Que baile, Cristo me valga!
De
aquello de estilo criollo,
en
donde se larga el rollo
y
salga por donde salga!
Hubo
asado y de la nalga
a
eso de la media noche,
de
yerba se hizo derroche
y
también de tortas fritas
que
amasaron las chinitas
Candela
y Paula del Broche.
De
temprano ya se vía
animada
la reunión
y
sonaba el acordeón
con
bastante algarabía.
Era
un taita que se había
enamorao
de Isabel,
una
gringa que es la miel
más
dulce y apetecida,
alta,
linda y derretida
como
azúcar de pastel.
Cebaba
mate Asención,
una
morocha elegante
y
era pa’ bailar… de aguante
en
el mesmo pericón
y
bailando, en el montón
estaba
Amalia la indina,
una
criollita divina
changüisera
que da miedo,
que
le hace chupar el dedo
al
platero de la esquina.
Después
estaba María
la
botija coquetona,
con
unos ojos de leona
y
los labios de sandía,
y
les garanto que olía
a
pacholí la tal moza.
¡Qué
rubia más cosquillosa
para
bailar la milonga!
Sino
que lo diga Monga
que
andaba en la refalosa.
Después
pa’ cuidar el rancho
estaba
la linda Andrea,
la
de cuerpo de batea
y
los ojos de carancho.
Hizo
conquista con Pancho
el
hermano de Estevana
y
perdió una caravana
en
medio del entrevero
¡cómo
le sudaba el cuero
a
la maldita paisana!
Y
que bochinche se armó
al
último, santo Cristo!
Hubo
que sin ser visto
a
una dama pellizcó,
la
endivida corcoveó
y
gritó aquí, gritó allá,
se
quedó en la escuridá
la
sala, porque al momento
apagó
un gaucho de intento
la
luz. ¡Qué barbaridá!
Cuando
la luz se prendió
la
autoridá fue dentrando
y
el criollaje recelando
puerta
ajuera disparó
Paulita
se desmayó
y
a mí me gustó la cosa,
pues
le regalé una rosa
a
una china que acetó…
Y
la farra terminó
muy
linda y muy borrascosa.
(Canelones, ROU, 1905)
Versos de CAMALOTE
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