Cuando amanece la aurora
con sus tintes purpurinos,
cuando se escuchan los trinos
de la calandria cantora,
cuando el alma, soñadora,
siente un algo indefinido…
y el campo, humedecido,
despierta de su letargo,
yo estoy tomando el amargo
en mi ranchito querido.
Después ensillo el overo
con todo esmero y cuidado,
fijándome si está aseado
mi pobre y sencillo apero…,
Tranquilo calzo el sombrero,
monto y salgo al trotecito
en dirección al bajito
donde pastea la tropilla,
y al flamear de mi golilla
voy silbando un estilito.
Y allí, lleno de alegría,
sin malestares ni penas,
cumplo las rudas faenas
de la humilde hacienda mía,
luego, cuando muere el día,
y vuelve el ave a su nido
y el campo todo florido,
torna otra vez al letargo,
yo estoy tomando el amargo
en mi ranchito querido.
Autor desconocido
(Tomado por Mario Anibal López Osornio,
a Amadeo de la Canal y Pedro Banegas)
Las décimas fueron recopiladas sin título
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