Pasa Calero al tranquito,
de tiro va la madrina
que parece una gallina
seguida por los pollitos,
diez azulejos mansitos
prolijos y bien tuzao,
el paisano en su montao,
por su aspecto, y su linaje,
se asemeja al personaje
del “Martín Fierro” extractao.
Lleva un moro de lunar
zarquito de un ojo, argel.,
es un lujo andar en él,
que él solo se puede dar.
Ya tres años, fue a domar,
por “Veinticinco de Mayo”
una tropilla de bayos;
por su conducta y aplomo
se lo obsequió el mayordomo
cuando entregó los caballos.
Se va perdiendo en el bajo
siempre nomás al tranquito,
cada vez más despacito
se oye el galope ‘el badajo,
pa’ verlo ya dá trabajo,
es un punto en el paisaje,
va ensombreciendo el paraje
la noche en densa porfía
y un tinte de lejanía
borró del todo su imagen.
Supo por otro tropero
que Anchorena, en “Saladillo”,
compró cuatro mil novillos
pa’ invernar en “Baradero”;
y allá va este gaucho entero
al que no asustan los fríos,
tampoco teme al estío
y es feliz, andando en viajes
empujándolo al vacaje
a poncho y a griterío.
Al tiempo por la pradera
se vio cruzar de pasada
una inmensa novillada
levantando polvadera.
Marchando en la cabecera
venía este gaucho argentino
cuidando con mucho tino
que por pingos y novillos
no fuese haber “romerillo”
a los costaos del camino.
Dejaba la rastrillada
la tropa en su movimiento
y el grito del hombre, al viento,
la paz del campo, quebrada;
responsable Mario Almada
capataz en un rosillo;
precediendo los novillos
venían tropillas preciosas
y algunas yeguas celosas
mezquinando los potrillos.
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