,
el dueño’e ‘la flor del pago’;
y cuando con un halago,
poniendo mi alma de hinojos,
le respondí a tus antojos
y te canté conmovido,
te miré y quedé prendido
en el beso de tus ojos.
Hoy pienso que sos aqueya
china dulce que almiraba,
cuando los ojos alzaba
campiándote en una estreya,
y que al hayarla en mi güeya
antes sembrada de abrojos,
con miel en los labios rojos,
nido ‘e caricias y amores
hiciste brotar las flores
en mi senda, con tus ojos.
Soy lonja cruda, y un ruego
tuyo, me deja sobao
si en tu abrazo acorralao
maniao a tu amor m’entrego;
y si se da güelta el juego,
al rato, ni los despojos
te quedan de los enojos,
que son, al fin, puro mimo,
pa’ ver si ansina me arrimo
a besuquiarte los ojos.
Versos de Salvador Riese
jueves, 9 de enero de 2025
TU MOÑO DE SEDA ROSA
Aleteaba tu pañuelo
como ave presa en tu mano
y tu pie, breve y liviano
rozaba apenas el suelo.
Despertaste así mi anhelo
en una zamba armoniosa
en que fingías, donosa,
rehuir el asedio mío
y lucía en tu atavío
un moño de seda rosa.
Ignoro que hechicería
o porque extraño motivo
de un moño el simple atractivo
exalta mi fantasía.
Veo en la noche sombría
de tu crencha relumbrosa
la aurora, que ruborosa
anticipa la mañana,
cada vez que la engalana
tu moño de seda rosa.
Más que tu boca encendida,
que es brasa donde se quema
y explota el ansia suprema
de mi pasión contenida,
a mi recuerdo prendida
llevo la cinta vistosa
que trocaste habilidosa
en ave que intenta el vuelo,
en adorno de tu pelo
y en moño de seda rosa.
Se apaga en mi pensamiento
tu talle airoso que emula
al trigal, cuando lo ondula
el blando peine del viento,
pero fracaso en mi intento
de olvidar la mariposa
que en tus cabellos se posa
abriendo en ellos sus alas,
cuando corona tus galas
el moño de seda rosa.
Ni tus brazos bien torneados,
cárcel de gloria en que preso
gusto el néctar de tu beso
en tus labios codiciados;
ni tus ojazos rasgados
de caricia luminosa,
son obsesión que me acosa
en los sueños y en la ausencia,
con la tenaz persistencia
del moño de seda rosa.
(Anterior a 1947)
Versos de Salvador Riese
viernes, 20 de diciembre de 2024
NACIDO EN LA TROPA
Hace un mes largo de viaje
Que solo atrás de la tropa,
Se escucha un ronco “opa opa”
Como el único mensaje.
El mugido del vacaje
Le tira al viento un floreo;
Y entre gritos y escarseo
En caminos desolaos,
Va un pampita colorao
Que ha nacido en pleno arreo.
Ernesto
Andreoli es quien soy
“Hilarion” pa’ los camperos,
Y mi oficio es ser resero
A cada lugar que voy;
Como siempre arreando estoy
Por decisión sin querella,
Que de tanto andar la huella
Entre tumbos y lonjazos
Es mi único cielo raso
Un poncho lleno de estrellas.
Un tiempo fui peón puntero
En un puesto aquerenciao,
Pero el perro aunque esté atao
No deja e’ ser callejero;
Amadrinao al sendero
Habré de seguir tropeando,
Tiempos idos recordando
En cuentos que desilacho;
De mis años de muchacho
En qué supe andar domando.
Y aura que viejo y mañero,
Quejumbroso en cuanto arranco,
Viajo tranquilón y al tranco
Como matungo carguero;
De la feria al matadero
Ando al sonar del candao,
De un pobre chuzo gateao
Que ya ni empuja en la manga
Hasta que quede una changa
O se me gaste el recao….
Versos de Lucas Aguirre
jueves, 19 de diciembre de 2024
EL SALTO DE LA MAROMA
De mis tiempos de chicuelo,
recuerdo más de una
hazaña
y sobre un potro de
maña,
salir montao dende’l
suelo;
hacía de vincha, el
pañuelo,
como el bagual,
coloro,
que puertiando al
descampao
dende’l corral palo a
pique,
iba el gaucho a lo
cacique
castigando al
reservao.
Me acuerdo, de un
ternejal,
que’n un concurso de
doma,
se largó de la maroma
sobre’l lomo de un bagual;
que poste, horcón o
puntal,
eran lo mesmo pa’l
caso;
dos o tres vueltas de
lazo
a cierta altura y
tirante,
quedaba el hombre
colgante
balanceándose en lo
raso.
Gusto daba la fagina
viendo a los
apartadores,
y a los potros
cociadores
alborotando la clina;
cuando una yunta
ladina,
obedeciendo un mandao
lo trásiban como
entubao
paletiando en la reyerta
en dirección a la
puerta,
a un lobuno
entrecruzao…
se dio vuelta, y de un
vistsazo,
el que estaba
suspendido,
apenas el potro vido
hizo juerza sobre’l
lazo,
esperó el
encontronazo,
y ni bien le vido el
tuz,
como un relámpago’e
luz
se rafaló en el
sotreta
y a lo gaucho, hecho
una horqueta
quedó entre’l lomo y
la cruz.
La zurda sobre los
tuses
y la guacha castigando.,
iba el bagual
corcoviando
entre las últimas
luces;
por ´áhi, en uno ‘e
los cruces
enfilando unos pantanos,
el potro se alzó de
manos
y al boliarse
quebrantao,
el hombre cayó parao
con la guacha entre
las manos.
Por áhi se agrandó la
rueda
porque otro, a cual
más ladino!
de la ramazón de un
pino
se colgó como una
seda:
era el quilmeño Tejada
que’n el concurso no
entró;
pero el hombre
demostró
su habilidá en esa
doma
al largarse’esa maroma
sobre un zaino que
enfilo…
Viejo y todo como está,
si alguno apuesta unos
pesos,
le largó un paisano de’sos
pa’ mostrar su
habilidá;
y aunque lo nieguen
acá,
o por allá por la
loma,
estas hazañas de doma
yo afirmo como
Echenique,
y en corral de palo a
pique,
“el salto de la maroma”…
Versos de Bartolomé
Rodolfo Aprile